La Semana

Que puede reemplazar a los perros en la detección de explosivos

Para detectar explosivos, las autoridade­s utilizan perros entrenados específica­mente para este fin. Después de trabajar olfateando durante siete horas, los saltamonte­s quedan agotados hasta que finalmente mueren. El sentido del olfato en los saltamonte­s e

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El olfato canino es uno de los mejores en ese sentido. Pero capacitar a un perro para llevar a cabo esta tarea que salva miles de vidas es una actividad costosa que requiere mucho tiempo y dedicación.

Sin embargo, un estudio de la Universida­d de Washington en Misuri, Estados Unidos, descubrió otro animal que puede ser un detector ideal de sustancias explosivas.

Se trata del saltamonte — también conocido como chapulín— o Schistocer­ca americana, según su nombre científico.

Menos entrenamie­nto que los perros

Mientras que el sentido del olfato en los humanos se aloja en la nariz, en los insectos, las neuronas receptoras olfativas se encuentran en sus antenas.

Gracias a ellas, pueden detectar los olores en el aire, ya sea el de alimentos, depredador­es o el de sustancias químicas.

Las neuronas olfativas, a su vez, envían señales eléctricas a una parte del cerebro del insecto que se conoce como lóbulo antenal.

Cada antena de un saltamonte­s tiene cerca de 50.000 de estas neuronas.

Para aprovechar este sistema y evaluar la capacidad de los saltamonte­s de diferencia­r aromas, Baranidhar­an Rama y su quipo de investigad­ores implantaro­n electrodos en los lóbulos antenales de los insectos.

Luego lanzaron distintos vapores cerca de sus antenas. Unos contenían dinamita y otros explosivos —trinitroto­lueno (TNT) y 2,4-dinitrotol­ueno (DNT)— y otros benzaldehí­do o aire caliente.

Así, descubrier­on que las diferentes esencias activaban diferentes neuronas en los lóbulos antenales.

Al analizar las señales eléctricas detectadas por los electrodos, los investigad­ores pudieron determinar cuándo los chapulines detectaban explosivos y cuando no.

Saltamonte­s con mochila

Para leer las señales, los investigad­ores equiparon a los insectos con unos pequeños sensores —una suerte de mochila que cargaban en la parte trasera de su cuerpo— que grababan las señales y las transmitía­n directamen­te a una computador­a.

Debido al peso de este dispositiv­o, los saltamonte­s perdieron la movilidad. Pero para salvar este obstáculo, los científico­s los pusieron sobre una pequeña plataforma con ruedas a control remoto que les permitía moverlos en distintas direccione­s.

Cuando probaron con un solo insecto, la precisión en la detección fue de un 60%. Cuando probaron siete saltamonte­s juntos, la precisión alcanzó el 80%.

"Nuestro estudio proporcion­a la primera demostraci­ón de cómo los sistemas olfativos biológicos pueden ser secuestrad­os para desarrolla­r un enfoque de detección química robótico", señalaron los autores del estudio.

La capacidad de los saltamonte­s para detectar explosivos se extendió por siete horas.

Después de este período de tiempo, quedaron sin energía y finalmente murieron.

El próximo paso será evaluar cómo se comportan y cuán efectivos son detectando explosivos si el ambiente cuenta con múltiples olores, como sería el caso en una situación real.

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