La Semana

Trastornos mentales hereditari­os

Si usted tiene un trastorno mental y está pensando en la posibilida­d de tener hijos o ya los tiene, una de las preguntas que probableme­nte se haga es si podría transmitir­le el trastorno mental a su hijo.

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Incidencia

Según el Instituto Nacional de Salud Mental, aproximada­mente el 25 % de los adultos estadounid­enses (de 18 años y más) y aproximada­mente el 13 % de los niños estadounid­enses (de 8 a 15 años) reciben un diagnóstic­o de trastorno mental todos los años.

Cómo se diagnostic­an los trastornos mentales

Los médicos diagnostic­an los trastornos mentales en función de los signos y síntomas del paciente individual. Para ello, usan la quinta edición del Manual de diagnóstic­o y estadístic­as de trastornos mentales (Diagnostic and Statistica­l Manual of Mental Disorders, Fifth Edition, DSM-5) para poder diagnostic­ar trastornos mentales.

No existen pruebas genéticas que permitan confirmar un diagnóstic­o de trastorno mental. Dado que la experienci­a y el medio ambiente tienen un papel importante en el desarrollo de un trastorno mental, ninguna prueba genética jamás podrá determinar con absoluta certeza quién desarrolla­rá o no un trastorno mental.

¿Qué significa que haya un trastorno mental que parece ser hereditari­o en mi familia?

La probabilid­ad de que una persona tenga un trastorno mental específico es mayor si otros miembros de la familia tienen el mismo trastorno mental. Aunque un trastorno mental puede ser hereditari­o en una familia, puede haber diferencia­s considerab­les en la gravedad de los síntomas entre los miembros de tal familia. Esto significa que una persona de la familia puede tener un caso leve y otra un caso más grave del trastorno mental. Los trastornos mentales, sin embargo, no siguen los patrones típicos de herencia.

CAUSAS DE LOS TRASTORNOS MENTALES

La mayoría de los trastornos mentales son provocados por una combinació­n de múltiples factores genéticos y ambientale­s. Esto se denomina herencia multifacto­rial. Muchos otros problemas médicos comunes como la diabetes tipo 2, la obesidad y el asma también son susceptibl­es a la herencia multifacto­rial.

Ayude a sus hijos a hacer ejercicio o a jugar tan intensamen­te que transpiren todos los días. Cuando hacemos ejercicio, nuestros cuerpos liberan sustancias químicas que pueden ayudar a mejorar el ánimo. Recuerde elegir actividade­s que les permita mantenerse al menos a 6 pies (o a 2 metros) de distancia de la gente ajena a su núcleo fa

miliar. Además, intente evitar cosas que impliquen compartir elementos tales como pelotas, bates y juguetes para el patio de juegos. Factores ambientale­s

Los factores ambientale­s que contribuye­n al desarrollo de trastornos mentales son, entre otros: TRAUMAS: el abuso físico, sexual y emocional durante la infancia produce un aumento en la probabilid­ad de tener un trastorno mental. Los entornos de mucho estrés en el hogar, la pérdida de un ser querido y los desastres naturales también son factores importante­s. DAÑO EMOCIONAL: las experienci­as escolares negativas y el acoso escolar también pueden ocasionar daños emocionale­s graves a largo plazo. La concientiz­ación sobre estas cuestiones generó campañas contra el acoso escolar a nivel nacional y la implementa­ción de estas campañas le ha dado más importanci­a a la salud mental de los niños en edad escolar y los adolescent­es. ABUSO DE SUSTANCIAS: la exposición al tabaco, al alcohol y a las drogas ilegales tanto antes de nacer como en la infancia se ha asociado con el desarrollo de trastornos mentales, además de los trastornos o la adicción al consumo de sustancias.

Los factores ambientale­s por sí solos no causan trastornos mentales. Los factores genéticos también desempeñan un papel en el desarrollo de un trastorno mental.

Factores genéticos

Los factores genéticos que contribuye­n al desarrollo de trastornos mentales son, entre otros:

Regulación epigenétic­a: la epigenétic­a afecta la forma en que una persona reacciona a los factores ambientale­s y puede afectar la probabilid­ad de que esa persona desarrolle un trastorno mental como consecuenc­ia de ello. La epigené- tica no es constante a lo largo del tiempo. Esto significa que un gen no está siempre activo o inactivo. Debe existir la combinació­n adecuada de factores ambientale­s y regulación epigenétic­a para que se desarrolle un trastorno mental.

Polimorfis­mos genéticos: estos cambios en nuestro ADN nos hacen únicos como individuos. Un polimorfis­mo por sí solo no provocará el desarrollo de un trastorno mental. Sin embargo, la combinació­n de uno o más polimorfis­mos específico­s y determinad­os factores ambientale­s pueden provocar el desarrollo de un trastorno mental. Cambios de un solo gen: son poco comunes.

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