El delicado equilibrio entre tener y no tener hijos
La población mundial ha cambiado mucho en los últimos 50 años, pero muy poco se comprende de la transición demográfica y de las razones que la impulsan.
En el último medio siglo, la natalidad se redujo en el mundo a la mitad, llegando a la tasa actual de 2,5 hijos por mujer.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) estima que habrá 1.000 millones de personas en el mundo para 2100.
En ese contexto, es necesario comprender mejor los factores que inciden en la natalidad, pero no se sabe mucho, dijo a IPS el secretario general de la Asociación para el Desarrollo de la Población Asiática (APDA), Osamu Kusumoto.
El fenómeno se refiere al pasaje de una elevada a una baja natalidad, que comenzó en América del Norte y en Europa occidental en el siglo XIX. Un proceso similar se vio luego en las naciones en desarrollo de Asia, América Latina y África.
Algunos especialistas creen que el cambio se debió a la disminución de la mortalidad, y otros se inclinan más por factores culturales y socioeconómicos como responsables de la transición demográfica.
En la década de los años 50, Mongolia aceleró su desarrollo social con ayuda de la entonces Unión Soviética.
Siguiendo los modelos económicos socialistas, se registró un avance significativo en educación y salud y se implementaron políticas para favorecer la natalidad, lo que llevó a un aumento sin precedentes de los nacimientos .
Entre fines de los años 50 y hasta los años 80, la población de Mongolia se duplicó, pasando de 780.000 a dos millones de habitantes.
Pero con el colapso de la Unión Soviética, la natalidad en Mongolia se desplomó, un hecho raro en países pobres y, al parecer, fue el resultado de las malas condiciones socioeconómicas del país.
Muchos investigadores, entre ellos Kusumoto, también creen que la transición demográfica y la economía de mercado en esa nación asiática impactaron en la natalidad.
Por ejemplo, con más libertades y un mejor acceso a la educación, las mujeres se empoderaron más.
A diferencia de lo que ocurre en muchos países en desarrollo, las mongolas tienen un mejor nivel educativo en relación con los hombres, y representaron 62 por ciento de los graduados universitarios en 2015. Y también hay menos mujeres sin trabajo que hombres sin trabajo.
Las mongolas demoraron la maternidad durante el caos de los años 90, y la mejora registrada en el nivel educativo de las mujeres también hizo que se postergaran los casamientos y, con ellos, la maternidad.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) pueden llegar a incidir en las futuras tendencias demográficas.
Los ODS incluyen metas concretas sobre mortalidad, salud y educación, y los investigadores creen que su imple- mentación puede ayudar a reducir el crecimiento de la población.
Aunque es una de las naciones más prósperas de Asia, la disminución de la natalidad en Japón llegó a un grado insostenible, lo que generó una gran preocupación por su posible impacto social y económico. (IPS)