PRIMER AÑO DE TRUMP: UN PRESIDENTE PARA EL 1%
Hace un año, el presidente de Trump comenzó su presidencia comprometiéndose con el principio de que “una nación existe para servir a su gente” y prometiéndole al país que los “hombres y mujeres olvidados dejarán de serlo”. Doce meses después, es claro que esas palabras representan una mentira central de su presidencia.
En medio de las innumerables controversias, el foco del primer año de Trump ha sido su empeño en enriquecer aún más a los millonarios y a las grandes corporaciones a expensas de los trabajadores estadounidenses. En cada momento, Trump y Pence se han puesto del lado de los intereses especiales que habían prometido atacar, mientras que colocan a los trabajadores, incluyendo a quienes votaron por ellos, de último.
Trump y su partido han pasado la mayor parte del año tratando de quitarle el cuidado de la salud de decenas de millones de estadounidenses y hasta lo utilizaron como una forma de pagar por una reducción de impuestos para los más ricos. El plan impuestos que aprobaron le dio el 80% de los beneficios al 1% de quienes ganan más dinero. Más que promesas rotas, eso es una traición descarada.
Al mismo tiempo, Trump, Pence y su gabinete le hicieron la guerra a las familias trabajadoras a través de sus esfuerzos para realizar recortes masivos a programas de capacitación laboral, eviscerando protecciones para estudiantes con préstamos y haciendo que sea más difícil ahorrar para el retiro, ésto tan sólo para nombrar algunos ejemplos. Más que promesas rotas, eso es una traición descarada.
Una y otra vez Trump y sus alcahuetes republicanos han mentido al pueblo estadounidense para cubrir la brecha entre su retórica y sus políticas. Cuando Trump fue confrontado con preguntas acerca del hecho innegable de que su plan de impuestos le ahorraría cientos de millones, él dijo que no era cierto. Cuando los republicanos no querían admitir que su plan de salud cortaría cientos de millones del programa Medicaid, dijeron que no era cierto.
Estas mentiras son las verdaderas “noticias falsas” de la presidencia Trump, sin embargo el impacto en Estados Unidos es muy real y pueden preguntárselo a los empleados de la planta de Carrier en Indianápolis. Hace un año, Trump y Pence prometieron salvar sus puestos de trabajo y anunciaron un acuerdo con bombos y platillos. Ahora sabemos que sólo eran promesas vacías. Mientras que la compañía está recibiendo millones en incentivos fiscales, los trabajadores todavía están recibiendo cartas de despido. Esta es la historia del primer año de Trump.
La amenaza que Trump representa para nuestra prosperidad como nación se extiende más allá de las políticas económicas, se debe también su comportamiento insensato y la retórica divisiva. El presidente que lanzó su campaña con un ataque racista en contra de los inmigrantes mexicanos, cerró su primer año insultando y denigrando a más países. Los demócratas sabemos que la diversidad de los Estados Unidos no es sólo una parte del corazón y el alma de nuestra nación, sino que también es una ventaja competitiva. Somos un lugar donde las ideas, la innovación y los sueños florecen. En lugar de reconocer esto como una fortaleza, Trump lo ha atacado sin descanso.
Mientras que Trump y el Partido Republicano continúan su campaña para premiar a los ricos a expensas de la clase media, los demócratas seguiremos luchando para crear una economía que funcione para todos; para crear más puestos de trabajo con salarios más altos y para garantizar que cada estadounidense tenga la oportunidad de salir adelante y mantenerse adelante.
Trump no ha cumplido sus promesas económicas.
Durante su campaña Trump hizo grandes promesas de crecimiento económico, traer de vuelta empleos, aumentar los salarios y proteger a los trabajadores estadounidenses. Nada de eso se ha cumplido.
Trump no trabaja para las familias de la clase media.
La prioridad de Trump es enriquecer sus negocios y a sí mismo.