La pandemia ayuda a acelerar la construcción del muro
Nayda Álvarez se siente olvidada. Mientras casi todo EE.UU. se recluía para luchar contra el COVID-19, obreros del Gobierno invadían su casa en el sur de Texas para tomar medidas para la construcción de un muro fronterizo que, a cambio de solo 100 dólares, le expropiará las tierras donde vio crecer a sus hijas.
"Están por todo el condado, esto sigue funcionando a pesar de que yo no creo que sea un negocio esencial", explica a Efe Álvarez, profesora de 49 años residente en el condado de Laredo, junto a la frontera con México. SEPULTADOS POR UN ALUD MEDIÁTICO
Los habitantes de la frontera sur de EE.UU., los más afectados por la promesa electoral del presidente Donald Trump de construir 800 kilómetros de muro en el límite del país con México, se lamentan de que el coronavirus ha relegado al olvido su situación.
Historias como la de Nayda Álvarez, a la que el Gobierno le ha hecho una primera oferta de 100 dólares, con posibilidad de negociar después, a cambio de la expropiación de sus tierras, se encuentran sepultadas bajo el alud informativo que supone la pandemia más importante de los últimos 100 años.
"Ahora mismo no estamos siendo escuchados y están pasando cosas", dice Álvarez. ACELERACIÓN DURANTE LA PANDEMIA
Numerosas organizaciones denuncian que la Administración de Trump se está aprovechando de esta coyuntura para acelerar el levantamiento del muro fronterizo sin apenas hacer ruido.
Según la organización Texas Civil Rights Project, desde que se detectó el primer caso de COVID19 en EE.UU., el 21 de enero, hasta principios de abril se han registrado en Texas 21 litigios entre dueños de propiedades fronterizas y el Gobierno Federal, mientras que en el mismo periodo del año pasado no hubo ninguno.
Desde esta institución apuntan a Efe que podría haber muchos más casos, pues los afectados "solo comparecen ante un tribunal si saben que tienen derechos como propietarios y se niegan a firmar los papeles" que les presentan los funcionarios.
Si deciden emprender la vía legal, los dueños se enfrentarán a dos procesos, un primero en el que la Administración reclamará su derecho a entrar en la propiedad y otro para la posterior expropiación.
UN POTECIAL IMPACTO MEDIOAMBIENTAL
El legislador federal se muestra también muy preocupado por las posibles repercusiones medioambientales que tendrá la barrera, que cruzará algunas de las reservas naturales más importantes del sur del país, como el Monumento Nacional de Organ Pipe Cactus, en Arizona.
"Las consecuencias no se saben porque no se han hecho los estudios, no tenemos nada científico para saber exactamente. Todas las consecuencias van a ser negativas", denunció el político demócrata.