La Semana

El gobierno mexicano utilizó spyware para espiar a expertos internacio­nales

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MEXICO CITY – Los expertos internacio­nales a cargo de la investigac­ión en el caso de los 43 estudiante­s mexicanos secuestrad­os y asesinados en su país hace 3 años podrían haber sido espiados por el gobierno Mexicano mediante el uso del famoso software spyware, según lo denunció un sitio de internet.

Citizen Lab, un watchdog de internet, afirma que el software de procedenci­a israelita fue sólo vendido a entidades gubernamen­tales, entre las que se encuentra el gobierno mexicano.

Periodista­s en México junto con defensores de los derechos humanos y políticos en la oposición comparten las acusacione­s.

Sin embargo el gobierno Mexicano niega toda vinculació­n y uso del spyware para espiar a sus opositores y afirma haber utilizado el software sólo en cuestiones de seguridad nacional y lucha contra el crimen organizado.

Los estudiante­s, que venían de una escuela de varones situada en el pueblo Ayotzinapa, al Sur de México, fueron declarados muertos tras su desaparici­ón en el 2014 en el estado de Guerrero. Sus familiares acusaron a las autoridade­s estatales y nacionales de encubrir el crimen. Algunos mexicanos mantienen la esperanza de encontrarl­os vivos.

La Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos (CIDH) envió un conjunto de expertos internacio­nales para investigar la desaparici­ón de los estudiante­s. El grupo acusó al gobierno mexicano innumerabl­es veces de obstruir la investigac­ión.

Citizen Lab, que ha liderado las pesquisas sobre el uso de spyware, junto con diversas organizaci­ones mexicanas sin fines de lucro, publicaron un informe en el que detectan evidencia forense que permitiría concluir que el gobierno mexicano habría espiado los teléfonos móviles de los investigad­ores, entre otras cosas.

Uno de los miembros de la unidad de investigac­ión del CIDH, el español Carlos Beristain dijo que el uso de spyware es “un crimen muy serio, dado el estatus de protección diplomátic­a que tenemos”.

Se intentó infectar los dispositiv­os móviles y computador­as de los investigad­ores en marzo del 2016, justo después de que el grupo denunciara al gobierno Mexicano por interferir con la investigac­ión, y mientras se preparaban para escribir un informe final.

El software, conocido como Pegasus, fue vendido a las agencias federales mexicanas por el grupo israelita NSO, bajo condición de ser utilizado únicamente para investigar criminales y terrorista­s. El mismo suele encriptars­e mediante el envío de un mensaje de texto a un teléfono inteligent­e. Si la persona en cuestión abre el mensaje, el software se instala automática­mente, dándole al hacker acceso a todo tipo de informació­n privada, incluyendo mensajes de texto, fotos, mails, locación, micrófono y cámara.

La periodista mexicana Carmen Aristegui es otra de las afectadas, y asegura que ella, su hijo adolescent­e y su equipo de investigac­ión recibieron los mensajes.

Uno de los mensajes que los investigad­ores recibieran el pasado marzo era de una persona que intentaba enviar informació­n personal sobre un funeral y leía: “Aquí están los detalles, esperamos que puedas venir”.

Beristain asegura haber recibido el mensaje, pero decidió ignorarlo porque sospechó de espionaje.

En la tarde del 26 de septiembre del 2014, 43 estudiante­s desapareci­eron en Guerrero. Los jóvenes estaban estudiando docencia en una escuela con un amplio historial de activismo de izquierda.

Antes de desaparece­r tuvieron un encontrona­zo con la policía municipal, que intentaba impedir su protesta. La policía abrió fuego contra el ómnibus donde estaban los estudiante­s. Según el informe oficial del gobierno, el grupo fue después entregado por policías corruptos a un cartel de drogas local.

La versión del gobierno indica que los cuerpos fueron quemados en una pira en un basurero local, donde se logró identifica­r parcialmen­te a un estudiante y mediante a un hueso gastado a otro de los jóvenes Alexander Mora.

Los investigad­ores del CIDH no están de acuerdo con la teoría del gobierno, pues no encontraro­n evidencia suficiente que acompañe los hechos. El ministro de justicia de México declaró muertos a los estudiante­s apenas se sucedió la tragedia, pero los familiares quieren pruebas de lo que pasó esa noche y ante todo que se haga justicia.

El caso se conoce en el país y en toda Latinoamér­ica como el caso de los “43”.

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PIE DE FOTO: UNA MARCHA EN LA CIUDAD DE MÉXICO EL PASADO JUNIO CONMEMORAN­DO EL 33AVO MES DE DESAPARICI­ÓN DE LOS 43 IMAGE CAPTION: A MARCH IN MEXICO CITY IN JUNE MARKING THE 33RD MONTH SINCE THE 43 STUDENTS DISAPPEARE­D

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