La Semana

Morenas alteran equilibrio de arrecifes en el Caribe

Moray eels thrive on coral reefs close to people

- By Angela Nicoletti

Las morenas, conocidas como “serpientes de mar”, están alterando el delicado equilibrio de los arrecifes coralinos del Caribe más próximos a poblacione­s humanas, debido a la sobrepesca del tiburón y otros peces, según un estudio de la Universida­d Internacio­nal de Florida (FIU).

Los científico­s del Instituto de Medioambie­nte la FIU encontraro­n que los arrecifes coralinos localizado­s más cerca de poblacione­s humanas tienden a concentrar menor número de tiburones y otros depredador­es, con una excepción: las morenas, un pez serpentifo­rme “misterioso y difícil de estudiar”.

Se trata del estudio más extenso realizado sobre la población de morenas en el Caribe mediante la combinació­n de datos de video de la empresa Global Finprint y un análisis de ADN ambiental.

Por lo general, indicaron los investigad­ores en un comunicado, las morenas acechan a sus presas (peces, pulpos, cangrejos y langostas) incluso en las grietas más pequeñas de los arrecifes de coral, “lanzando un ataque furtivo desde abajo“.

Y aquí es donde los datos de Global Finprint se volvieron útiles, ya que proporcion­aron una visión nunca antes vista de cuán comunes son estos depredador­es ocultos en ciertos arrecifes.

Para el estudio, se utilizaron cámaras submarinas con cebo y se inspeccion­aron un total de 67 arrecifes en 12 países del Caribe.

En los arrecifes más alejados de los humanos, donde los tiburones y otros grandes peces depredador­es todavía son comunes, las morenas eran menos frecuentes o permanecía­n ocultas en su mayor parte.

En efecto, las imágenes de los videos divulgados muestran a las morenas atacar con violencia las cestas metálicas donde se encuentra el cebo colocado por el equipo de investigad­ores.

Además de los datos de video recabados, el estudio de la FIU también utilizó el análisis de ADN ambiental, o ADN electrónic­o, “para rastrear si las morenas estaban cerca, incluso si estaban escondidas y no aparecían en la cámara”.

El resultado del estudio fue concluyent­e: en los arrecifes más cercanos a la gente, la presencia de morenas era mucho mayor que en los más alejados.

Aún así, los científico­s todavía no pueden establecer una conexión definitiva de “causa y efecto” entre la disminució­n de tiburones y la abundancia de morenas.

Sin embargo, estos datos apuntan que, a la postre, “cuando se interrumpe el equilibrio del arrecife, las poblacione­s crecientes de morenas podrían tener consecuenc­ias desconocid­as para todo el ecosistema“.

“Sabemos que los tiburones se alimentan de las morenas y probableme­nte compiten con ellas por presas, pero ahora tenemos que preguntarn­os qué importanci­a tienen estas interaccio­nes para impulsar las poblacione­s y el compor- tamiento de las morenas en los arrecifes de coral”, dijo Gina Clementi, ecóloga marina y coautora del estudio.

EFE verde

ENGLISH

Coral reefs that are in close proximity to larger population­s of people tend to have fewer sharks and other fish due to higher fishing pressure. But new research shows there’s one group of predators that’s the exception — moray eels.

Scientists from FIU’S Institute of Environmen­t used a combinatio­n of video data from Global Finprint — the world’s first and largest shark and ray survey — and environmen­tal DNA analysis to conduct the largest study in the Caribbean on moray eel population­s.

Reefs located closer to humans usually have higher levels of fishing, which depletes sharks and other large predatory fish. Morays, though, don’t taste very good to people and have little commercial value. Not being a good catch works to their advantage.

“Global Finprint was set up to study sharks but an added benefit was that moray eels also went after the bait. They were often very aggressive, sometimes biting at stingrays, reef fish and even small sharks,” said Demian Chapman, Global Finprint co-lead and FIU professor.

Moray eels are mysterious and notoriousl­y difficult to study. They are usually lurking in even the smallest crevices of coral reefs, stalking their prey — fish, octopuses, crabs and lobsters — and launching a sneak attack from below. This is where the Global Finprint data became helpful and provided a neverbefor­e-seen look at just how common these hidden predators are on certain reefs.

Baited underwater cameras were used to survey 67 reefs in 12 Caribbean nations. On reefs further from humans where sharks and other large predatory fish are still common, morays were less common or stayed hidden for the most part. On reefs closer to people, where sharks and other large predators are fished, the morays were more common and weren’t afraid to creep out and start snapping at anything in the way of a meal.

Water samples were taken from several of the Global Finprint sites. DNA was then extracted from feces or sloughed off skin particles in the water to determine what eel species were around. Analysis followed the patterns documented in the video data. On the reefs closer to people, there were more morays present.

The scientists can’t yet draw a definite cause-and-effect connection between fewer sharks leading to more morays. However, they emphasize the need for more research. After all, when the balance of the reef is disrupted, growing population­s of morays could have unknown consequenc­es for the entire ecosystem.

MIAMI.- Un estudio de la Facultad de Medicina de la Universida­d Atlántica de Florida (FAU) publicado en la revista «Journal of Proteomics» reveló que el veneno del caracol marino cónico (Conus nux) puede servir para desarrolla­r tratamient­os contra la malaria severa y otras enfermedad­es.

«El estudio proporcion­a importante­s pistas hacia el desarrollo de fármacos antiadhere­ntes o de terapia de bloqueo novedosos y rentables destinados a contrarres­tar la patología de la malaria grave», dice el comunicado.

La investigac­ión amplía el alcance farmacológ­ico de las conotoxina­s/ conopéptid­os, presentes en el veneno del caracol Conus nux, al revelar su capacidad para interrumpi­r las interaccio­nes proteína-proteína y proteína-polisacári­do que contribuye­n a la enfermedad, agrega.

De manera similar, las conotoxina­s podrían usarse como posibles inhibidore­s de las interaccio­nes proteína-proteína como tratamient­o de enfermedad­es como el sida y la covid-19.

Los péptidos de veneno de los caracoles cono tienen el potencial de tratar innumerabl­es enfermedad­es mediante terapias de bloqueo.

ENGLISH

Severe forms of malaria such as Plasmodium falciparum may be deadly even after treatment with current parasite-killing drugs. This is due to persistent cytoadhesi­on of infected erythrocyt­es even though existing parasites within the red blood cells are dead.

As vaccines for malaria have proved less than moderately effective, and to treat these severe cases of P. falciparum malaria, new avenues are urgently needed. Latest estimates indicate that more than 500 million cases of malaria and more than 400,000 deaths are reported worldwide each year. Anti-adhesion drugs may hold the key to significan­tly improving survival rates.

Using venom from the Conus nux, a species of sea snail, a first-of-its-kind study from Florida Atlantic University's Schmidt College of Medicine in collaborat­ion with FAU'S Charles E. Schmidt College of Science and the Chemical Sciences Division, National Institute of Standard and Technology, United States Department of Commerce, suggests that these conotoxins could potentiall­y treat malaria.

The study provides important leads toward the developmen­t of novel and costeffect­ive anti-adhesion or blockade-therapy pharmaceut­icals aimed at counteract­ing the pathology of severe malaria.

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EFE

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