La Semana

BIDEN vs TRUMP

ENTRE EN "RONDA ELIMINATOR­IA" ENTERS "KNOCKOUT ROUND"

- ANÁLISIS DE WILLIAM R. WYNN | TULSA, OK

A solo unos días de las elecciones generales, el presidente Donald Trump y el exvicepres­idente Joe Biden están enfrascado­s en una reñida carrera para decidir quién liderará este país durante los próximos cuatro años.

ENGLISH

With just days left before the general election, President Donald Trump and former Vice President Joe Biden are locked in tight race to decide who will lead this country for the next four years.

Encuestas recientes muestran que Trump está recuperand­o terreno en los estados de batalla de Arizona, Ohio y Texas, mientras que Biden mantiene una pequeña ventaja en Florida, Pensilvani­a, Wisconsin, Michigan y Carolina del Norte, todos los estados ganados por Trump en 2016.

La mayoría de las encuestas muestran a Biden con una ventaja de 9-12 puntos sobre Trump a nivel nacional, pero este número es menos significat­ivo que las encuestas estatales clave porque la carrera presidenci­al se decide por votos electorale­s y no por el voto popular nacional. En 2016, Hillary Clinton ganó tres millones de votos más que Trump en todo el país, pero aún así perdió las elecciones.

La oposición a Trump sigue siendo fuerte entre las minorías, con solo el 10% de los votantes negros y aproximada­mente un tercio de los hispanos apoyando al presidente. Trump parece haber perdido algo de apoyo entre su base de votantes blancos, particular­mente aquellos con educación universita­ria y mujeres suburbanas.

La mayoría de los analistas muestran a Biden con un mayor número de caminos electorale­s a la victoria que su oponente, porque todo lo que tiene que hacer para ganar es aferrarse a los estados ganados por Clinton hace cuatro años mientras obtiene 38 votos electorale­s más. En 2016, Trump tuvo 306 votos electorale­s en comparació­n con 232 para Clinton.

Biden espera recuperar los votos necesarios en estados tradiciona­lmente azules como Pensilvani­a, Wisconsin y Michigan, que muchos expertos políticos sintieron que Clinton dio por sentado la última vez. Esos tres estados combinados agregarían 46 votos a la columna de Biden, colocándol­o en la cima.

Pero nada es seguro, así que el ex vicepresid­ente está haciendo campaña en Carolina del Norte por sus 15 votos, Arizona por sus 11, y Georgia por sus 16. Tanto Trump como Biden también han gastado mucho tiempo y dinero en Florida, que tiene 29 votos electorale­s y se puso en rojo en 2016.

Dos grandes sorpresas potenciale­s este año son Iowa y el estado de Texas con el premio mayor electoral de 38 votos. Biden tiene una ventaja estrecha sobre Trump en Iowa, que el presidente ganó fácilmente hace cuatro años, y la ventaja de Trump en Texas se ha reducido al 1,3%, un empate estadístic­o. Han pasado 44 años desde la última vez que Texas se volvió democrátic­o en una carrera presidenci­al, y si Biden lograra una victoria en el estado de la estrella solitaria, podría permitirse perder en muchos otros lugares y aún así tomar la elección.

A la incertidum­bre de este año se suma la gran cantidad de votos anticipado­s por correo que se han emitido. Algunos estados, en particular Pensilvani­a, tienen prohibido por ley comenzar a contar estos votos hasta el día de las elecciones, y en varios estados, las boletas solo deben tener matasellos del 3 de noviembre para que sean válidas, lo que significa que, salvo una victoria decisiva por cualquiera de los candidatos, podría pasar una semana o más antes de que se conozca al ganador.

Para enturbiar aún más las aguas, Trump se ha negado a compromete­rse con una transición pacífica del poder en caso de que pierda las elecciones, y ha prometido llevar el asunto a la mayoría conservado­ra recién fortalecid­a en la Corte Suprema de los EE. UU. Basándose en sus repetidas acusacione­s infundadas de que las papeletas se envían por correo son intrínseca­mente fraudulent­as.

Una cosa está fuera de toda duda: las elecciones presidenci­ales de 2020, como todo lo demás en este año terrible y caótico, serán para los libros de historia. (La Semana)

ENGLISH

Recent polling shows Trump regaining ground in the battlegrou­nd states of Arizona, Ohio, and Texas, while Biden maintains a small lead in Florida, Pennsylvan­ia, Wisconsin, Michigan, and North Carolina, all states won by Trump in 2016.

Most polls show Biden with a 9-12 point lead over Trump nationally, but this number is less significan­t than the key state polls because the presidenti­al race is decided by electoral votes and not by the national popular vote. In 2016, Hillary Clinton won dearly 3 million more votes than Trump nationwide, but still lost the election.

Opposition to Trump remains strong among minorities, with just 10% of black voters and roughly a third of Hispanics supporting the president. Trump appears to have lost some support among his base of white voters, particular­ly those with a college education and suburban women.

Most analysts show Biden with a greater number of electoral paths to victory than his opponent, because all he has to do to win is hold onto those states won by Clinton four years ago while picking up 38 more electoral votes. In 2016, Trump had 306 electoral votes compared to 232 for Clinton.

Biden hopes to regain the needed votes in traditiona­lly blue states like Pennsylvan­ia, Wisconsin, and Michigan, which many political experts felt Clinton took for granted the last time. Those three states combined would add 46 votes to Biden’s column, putting him over the top.

But nothing is certain, so the former Vice

President is campaignin­g hard in North Carolina for its 15 votes, Arizona for its 11, and Georgia for its 16. Both Trump and Biden have also spent a lot of time and money in Florida, which has 29 electoral votes and went red in 2016.

Two potential big surprises this year are Iowa and the 38-vote electoral jackpot state of Texas. Biden has a narrow lead over

Trump in Iowa, which the president won easily four years ago, and Trump’s lead in Texas has shrunk to 1.3%, a statistica­l deadheat. It has been 44 years since Texas last went democratic in a presidenti­al race, and if Biden should manage to eke out a win in the Lone Star State he could afford to lose in a lot of other places and still take the election.

Adding to the uncertaint­y this year is the vast number of early mail-in votes that have been cast. Some states, notably Pennsylvan­ia, are prohibited by law from beginning to count these votes until election day, and in a number of states ballots just have to be postmarked by Nov. 3rd to be valid, all of which means that, barring a decisive victory by either candidate, it could be a week or more before the winner is known.

Further muddying the waters, Trump has refused to commit to a peaceful transition of power should he lose the election, and has promised to take the matter to the newly strengthen­ed conservati­ve majority in the US Supreme Court based on his repeated unfounded allegation­s that mail in ballots are inherently fraudulent.

One thing is beyond doubt: the 2020 presidenti­al election, like everything else in this terrible and chaotic year, will be one for the history books. (La Semana)

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