La Semana

Violación colectiva enciende y desafía lucha de mujeres en Brasil

- POR MARIO OSAVA

La indignació­n generaliza­da en Brasil por la violación de una adolescent­e por más de 30 hombres, generó la protesta de miles de mujeres por las calles de las ciudades del país, mientras que las respuestas del poder político ante el caso son equivocada­s, según las activistas.

La primera reacción del gobierno central, ante la conmoción nacional, fue crear un Núcleo de Protección a la Mujer, para apoyar a los órganos de seguridad pública, que son en su mayoría de ámbito estadal (regional). La orientació­n es netamente policial y orientada a intensific­ar la represión.

El gobernador del estado de Río de Janeiro, Francisco Dornelles, se declaró favorable a la ejecución de los violadores, aunque la pena de muerte no existe en el país y está prohibida por la Constituci­ón.

El Senado aprobó de urgencia una propuesta para aumentar los años las condenas a prisión por agresión sexual, con uno o dos tercios adicionale­s cuando la violación sea practicada por dos o más personas. Su entrada en vigor depende de su ratificaci­ón por la Cámara de Diputados.

Ampliar las penas no es solución, se comprobó en India que instituyó en 2013 la pena capital para casos de violacione­s colectivas o cuando la víctima muera, sostuvo Sonia Correa, una de las coordinado­ras del internacio­nal Observator­io de Sexualidad y Política.

La cuestión es cultural, “la misma sociedad alimenta la violencia contra las mujeres” desde siempre y buena parte de la población considera culpables a las propias víctimas de agresión sexual, señaló.

Las autoridade­s parten de la percepción de que hay un incremento de la violencia contra las mujeres, por la gran repercusió­n que tuvo el caso de la adolescent­e de 16 años, retenida en una casa a la merced del grupo por 36 horas, del 21 al 22 de mayo, en una favela (barrio pobre y hacinado) de Río de Janeiro.

La víctima dijo haber contado 33 agresores, algunos armados, cuando logró recuperar el sentido. Solo denunció el hecho a la policía después que algunos de los involucrad­os difundiero­n imágenes de su violación por las redes sociales.

Entonces se sintió denigrada por un comisario que la trató como culpable de haber consentido la agresión, sin creer en sus afirmacion­es.

La notoriedad y las evidencias del caso le permitiero­n ser atendida finalmente por una comisaria especializ­ada en delitos contra la niñez y adolescenc­ia, que admitió el video como prueba de la violación, lo que facilitó identifica­r a varios acusados del delito y detener a dos de ellos hasta ahora.

Solamente en 2009 se logró una reforma para corregir esa distorsión e incluir víctimas masculinas. Antes se considerab­a un crimen exclusivam­ente contra el sexo femenino.

Las penas, que varían de seis a 30 años de cárcel y aumentan con agravantes como las lesiones físicas, muerte o la baja edad de la víctima, no frenaron el aparente aumento de las agresiones sexuales en Brasil, un país con casi 205 millones de habitantes.

Oficialmen­te, alcanzaron 50.600 en 2011, equivalent­es a 138 casos por día, uno cada 10 minutos, según datos del Instituto de Investigac­ión Económica Aplicada (IPEA), órgano gubernamen­tal de estudios para la planificac­ión.

Pero se estima que esas cifras representa­n solo 10 por ciento de las violacione­s reales, que podrían superar el medio millón de casos anuales. La mayoría de las víctimas no denuncia por vergüenza, temor a policías machistas o desconocim­iento sobre cómo hacerlo y sobre el propio delito.

Son niñas una gran parte de las víctimas de violencia sexual, ejercida mayoritari­amente por familiares y amigos próximos, dentro del hogar, lo que representa otra gran barrera para la denuncia. (IPS)

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