La Semana

Una caravana de tragedias humanas

- POR WILLIAM R. WYNN | TULSA, OK | bill@lasemanade­lsur.com

Los ojos del mundo están posados en la caravana humana de migrantes que caminan del Sur de México a los Estados Unidos, sus desventura­s y el torbellino político que rodea las crueles ideas políticas de Donald Trump y el juego de ajedrez humano que juega el gobierno mexicano.

Entre todas estas tragedias, la que recibió mayor atención es la historia de las 7000 almas en pena que caminan desde Honduras huyendo del dolor y la violencia, sin saber qué les sucederá en la ruta y si podrán llegar a destino y evitar la muerte y la deportació­n.

Honduras es la capital mundial de los asesinatos, el país caribeño registra 90 muertes cada 100.000 habitantes, una cada mil personas, el doble de muertes que tenía hace dos décadas y 20 veces más que la tasa de asesinatos de Estados Unidos. Es una paradoja que los hondureños prefieran morir en la ruta a Estados Unidos que en su propio país a manos de las pandillas.

Mientras las agencias de medios descendían en Tapachula, México, cerca del límite con Guatemala, se encontraro­n rápidament­e con la imagen que buscaban: las caras de los niños hambriento­s y desamparad­os, bebés e infantes acobijados en los brazos de sus padres, con miedo en los ojos. Hombres y mujeres caminan con un pasado conocido: historias de muerte, violación y desidia. A muchos le asesinaron a sus padres y los que quedan quieren dejar todo tras para ir al Norte salvador, sin pensar en la prosperida­d, simplement­e en la superviven­cia.

Es una tragedia humana de proporcion­es épicas, pero Trump no lo ve así, sólo usa el problema como oportunida­d política para ganar las elecciones de noviembre por medio de un discurso xenófobo. En sus declaracio­nes de campaña, marchas y obviamente en las redes sociales Trump dijo que la caravana está conformada por individuos peligrosos que pueden dañar a los Estados Unidos. “Tristement­e parece que la policía militar de México no puede detenerlos en el camino a nuestra frontera”, declaró Trump en Tweeter. “Hay criminales de Medio Oriente que también están marchando”. Palabras vacías de certeza que buscan llegar a los oídos de la derecha conservado­ra y racista, una estrategia diseñada para que el GOP gane las elecciones del 6 de noviembre y Trump finalmente pueda dejar que el ejército intervenga la frontera y construya el tan famoso muro. “Ya he alertado a la patrulla de fronteras y al ejército sobre esta emergencia nacional”, escribió Trump, sin compasión alguna. “¡Hay que cambiar las leyes!”, agregó.

El presidente siembre se ha visto a si mismo como un defensor de la ley y el orden, pero hacerle amenazas a los refugiados de la caravana es un tanto hipócrita. Como parte del protocolo de refugiados firmado en 1967, la ley internacio­nal es la que gobierna cómo hay que proteger a los refugiados y a quienes solicitan asilo. Los Estados Unidos tienen la obligación legal de iniciar el proceso de admisión de quienes solicitan asilo y dar protección especial a las mujeres y a los niños, algo que se debe respetar con dignidad y la frente en alto. Y a pesar de saber esto Trump insiste en desacredit­ar la ley internacio­nal, con amenazas, diciendo que va a usar al ejército para confrontar a los refugiados e intimidand­o sin tregua al gobierno de Peña Nieto, en una movida que para muchos implica cuestionar la propia soberanía del país del Sur.

María Irias Rodríguez tiene 17 años y está huyendo de Honduras con su bebé de 8 meses, su hijo de 2 años y su esposo, para ella los problemas políticos no son nada en comparació­n con su determinac­ión y la necesidad de proteger a su familia. “Queremos llegar a Estados Unidos”, le dijo Rodriguez al New York Times mientras le faltaban caminar las 1600 millas que separan Tegucigalp­a de Brownsvill­e. “Si nos detienen ahora, vamos a volver”. (La Semana)

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