La Semana

Mercado de Pulgas: un paraiso ambulante THE TULSA FLEA MARKET: a mobile paradise

- POR MARINA SALGADO | TULSA, OK

Para los amantes de las grandes ofertas, el Mercado de Pulgas de Tulsa es uno de los lugares ideales donde pueden encontrar precios de ganga en toda clase de mercadería incluyendo antiguedad­es y obras de arte que se vende por casi el diez por ciento de su valor real.

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If you love bartering there is a place you must visit here in Tulsa, a flea market where you can find the best prices on all kinds of good ranging from antiques to art pieces sold at around 10% of their real value.

En el recorrido de un domingo soleado, esta reportera pudo conversar con algunos propietari­os de negocios que siempre están con las caras sonrientes porque, según la mayoría, es un negocio que les deja dinero y mucha satisfacci­ón personal porque pueden intercambi­ar con gente de diferentes nacionalid­ades y estratos culturales.

Según Roger Skags (68) dice que lleva 45 años en el negocio y que eso le permite mantenerse activo porque afirma ,“yo tengo un olfato muy especial para las antiguedad­es y obras de arte que compro en diferentes partes de la ciudad y cuando me doy cuenta que un objeto que es antiguo o tiene una firma de renombre lo separo para buscar precios en internet. Una vez que lo identifico, pongo un precio que no excede el 50 % de internet y mi precio es inamovible hasta que se venda”.

Una multitud de familias deambulan por las cuatro manzanas de pequeños puestos donde se vende hasta lo inimaginab­le: ropa, zapatillas nuevas y usadas se ofrecen al mejor postor. Allí se mezclan toda clase de culturas pero, es predominan­te la comunidad mexicana.

Los puestos de comida y los vendedores ambulantes de panecillos y otras delicias ofrecen sus productos desde muy temprano los sábados y domingos.

Es un paseo alucinante destinado aquellas personas que aman una forma de descubrir tesoros en medio de un laberinto de objetos que no tienen ningún valor. Los objetos de arte y antiguedad­es están despersos para los ojos de aquellos que aman el arte. Es verdad que muchos de esos objetos necesitan de un trabajo previo antes de darle un buen uso, pero también pueden encontrars­e otras obras que ya fueron restaurado­s.

Otros propietari­os como, Gerardo Ortiz,Peter Mendoza que venden de todo un poco confesaron a La Semana con una elocuencia de felicidad que “hace mucho tiempo que decidídier­on dedicarse a este negocio porque ya estaban cansados y enfermos del estres que les provoca tene negocio propio o emplearse. Ahora soy mi propio jefe, trabajo los fines de semana y hago buen dinero. No tengo que preocuparm­e de pagar taxes, de nóminas de empleados y de presupuest­os que nunca alcanzan”.

En ese laberinto de gente y pequeños puestos que se extiende desde la calle Memorial hasta la Mingo sobre la calle Admiral la mente vuela por la mágia de ese intercambi­o de objetos históricos, obras de arte europeo por precios que los conocedore­s de arte se quedan con la boca abierta. Además se puede encontrar una gran variedad de utencilios para la cocina, electronic­os y toda clase de muebles usados y nuevos. Y los amantes de paladares exigentes pueden disfrutar de una buena variedad de comida internacio­nal como las enchiladas, las pupuzas, el ceviche peruano y las arepas colombiana­s.

El Mercado de Pulgas recibe toda clase de clientes. Allí concurren desde artistas de renombre, gente de alta alcurnia hasta curiosos, aventurero­s y anticuario­s que buscan encontrar los objetos soñados. Es un hermoso paseo para recorrer con los ojos bien abiertos y dejarse invadir por la nostalgia del pasado.

Pero no puede pasar desapercib­ida la influencia de la comunidad latina porque ellos son los que le dan un toque especial de colorido, mágia y del concepto de familia a este mundo de sorpresas. (La Semana)

ENGLISH

On a recent sunny morning La Semana was able to chat with some of the shop owners who received us with open arms and with huge smiles, because they believe congeniali­ty is essential in a business in which interperso­nal relations make the difference, especially when dealing with people from all nationalit­ies and cultures.

Roger Skags, age 68, has been in the business for more than 45 years and swears to have “a special talent to detect the antiques and art pieces that I buy in different parts of the city, and which I later identify on- line and compare prices. Once I have identified the object I give it a price of no more than 50% of that I’ve found online, and I don’t change the price until the object is sold.”

Crowds walk around the aisles of small shops where you can buy even what you didn’t know was possible: clothes, sneakers used and new, appliances, etc. Even though you can smell cultural diversity in the air, most shoppers are Mexican.

On Saturdays and Sundays the market has food trucks and street vendors offering hot bread and other delicacies. Food makes this weekend promenade an interestin­g way to spend your leisure time, while going on a treasure hunt through the vast amount of accumulate­d dusty objects in the stores.

Gerardo Ortiz Mendoza is another businessma­n who sells everything you can buy.

“We started this business because we were sick and tired of the stress involved in running your own store or even working as an employee,” Mendoza said.” Now I’m my own boss, I work during the weekends and make good money. I don’t have to worry about paying taxes, dealing with employees and being on budget.”

The labyrinth of small shops that goes East from Memorial to Mingo along Admiral Blvd. is just magical - - one can feel the past pulsing from the odd and not so odd items sold, European antiques, fine china, and unforgetta­ble paintings. For those wanting to refresh their house, remember you can find a lot of solid furniture at outstandin­g prices, kitchen appliances and all kinds of new and used items.

If you love eating don’t miss the enchiladas, pupuzas, ceviche peruano and arepas colombiana­s. The Latin community adds real spice to the place, with color, magic, wonderful plates for all the family, and more surprises.

The flea market welcomes all kinds of clients, from renowned artists and aristocrat­s to adventurer­s and family men. It’s a great treat for a weekend full of mesmerizin­g experience­s. (La Semana)

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