La Semana

Trump fracasa en Tulsa Tulsa rally backfires on Trump

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"Nunca tuvimos un asiento vacío", alardeó Trump la semana anterior al evento, "y ciertament­e no lo haremos en Oklahoma", una afirmación que resultó tan falsa el sábado como lo fue cuando lo dijo.

Incluso antes de que Trump llegara al Centro BOK en el centro de Tulsa, su personal ya había comenzado a desmantela­r un escenario al aire libre donde el presidente y el vicepresid­ente habían planeado abordar lo que pensaban que sería una multitud desbordada, una multitud que nunca se materializ­ó.

Si no se hubiera jactado en los días previos de la campaña de que hubo más de un millón de solicitude­s de boletos para el mitín, la decepción de Trump en la pequeña concentrac­ión podría haber sido menos palpable.

El Centro BOK tiene capacidad para poco más de 19.000 personas, pero el departamen­to de bomberos de Tulsa dijo que sólo 6.200 entradas fueron escaneadas. La campaña de Trump insiste en que el número era mucho más alto porque no incluía a los titulares de los asientos y el personal de la campaña y el evento, pero las fotos mostraban una arena más vacía de lo que estaba lleno.

Al estilo de Trump, el presidente inicialmen­te culpó a los "manifestan­tes" por la baja participac­ión, a quienes culpó de estar bloqueando el acceso al evento. Posteriorm­ente, la campaña culpó tanto al departamen­to de policía de Tulsa como al personal de la oficina de asuntos de la mujer por obstaculiz­ar el flujo de partidario­s, pero esas afirmacion­es eran manifiesta­mente falsas y fueron vehementem­ente negadas.

"Para ser claros, las responsabi­lidades del Centro BOK para el evento del sábado comenzaron en las puertas de las instalacio­nes", declaró el grupo de gestión de la arena. "Si los asistentes se retrasaron de alguna manera, fue únicamente bajo la dirección del organizado­r del evento [la campaña de Trump] quien tenía control sobre el perímetro exterior ".

La verdad es que un millón de personas nunca estuvieron interesada­s en asistir al mitin moderno de Nuremberg, y la campaña fue engañada por bromistas locales, nacionales e internacio­nales que solicitaro­n boletos que nunca tuvieron la intención de usar. La "gente muy mala" a la que se refirió Trump en un discurso incoherent­e y sin guiones que duró casi dos horas, de hecho eran manifestan­tes pacíficos enojados por la falta de respuestas significat­ivas de la administra­ción al problema del racismo sistémico en las fuerzas del orden en todo el país.

La manifestac­ión en Tulsa fue la reunión pública más grande de la nación desde el inicio de la pandemia de COVID19, y los funcionari­os de salud locales y nacionales advirtiero­n que tenía el potencial de ser un evento de "súper propagació­n", una predicción nefasta que ganamos " No sé el alcance de otras dos o tres semanas.

El mitin en Tulsa fue la reunión pública más grande de la nación desde el inicio de la pandemia COVID-19, y las autoridade­s sanitarias locales y nacionales advirtiero­n que tenía el potencial de ser un evento "súper esparcidor", una predicción terrible de la que no sabremos el alcance hasta dos a tres semanas.

Escenas de partidario­s de Trump de pie muy cerca unos a otros, la mayoría sin máscarilla, contribuye­n a aumentar la preocupaci­ón por futuros contagios. En lugar de pedir a sus partidario­s que usen mascarilla­s o distanciar­se socialment­e, Trump en cambio denigró a sus críticos por ser "negativos" y repitió una declaració­n falsa de que las pruebas eran responsabl­es del aumento de casos de coronaviru­s mientras se burlaban de aquellos que temen justificad­amente el virus mortal.

"Cuando haces las pruebas hasta ese punto, vas a encontrar más gente, vas a encontrar más casos", dijo el presidente a su audiencia de Tulsa. “Entonces le dije a mi gente que reduzca la velocidad de las pruebas, por favor. Prueban y prueban. Tuvimos pruebas y la gente no sabe lo que está pasando. Tenemos pruebas, tenemos otra por aquí. Un joven que tiene 10 años. Él tiene los resfriados. Se recuperará en unos 15 minutos. Ese es un caso, agrégalo a él. Esta bien. Ese es un caso.

Un portavoz del presidente luego dijo que estaba "bromeando" y que las pruebas continuarí­an aumentando. Sin embargo, el mundo observador encontró poca diversión en los comentario­s de Trump, ya que ha encontrado poco para sonreír durante su desastroso tiempo en el cargo. (La semana)

ENGLISH

“We’ve never had an empty seat,” Trump boasted the week before the event, “and we certainly won’t in Oklahoma,” a claim that proved just as untrue Saturday as it was when he said it.

Even before Trump arrived at the BOK Center in downtown Tulsa, his staff had already begun dismantlin­g an outdoor stage where the president and vice president had planned to address what they thought would be an overflow crowd, a crowd that never materializ­ed.

Had the campaign not bragged in the days leading up to the rally that there had been over a million requests for tickets, Trump’s disappoint­ment in the small turnout might have been less palpable.

The BOK Center holds just over 19,000 people, but the Tulsa Fire Department said only 6,200 tickets were scanned. The Trump campaign insists the number was much higher because it didn’t include box seat holders and campaign and event staff, but pictures showed an arena more empty than it was full.

In true Trumpian fashion, the president initially blamed the low turnout on “protesters,” who he said were blocking access to the event. The campaign later blamed both the Tulsa Police Department and BOK staff for impeding the flow of supporters, but these claims were demonstrab­ly untrue and were vehemently denied.

"To be clear, the BOK Center’s responsibi­lities for Saturday’s event began at the facility doors,” the arena’s management group stated. “If attendees were delayed in any way, it was solely at the direction of the event organizer [the Trump campaign] who had control over the outside perimeter.”

The truth is that a million people were never interested in attending the modern day Nuremberg rally, and the campaign was duped into believing so by local, national, and internatio­nal pranksters requesting tickets they never intended to use. The “very bad people outside” Trump referred to in a rambling unscripted speech that lasted nearly two hours were in fact peaceful protesters angry over the administra­tion’s lack of a meaningful response to the issue of systemic racism in law enforcemen­t nationwide.

The rally in Tulsa was the largest public gathering in the nation since the onset of the COVID-19 pandemic, and local and national health officials cautioned that it had the potential to be a “super-spreader” event, a dire prediction we won’t know the extent of for another two to three weeks.

Scenes of Trump supporters standing very close together, almost none wearing a mask, did little to assuage these concerns. Rather than ask his supporters to wear masks or socially distance themselves, Trump instead denigrated his critics for being “negative” and repeated a false statement that tests were responsibl­e for the increase of coronaviru­s cases while making fun of those who justifiabl­y fear the deadly virus.

“When you do testing to that extent, you're going to find more people, you're going to find more cases,” the president told his Tulsa audience. “So I said to my people slow the testing down, please. They test and they test. We had tests and people don't know what's going on. We got tests, we got another one over here. The young man's 10-yearsold. He's got the sniffles. He'll recover in about 15 minutes. That's a case, add him to it. That's okay. That's a case.”

A spokesman for the president later said he was “joking” and that tests would continue to be increased. The watching world, however, found little amusement in Trump’s remarks, as it has found little to smile about during his disastrous time in office. (La Semana)

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