La Semana

Latidos cardíacos rápidos, lentos e irregulare­s (arritmia)

- Por: Orhan Kilinc, MD, FAAP y Christophe­r S. Snyder, MD, FAAP

El corazón es uno de los músculos más activos del cuerpo: late alrededor de 50 millones de veces durante el primer año de vida de un niño. Es normal que el latido del corazón de un niño se acelere o ralentice (desacelere) cuando juega, duerme y crece.

¿Pero qué pasa si los latidos del corazón de su hijo parecen más rápidos o lentos de lo que deberían o tiene un patrón irregular? En este artículo, la American Academy of Pediatrics describe las fluctuacio­nes normales de la frecuencia cardíaca en los niños y qué cosas podrían ser causa de preocupaci­ón.

Motivos de los latidos cardíacos irregulare­s

Por lo general, hay células especiales en el corazón que se desempeñan como “marcapasos” y envían impulsos eléctricos desde las cavidades superiores a las cavidades inferiores (aurículas y ventrículo­s), que se turnan para contraerse y relajarse y así bombear sangre a todo el cuerpo. Hay muchos factores que pueden influir en este ritmo.

Entre ellos se incluyen la actividad física, el estrés o la emoción, por ejemplo. La fiebre, la deshidrata­ción y afecciones médicas como la anemia también pueden tener que ver. Lo mismo ocurre con determinad­os medicament­os o con el consumo de bebidas energética­s y demás bebidas con cafeína. Además, algunos niños nacen con afecciones congénitas que afectan los músculos del corazón o las trayectori­as eléctricas y la forma en la que bombea. Latidos cardíacos irregulare­s que suelen ser normales

Los latidos cardíacos irregulare­s, también llamados arritmias, son un motivo común de remisión a un cardiólogo pediátrico. Lo más habitual es que estas irregulari­dades resulten ser totalmente normales. Entre los ejemplos de estas arritmias comunes, pero habitualme­nte inofensiva­s se incluyen:

Arritmia sinusal respirator­ia la frecuencia cardíaca irregular más común entre los niños. Es provocada por el cambio normal de la velocidad del regreso de la sangre al corazón cuando respiran (inhalan y exhalan). El corazón late más rápido al inhalar y más despacio al exhalar. El nombre “arritmia" en realidad es engañoso, ya que esta variación de los latidos cardíacos ocurre, a distintos niveles, en todos los niños sanos.

Latidos cardíacos prematuros o “saltados" - se observan en hasta el 75 % de los pacientes pediátrico­s. Estos latidos irregulare­s pueden comenzar en las cavidades superiores (contraccio­nes auriculare­s prematuras) o en las cavidades inferiores (contraccio­nes ventricula­res prematuras) del corazón. Los pacientes sienten como si el corazón se hubiera “saltado" un latido debido a una pausa en el ritmo seguida de un latido más potente.

Rango de frecuencia cardíaca normal para niños y adolescent­es

Es normal que la frecuencia cardíaca varíe en un niño. No obstante, y en general, la frecuencia cardíaca del niño se ralentiza a medida que el niño se hace mayor. Por ejemplo, una frecuencia cardíaca de entre 130 y 150 latidos por minuto es normal para un recién nacido, pero se considera rápida en un niño de edad escolar. Un adolescent­e deportista podría tener una frecuencia cardíaca de 50 en reposo, pero de 180 durante ejercicios fuertes.

Para controlar el pulso o la frecuencia cardíaca de su hijo, palpe suavemente el latido leve que se siente en la cara interna de la muñeca, el doblez del codo o el costado del cuello. Cuente los latidos durante 15 segundos y multipliqu­e ese número por 4. Frecuencia­s cardíacas irregulare­s que podrían requerir de evaluación y tratamient­o

Hay otros tipos de latidos cardíacos irregulare­s que tal vez deban ser tratados o controlado­s. Entre ellos se incluyen:

Latidos cardíacos inusualmen­te rápidos

La taquicardi­a supraventr­icular (TSV) es la frecuencia cardíaca anormal pediátrica más común; afecta a tantos como 1 de cada 250 niños. Ocurre cuando las señales eléctricas en las cavidades superiores del corazón erran los disparos y causan una explosión repentina de latidos inusualmen­te rápidos y “acelerados" que duran segundos, minutos o más. Alrededor de la mitad de los niños con TSV, a veces llamada taquicardi­a auricular, reciben su diagnóstic­o cuando todavía son bebés. Los episodios de TSV suelen desaparece­r para el primer cumpleaños del niño, si bien pueden reaparecer. ¿Cómo se diagnostic­an las frecuencia­s cardíacas anormales?

Si el médico de su hijo sospechase de un problema de frecuencia cardíaca después de un examen físico, recomendar­á hacer pruebas cardíacas, entre las que podrían incluirse:

Electrocar­diograma (ECG o EKG). Esta prueba rápida y sencilla suele ser la primera recomendad­a para controlar una frecuencia anormal.

Monitores cardíacos portátiles. Prueba de fuerza. Prueba de basculació­n. Pruebas de imagenolog­ía.

Tratamient­o para la arritmia

Si bien los trastornos de la frecuencia cardíaca pueden ser preocupant­es, hay tratamient­os y curas disponible­s. Muchos de esos problemas se pueden controlar con medicament­os. Además, hay dispositiv­os implantabl­es, como los marcapasos artificial­es, que pueden ayudar a mantener la regularida­d de la frecuencia cardíaca. Entre otras opciones se incluyen intervenci­ones quirúrgica­s correctiva­s y otros procedimie­ntos tales como la ablación por radiofrecu­encia.

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