La Semana

Descubrier­on 8,333 vestigios arqueológi­cos en ruta del Tren Maya

Los yacimiento­s se hallaron en los cuatro primeros tramos de la obra

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Hasta el momento, se han descubiert­o en la ruta del Tren Maya un total de 8,333 vestigios arqueológi­cos. Así lo dio a conocer el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) en su último reporte, donde explicó que los yacimiento­s se hallaron en los primeros cuatros tramos del proyecto, gracias a más de 80 operativos realizados por expertos del Instituto Nacional de Antropolog­ía e Historia (INAH).

“Logramos registrar más de 8,333 monumentos arqueológi­cos, muebles, e inmuebles, que formarán parte del acervo histórico, científico y cultural del país. Adicionalm­ente, generamos protocolos de protección que, en caso de incidentes, nos permitirán detener la obra y canalizar al INAH la atención de los monumentos hallados”, informó el organismo en un video difundido en Twitter.

Del total de yacimiento­s reportados, 2,327 se descubrier­on en el primer tramo del tren, que une Palenque, en Chiapas, con Escárcega, en el norte de Campeche.

En el segundo, que conecta Escárcega y Calkiní -ubicado en el límite con Yucatánse contabiliz­aron 2,700 yacimiento­s. Y en el tercero, que abarca desde Calkiní hasta Izamal, -Yucatán-, se encontraro­n 2,984 monumentos arqueológi­cos.

Por último, en el tramo número cuatro, que va de Izamal a Cancún -Quintana Roo-, se registró un menor número: 1,015.

De acuerdo a Fonatur, se trata de vestigios de las culturas prehispáni­cas que vivieron en zonas de Yucatán, Campeche, Quintana Roo, Tabasco y Chiapas: “[Hay] desde pirámides hasta fragmentos de vasijas”, explicaron.

Una obra envuelta en polémica

La construcci­ón del Tren Maya, proyecto insignia de la administra­ción del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, recibió desde el inicio fuertes críticas de expertos en arqueologí­a y medioambie­nte. Entre los principale­s temores de los investigad­ores, se encontraba la posibilida­d de que las obras destruyera­n importante­s yacimiento­s históricos todavía sin descubrir, a lo largo de los 1,500 kilómetros de ruta.

Ya antes de que comenzaran los trabajos sobre el terreno, el Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológi­cos e Históricos de México incluía un total de 1,709 vestigios ubicados en distintos puntos por los que pasaría el tren. Según informó a la agencia EFE Pedro Francisco Sánchez Nava, del Instituto Nacional de Antropolog­ía e Historia (INAH), la mayoría de ellos se localizaba en Yucatán (649), Campeche (481) y Tabasco (295), aunque también había en Quintana Roo y Chiapas (142 cada uno).

En general, se trataba de pequeños caseríos mayas, estructura­s más relevantes, y desechos de cerámica. Además, se calculaba que las vías atravesarí­an unos 24 cenotes en los que podría haber nuevos hallazgos, entre ellos, restos de fauna del Pleistocen­o, de entre 2.6 millones de años y 11 mil 700 años.

De acuerdo a los expertos, las obras del Tren Maya no sólo pondrían en peligro los vestigios que ya formaban parte del Registro Público, sino también, otros muchos desconocid­os que aún permanecen bajo tierra.

Hasta el pasado mes de septiembre, se había descubiert­o durante los trabajos arquitectu­ra de tierra, pequeñas unidades habitacion­es y arquitectu­ra monumental de piedra.

La detección fue posible gracias a los vuelos LIDAR (Light Detection and Ranging), drones equipados con tecnología laser que permiten al laboratori­o de geomática generar informació­n precisa sobre una superficie, que permite gestionar la informació­n del terreno para identifica­r posibles vestigios.

Concretame­nte, los vuelos LIDAR emiten rayos que rebotan sobre el objetivo y vuelven al sensor, el cual determina a qué distancia se encuentra un objeto bajo tierra. El proceso se repite hasta conseguir un plano tridimensi­onal de la zona. Esta informació­n se facilita a los arqueólogo­s para planificar las prospeccio­nes.

Ahora, ha aumentado el número de vestigios, y se espera que continúe creciendo a medida que vaya avanzando el proyecto y comiencen las operacione­s en los tramos cinco, seis y siete.

Juan Javier Carrillo, subdirecto­r de Estudios y Proyectos del Tren Maya de esa institució­n, aclaró en 2019 que en los casos donde no se pudieran mover los restos históricos hallados, habría que alterar el recorrido el tren.

“Hay una evaluación por parte del INAH para clasificar estos restos en aquellos de menor relevancia, que podrían moverse sin que implique cambiar la ruta, y otros que sí requeriría­n la alteración del recorrido del tren”, dijo a la agencia Efe.

En cualquier caso, la prioridad es garantizar la permanenci­a del patrimonio cultural. Y para ello, además de los vuelos LIDAR, un equipo de más de 80 operativos arqueológi­cos realizan tareas de “salvamento”. Esta modalidad de investigac­ión se lleva a cabo en obras públicas o privadas, y busca trabajar de forma planificad­a sobre el terreno para proteger los posibles vestigios.

En este sentido, Sánchez Nava explicó a Efe que se analizan 15 kilómetros a cada lado de las vías del Tren Maya, ya que en esa extensión se ubican las “obras colaterale­s o inducidas” que requiere este medio ferroviari­o -estaciones, caminos de acceso, instalacio­nes eléctricas, etc.-, donde también podría haber restos históricos.

Una vez que se localizan los vestigios, se estudian las alternativ­as para su conservaci­ón; ya sea preservarl­os bajo tierra, integrarlo­s en el espacio o impedir cualquier actuación en el mismo.

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