Elecciones en Bolivia: ¿El retorno de Evo Morales al poder?
El domingo 18 de octubre se efectuaron en Bolivia las elecciones generales para presidente, vicepresidente y la renovación total de la Asamblea Legislativa (Congreso). El evento ha sido calificado como el más importante desde la recuperación de la democracia en 1983, con trascendencia tanto para el propio país andino-amazónico, como para América Latina, considerando la actual tendencia en el continente a la derechización de los gobiernos que incluye adicionalmente al de los Estados Unidos. No se puede ignorar, sin embargo, el resurgimiento de la izquierda en México y Argentina.
Hace casi exactamente un año, se llevaron a cabo elecciones en Bolivia, las mismas que fueron anuladas después de que se descubriera un significativo fraude electoral. El resultado oficial del Tribunal Electoral Plurinacional (TEP) le dio la victoria a Evo Morales y a su partido, el izquierdista Movimiento al Socialismo (MAS) en primera vuelta, pero este resultado no fue aceptado por la población que mediante multitudinarias manifestaciones en todo el país y con el aval de la Policía y el Ejercito, obligaron al presidente a renunciar y huir del país. A su renuncia se sumaron, el vicepresidente, y toda la cadena de sucesión presidencial “masista” provocando un peligroso vacío de poder.
Como resultado de estos acontecimientos, la Asamblea Legislativa, en ausencia de los asambleístas del partido de gobierno, resolvieron entregar interinamente la presidencia a Jeanine Áñez, segunda vicepresidenta del senado, quien por ser de oposición no había renunciado, con el mandato expreso de llamar a elecciones en el plazo más breve posible. El vuelco político fue radical y se caracterizó por una persecución despiadada de los exministros y dirigentes del MAS.
El gran error de la presidenta interina fue engolosinarse con el poder y declararse candidata a presidenta para las elecciones que ella misma debía convocar, alentada por su partido y la extrema derecha. Sin embargo, nadie contaba con la pandemia de coronavirus que al poco tiempo empezó a azotar a Bolivia sin piedad, colapsando rápidamente los precarios servicios de salud en todo el país y que obligó a una cuarentena estricta que duró más de 90 días, devastando la economía de la gran mayoría de las familias y del país en su conjunto, con el consiguiente descontento y angustia de la población. Las elecciones, programadas para el mes de mayo, tuvieron que postergarse hasta septiembre primero y para octubre luego, no sin antes tener que enfrentar fuertes protestas que, en plena pandemia, paralizaron el país.
Para el momento en que el estimado lector tenga estas líneas ante sus ojos, seguramente ya se conocerán los resultados oficiales y definitivos de estas históricas elecciones; por el momento solo se cuenta con los de las encuestadoras que recogieron los datos de los recintos electorales luego de la votación y que representan hasta un 95% del total de votos. Con estos datos, la victoria de los candidatos del MAS, Luis Arce Catacora y David Choquehuanca, quienes habrían logrado más del 50% de la votación, se perfila tan contundente, que muy difícilmente se podrá revertir. Tanto así que varios gobiernos, incluyendo el de los Estados Unidos, e inclusive el candidato Carlos Mesa de Comunidad Ciudadana (que se perfilaba como seguro ganador en una segunda vuelta) han reconocido y felicitado al binomio hábilmente escogido e impuesto por el propio Evo Morales.
¿Vuelve Evo Morales?
Parece que al poder no. El presidente electo ya declaró en campaña, que su intención es reconducir el proceso de cambio iniciado durante el primero y segundo período gubernamental del MAS, y desvirtuado posteriormente bajo la influencia del grupo que rodeaba a Evo Morales. Por otro lado, existen importantes sectores dentro de los movimientos sociales que tradicionalmente apoyaron al gobierno “masista”, que reclaman al expresidente por haber insistido en su cuarta postulación, pese al referendum que se lo negó, y que provocó la caída del año pasado, dando lugar a la instauración de un gobierno de extrema derecha
La vocación democrática del pueblo boliviano, una vez más se manifestó con la participación masiva en las elecciones, pese al temor de la pandemia. Se espera una transición pacífica del gobierno a los ganadores y un tiempo de estabilidad en la constantemente convulsionada política boliviana.
Ya se esperaba al menos un 30% de voto cautivo a favor del partido de Evo Morales. Para superar el 50%, ha tenido también que pesar, la tradicional vocación de la clase media boliviana, de simpatizar con las ideologías de izquierda y las reivindicaciones sociales desde la revolución de 1952.