Latidos cardíacos rápidos, lentos e irregulares (arritmia)
El corazón es uno de los músculos más activos del cuerpo: late alrededor de 50 millones de veces durante el primer año de vida de un niño. Es normal que el latido del corazón de un niño se acelere o ralentice (desacelere) cuando juega, duerme y crece.
¿Pero qué pasa si los latidos del corazón de su hijo parecen más rápidos o lentos de lo que deberían o tiene un patrón irregular? En este artículo, la American Academy of Pediatrics describe las fluctuaciones normales de la frecuencia cardíaca en los niños y qué cosas podrían ser causa de preocupación.
Motivos de los latidos cardíacos irregulares
Por lo general, hay células especiales en el corazón que se desempeñan como “marcapasos” y envían impulsos eléctricos desde las cavidades superiores a las cavidades inferiores (aurículas y ventrículos), que se turnan para contraerse y relajarse y así bombear sangre a todo el cuerpo. Hay muchos factores que pueden influir en este ritmo.
Entre ellos se incluyen la actividad física, el estrés o la emoción, por ejemplo. La fiebre, la deshidratación y afecciones médicas como la anemia también pueden tener que ver. Lo mismo ocurre con determinados medicamentos o con el consumo de bebidas energéticas y demás bebidas con cafeína. Además, algunos niños nacen con afecciones congénitas que afectan los músculos del corazón o las trayectorias eléctricas y la forma en la que bombea. Latidos cardíacos irregulares que suelen ser normales
Los latidos cardíacos irregulares, también llamados arritmias, son un motivo común de remisión a un cardiólogo pediátrico. Lo más habitual es que estas irregularidades resulten ser totalmente normales. Entre los ejemplos de estas arritmias comunes, pero habitualmente inofensivas se incluyen:
Arritmia sinusal respiratoria la frecuencia cardíaca irregular más común entre los niños. Es provocada por el cambio normal de la velocidad del regreso de la sangre al corazón cuando respiran (inhalan y exhalan). El corazón late más rápido al inhalar y más despacio al exhalar. El nombre “arritmia" en realidad es engañoso, ya que esta variación de los latidos cardíacos ocurre, a distintos niveles, en todos los niños sanos.
Latidos cardíacos prematuros o “saltados" - se observan en hasta el 75 % de los pacientes pediátricos. Estos latidos irregulares pueden comenzar en las cavidades superiores (contracciones auriculares prematuras) o en las cavidades inferiores (contracciones ventriculares prematuras) del corazón. Los pacientes sienten como si el corazón se hubiera “saltado" un latido debido a una pausa en el ritmo seguida de un latido más potente.
Rango de frecuencia cardíaca normal para niños y adolescentes
Es normal que la frecuencia cardíaca varíe en un niño. No obstante, y en general, la frecuencia cardíaca del niño se ralentiza a medida que el niño se hace mayor. Por ejemplo, una frecuencia cardíaca de entre 130 y 150 latidos por minuto es normal para un recién nacido, pero se considera rápida en un niño de edad escolar. Un adolescente deportista podría tener una frecuencia cardíaca de 50 en reposo, pero de 180 durante ejercicios fuertes.
Para controlar el pulso o la frecuencia cardíaca de su hijo, palpe suavemente el latido leve que se siente en la cara interna de la muñeca, el doblez del codo o el costado del cuello. Cuente los latidos durante 15 segundos y multiplique ese número por 4. Frecuencias cardíacas irregulares que podrían requerir de evaluación y tratamiento
Hay otros tipos de latidos cardíacos irregulares que tal vez deban ser tratados o controlados. Entre ellos se incluyen:
Latidos cardíacos inusualmente rápidos
La taquicardia supraventricular (TSV) es la frecuencia cardíaca anormal pediátrica más común; afecta a tantos como 1 de cada 250 niños. Ocurre cuando las señales eléctricas en las cavidades superiores del corazón erran los disparos y causan una explosión repentina de latidos inusualmente rápidos y “acelerados" que duran segundos, minutos o más. Alrededor de la mitad de los niños con TSV, a veces llamada taquicardia auricular, reciben su diagnóstico cuando todavía son bebés. Los episodios de TSV suelen desaparecer para el primer cumpleaños del niño, si bien pueden reaparecer. ¿Cómo se diagnostican las frecuencias cardíacas anormales?
Si el médico de su hijo sospechase de un problema de frecuencia cardíaca después de un examen físico, recomendará hacer pruebas cardíacas, entre las que podrían incluirse:
Electrocardiograma (ECG o EKG). Esta prueba rápida y sencilla suele ser la primera recomendada para controlar una frecuencia anormal.
Monitores cardíacos portátiles. Prueba de fuerza. Prueba de basculación. Pruebas de imagenología.
Tratamiento para la arritmia
Si bien los trastornos de la frecuencia cardíaca pueden ser preocupantes, hay tratamientos y curas disponibles. Muchos de esos problemas se pueden controlar con medicamentos. Además, hay dispositivos implantables, como los marcapasos artificiales, que pueden ayudar a mantener la regularidad de la frecuencia cardíaca. Entre otras opciones se incluyen intervenciones quirúrgicas correctivas y otros procedimientos tales como la ablación por radiofrecuencia.