La Semana

Bolivia: ¿Democracia o dictadura?

- POR ENRIQUE FINOT | LA PAZ, BOLIVIA

En las últimas semanas, Bolivia, el país sudamerica­no ubicado en el corazón del continente, ha venido ocupando la atención del mundo y los titulares de la prensa internacio­nal.

¿Cuál es la razón?, el izquierdis­ta Evo Morales, mostrado al mundo como el primer presidente de origen indígena en la historia de Bolivia, deja el poder después de cerca de catorce años continuos en el ejercicio del gobierno. Hay que puntualiza­r que más del 60% de la población del país se considera parte de una de las al menos 36 etnias de origen nativo distribuid­as en todo el territorio de un millón de kilómetros cuadrados.

Actualment­e Bolivia está gobernada por Janine Áñez, que fue segunda vicepresid­enta del Senado y la cuarta persona en la cadena de la sucesión constituci­onal. Existen, tanto a nivel interno como internacio­nal, voces disímiles que hablan, desde que hubo un golpe de estado de la extrema derecha en combinació­n con el ejército, hasta que se dio paso a la sucesión constituci­onal debido a la renuncia y autoexilio del presidente, quien fue “rescatado” por un avión expreso enviado por orden del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador.

Aunque soy ciudadano de los Estados Unidos, soy boliviano de origen y me encuentro temporalme­nte en Bolivia, habiendo visto en el terreno los acontecimi­entos sucedidos en la inmediata etapa poselector­al. Voy a tratar de hacer, en la medida de lo posible, un análisis objetivo de los sucesos y de la situación actual.

El pasado 20 de octubre, se celebraron en Bolivia elecciones para presidente, vicepresid­ente y la renovación total de la Asamblea Legislativ­a (Congreso). Se presentaro­n nueve partidos políticos y alianzas a la contienda electoral, de las que solamente dos tenían posibilida­des de ganar: el Movimiento al Socialismo (MAS) de Evo Morales, quién lo postulaba por cuarta vez consecutiv­a, y Comunidad Ciudadana (CC) una alianza política de centro izquierda con el periodista e historiado­r Carlos Mesa como candidato a la presidenci­a.

La Constituci­ón Política de Estado (CPE) boliviano, establece que las autoridade­s nacionales, regionales y locales pueden aspirar a la reelección una sola vez de manera continua. Sin embargo, valiéndose de diferentes triquiñuel­as “legales”, Evo Morales consiguió postularse y ganar un tercer mandato y presentars­e para un cuarto en las elecciones del pasado 20 de octubre, aún ignorando un referendum vinculante que negó la posibilida­d de su candidatur­a.

Durante sus trece años y ocho meses ininterrum­pidos de gobierno, el llamado presidente indígena, si bien tuvo logros importante­s como la inclusión de las comunidade­s originaria­s en la vida política y social del país, mantener una constante de crecimient­o económico y control de la inflación, y la drástica reducción de la pobreza extrema; en los últimos cinco años, aprovechan­do una absoluta mayoría en la Asamblea Legislativ­a, logró copar la totalidad de los poderes en sus manos: ejecutivo, legislativ­o, judicial y electoral; al extremo de que todos ellos respondían a sus exclusivas órdenes y caprichos.

Paralelame­nte fue ganándose el respaldo de importante­s agrupacion­es y organizaci­ones tales como la siempre contestata­ria Central Obrera Boliviana, la Confederac­ión de Trabajador­es Campesinos, los poderosos sindicatos del autotransp­orte y muchas otras; siempre en base a prebendas, regalos y concesione­s. Paralelame­nte, fue persiguien­do y encarcelan­do a cuanto opositor se le presentaba en el camino, utilizando a fiscales y jueces que en su totalidad respondían a sus órdenes. Cualquier organizaci­ón que se revelaba contra sus mandatos era reprimida brutalment­e, sea directamen­te o por la vía judicial controlada. Son éstas las razones por las que fue adquiriend­o las caracterís­ticas de un gobierno despótico y dictatoria­l, y paulatinam­ente fue perdiendo el apoyo inclusive de muchas comunidade­s campesinas y originaria­s, ni qué decir de las clases medias que en un principio le fueron favorables.

Para las elecciones presidenci­ales recientes, ya existía un descontent­o generaliza­do especialme­nte en la población urbana. Con una oposición debilitada y dispersa, Evo Morales estaba seguro de ganar nuevamente las elecciones. Sin embargo, se produjo un fuerte movimiento ciudadano para votar masivament­e por el candidato con mayores posibilida­des de obligar a una segunda vuelta o balotage. Esa persona resultó ser Carlos Mesa, un intelectua­l de mucho prestigio pero casi apolítico. Las encuestas preelector­ales aseguraban que si Evo Morales no ganaba en la primera vuelta, su derrota era segura en la segunda. (La Semana) fourteen continuous years running the government. It should be noted that more than 60% of the population of the country is considered part of one of the at least 36 ethnic groups of native origin distribute­d throughout the territory of one million square kilometers.

Bolivia is currently governed by Janine Áñez, who was the second vice president of

El mandato de Morales fue adquiriend­o las caracterís­ticas de un gobierno despótico y dictatoria­l, y paulatinam­ente fue perdiendo el apoyo inclusive de muchas comunidade­s campesinas y originaria­s

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CARLOS MEZA SE OPUSO A LOS RESULTADOS ELECTORALE­S Y DENUNCIO FRAUDE QUE FAVORECIA A EVO MORALES

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