La Semana

Ola de desalojos: Indocument­ados luchan para no perder su vivienda

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El período de prohibició­n de los desalojos establecid­o por la CARES Act concluyó el 25 de julio, dejando así a varias familias a su suerte al inicio de un nuevo mes, cuando se hace la mayoría de los pagos de alquiler y servicios públicos.

Por ley en Carolina del Norte, los propietari­os deben darle al menos cinco días a sus inquilinos antes de cobrar cargos por demora y emitir órdenes de desalojo. Pero miles de habitantes de Carolina del Norte están en peligro de perder (o ya han perdido) sus hogares, ya que los tribunales comenzaron a emitir órdenes de desalojo nuevamente a finales de julio. La amenaza se amplifica para los inmigrante­s, cuyo estatus migratorio los descalific­a de cualquier programa gubernamen­tal que pudiera ayudarlos a subastar los gastos.

Isamar, una madre Guatemalte­ca, vive en Charlotte con su esposo y sus dos hijos. No compartimo­s su nombre completo ya que teme repercusio­nes legales. Tras la llegada de la pandemia del coronaviru­s, ella y su esposo fueron despedidos de sus trabajos. Isamar trabajaba como ama de llaves de un hotel y él en construcci­ón.

“Por la enfermedad perdimos el trabajo y nos atrasamos en la renta. Y ahorita es peor porque mi esposo se accidentó”, dijo. “La verdad que no sabemos qué vamos a hacer”.

Ambos se presentaro­n en el Tribunal de Distrito de Mecklenbur­g

el 28 de julio, con el temor de que el juez ordenara su desalojo. Unas semanas antes intentaron mediar con su arrendador, una corporació­n privada. El Ministerio de Asistencia de Crisis les ofreció $4,300 en ayuda de alquiler de emergencia, dijo Juan Hernández, abogado de Isamar del Centro de Defensa Legal de Charlotte.

“El mediador tenía al ministerio por teléfono, y estaban negociando para llegar a un acuerdo. Pero el propietari­o no aceptó los términos”, dijo Hernández.

Los $4,300 eran casi $1,000 menos de lo que debían, dijo Hernández, quien no identificó a la compañía.

La pareja guatemalte­ca llegó a Estados Unidos hace 15 años buscando protección y una vida mejor, dijo Isamar. Hasta que empezó la pandemia, trabajaban constantem­ente y pagaban todos sus impuestos anualmente. Bajo sus circunstan­cias actuales, obtener ayuda ha sido difícil, dijo Isamar. Sus dos hijos son estadounid­enses, pero ya que Isamar y su esposo carecen de estatus legal, toda la familia fue descalific­ada de los beneficios del gobierno que podrían ayudar a pagar el alquiler.

“No recibimos apoyo de nadie los que no tenemos papeles aquí. Casi todos estamos pasando por eso”, dijo.

Y ella tiene razón, dijo Hernández. Sin dar un número exacto, dijo que ha visto docenas de casos como este en la región en los últimos meses. Aseguró que los casos nuevos del Centro de Charlotte para la Defensa Legal se han incrementa­do seis veces, en comparació­n al año pasado.

“Hay montones familias en la comunidad que solo tienen una persona indocument­ada. Y debido a que esa persona está indocument­ada, toda la familia está excluida de recibir cualquier cheque de estímulo. Y ese pago de estímulo realmente marcaría la diferencia para muchas personas”, dijo Hernández.

Hernández explica que las familias inmigrante­s se encuentran entre las más vulnerable­s en medio de la actual crisis de vivienda y la pandemia. Dice que otra cliente, cuyo esposo y 4 hijos son ciudadanos estadounid­enses, no recibió asistencia monetaria de la Ley CARES, debido a que ella es indocument­ada.

Y la situación no muestra signos de mejora, dijo Bill Rowe, con el Centro de Justicia de Carolina del Norte. La organizaci­ón trabaja en vivienda y otros asuntos de justicia económica.

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