La política anti-inmigratoria de Donald Trump
WASHINGTON, DC – El primer año de la administración Trump llega a su fin y una de sus políticas ha quedado marcada a fuego, el ataque a los inmigrantes y “al otro”. En esta edición ofrecemos un recuento de las acciones de Trump en materia inmigratoria, su visión extrema sobre la industria laboral y la cruel implementación de una agenda que parecería demostrar la peor versión de Estados Unidos.
Las acciones ejecutivas de la administración Trump han sido indiscriminadas, crueles e inescrupulosas
Una visión radical
Bajo el liderazgo del presidente Trump y con la ayuda de asesores y funcionarios como John Kelly, y Stephen Miller, esta presidencia ha intentado implementar una visión radical que busca expulsar y evitar el ingreso de inmigrantes y refugiados para revertir la diversificación demográfica de América. Una serie de comentarios, memos, prácticas y publicaciones oficiales dejan claro que la visión de la administración es deportar y excluir a todos los que se pueda.
La orden ejecutiva de refuerzo de la seguridad interna hizo evidentes los miedos de la comunidad inmigrante, pues hay 11 millones de personas bajo riesgo de deportación. Un memo publicado por el ICE en el pasado mes de febrero anunciaba que “A partir de ahora los oficiales podrán detener a todos los inmigrantes extranjeros que encuentren en el curso de sus tareas”.
En diciembre el director del ICE, Thomas Homan declaró ante la Associated Press: “El presidente fue muy claro con su orden ejecutiva, no hay nadie que se salve. Si usted está en este país de manera ilegal, sepa que lo estamos buscando y eventualmente lo arrestaremos”.
La administración hizo moneda corriente los raids contra los inmigrantes, contra aquellos que son fáciles de agarrar, que nunca fueron prioridad del ICE, pero que podían tenerse sin dificultad en las visitas de rutina a dependencias del gobierno como el DHS y las audiencias en la corte.
La cruel implementación
En nombre de los contribuyentes de Estados Unidos y con nuestros dólares la administración Trump se comprometió con un operación masiva para cultivar el miedo y separar familias deportando la mayor cantidad de gente posible. Ya no importa hace cuánto que esos inmigrantes viven en el país, cómo han contribuido al desarrollo de nuestra economía, cuántos hijos americanos tienen ni su carencia de prontuario criminal.
Bajo la administración Trump se duplicaron los arrestos de inmigrantes sin prontuario criminal y las deportaciones crecieron un 37%. Estas estadísticas son sólo una pequeña parte de un maquiavélico plan que además incluyó: La veda de ingreso al país a millones de musulmanes; el fin del DACA y el limbo institucional de unos 800.000 dreamers que esperan una resolución del congreso; la eliminación de la lista de prioridad de deportación y la deportación de personas con décadas en el país; la detención y deportación de inmigrantes que cumplen con la ley y regularmente chequean su situación con el gobierno; la abolición de las protecciones a los menores de centro américa que huyen de la violencia; la caída en la tasa de aceptación de refugiados; el uso de la violencia y los estereotipos para fomentar raids contra los jóvenes inmigrantes; el castigo las jurisdicciones que ofrezcan asilo y santuario a los inmigrantes; la disminución de las posibilidades de inmigrar legalmente a Estados Unidos en múltiples formas; el desmantelamiento de la protección a 300.000 personas que tenían asilo temporal y finalmente el pedido de billones de dólares a los estados para financiar un muro en la frontera con México y crear nuevos centros de detención.
Claro que todas estas estadísticas y palabras vacías no ilustran el padecer de las personas reales y las familias que están siendo devastadas por esta tragedia política. Miles de madres y padres son separados de su hogar todos los días, personas que vivían en este país desde hace décadas, que tienen hijos americanos, que han cumplido con todas las leyes de este país por año y que no son los “Malos hombres”, que Trump prometió deportar en su campaña, sino contribuyentes de esta nación.
Las acciones ejecutivas de la administración Trump han sido indiscriminadas, crueles e inescrupulosas. Los dreamers han sido los más atacados por estas leyes, incluyendo los beneficiados por el DACA como Osman Enriquez de Pennsilvania, quien recientemente fue arrestado por el ICE tras perder la protección del DACA por un retraso en el correo durante el proceso de renovación.
El odio de esta administración hacia los jóvenes inmigrantes fue capturado en el arresto y detención de María Hernandez, una niña de 10 años que tiene parálisis cerebral y que vive en Texas desde los 3 meses. Agentes del CBP siguieron a la ambulancia que trasladaba a Rosa desde la frontera hasta el hospital Corpus Christi y la detuvieron sin que estuvieran presentes sus padres o tutores. Esta niña y otros jóvenes hubieran calificado para el DREAM Act y nadie en su sano juicio podría decir que son una prioridad para los agentes de deportación. (America’s Voice)