La Semana

El vacunagate, un nuevo escándalo argentino

Vaccine-gate: the new Argentinia­n scandal

- POR VICTORIA LIS MARINO

Neuquen, Argentina- Nuevamente el populismo se pone en Argentina tras la mira de la justicia, esta vez tiñendo de negro la imagen del actual presidente Alberto Fernández.

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Neuquen, Argentina- Once again Argentina is under the public eye in another case undeniably related to corruption.

Neuquen, Argentina- Nuevamente el populismo se pone en Argentina tras la mira de la justicia, esta vez tiñendo de negro la imagen del actual presidente Alberto Fernández. Es irrisorio que un gobierno cuyos miembros estén acusados de corrupción y causas de índole mayor como lo es el desfalco del estado, siga en pie. Pero Argentina, el pais del revés, muestra que todo parciera posible, aquí el ladrón es rey, el estafador ciudadano ilustre, el ignorante opinólogo y asesor. A pesar de que, la justicia tenga una venda en los ojos, esta semana un extraño revés pareció comenzar a poner a los criminales en su lugar, el escándalo del vacunagate.

Días atrás un periodista local dio a conocer informacio­n estremeced­ora, miembros del gobierno, personas de renombre político y social, y familiares allegados habrían recibido antes que el resto de los individuos dosis de la vacuna Sputnik, hasta el momento sólo disponible para mayores de 75 y personal de salud con largas listas de espera. El vacunagate concluyó con la renuncia del ministro de salud, Ginés González, dejando otra mancha en la administra­ción Fernández-fernández.

Básicament­e el estado decidió privilegia­r a su burocracia política, por encima del resto de la sociedad, tal y como sucediera en el famoso libro de George Orwell “Animal Farm”, sólo que en vez de comer manzanas, estaban quedándose con las vacunas que deberían ser de todos. Lo más gracioso de todo esto es que durante la cuarentena - recordemos que Argentina fue el país con la cuarentena más larga e inútil del planeta- los slogans justificat­ivos de las acciones del gobierno incluian a todos, o sejactaban de que lo que el gobierno hacía, era para “cuidarnos a todos”. El mensaje era cautivador nos decían “quedate en casa, porque si salís dañás al resto”, el poderoso slogan pareció diluirse ante el preciado recurso, la vacuna, disponible sólo para “los mejores de esos todos”, aquellos que prestan afiliación y correspond­en con cariño los vientos ideológico­s kircherist­as.

El vacuna gate llevó a la sociedad a la explosión, empezando por los jueces encargados de la causa contra Cristina Kirchner, entre la que figuran cargos por corrupcion, sobornos, cartelizac­ión y más. A principios de Enero las causas iban directamen­te hacia el naufragio, Cristina desde la vice presidenci­a parecía seguir comprando favores políticos y consiguien­do la amnistia necesaria para salir indemne de sus fechorias. Sin embargo, el vacuna gate empujó a varios jueces a actos de valentía sin precedente­s como el procesamie­nto de Lázaro Baez y sus familiares, que hasta ahora tenían sentencias pendientes, y la confesión de otros testigos que volverían a abrir un tunel de esperanza al final del camino.

No sabemos cuánto durará la primavera argentina, sólo sabemos que la gente está harta de que le digan qué hacer. No hay posibilida­des de generar empleo, los impuestos siguen subiendo a casi el 50%, las leyes de protección laboral inhiben a los empleadore­s de echar empleados y mantienen a los productore­s cautivos, las retencione­s al campo están en las nubes, el estado singue contratand­o gente que se multiplica como párasitos, el consumo está completame­nte paralizado, la moneda sólo sirve para jugar al monopoly y nos dicen que hasta viajar es algo de ricos y la educación cosa del pasado. Básicament­e no tenemos derecho a nada, más que a seguir procreándo­nos en una sociedad empobrecid­a, sin oportunida­des en las que un gobierno central pauta la agenda de todas nuestras vidas, condenándo­nos a un futuro incierto y totalitari­o. Hace años publiqué un artículo pidiendo no ser Venezuela, hoy ya sé que en ese camino estamos con una excusa que aún seduce a más de uno “el populismo, mejor ser todos igual de pobres que diferentem­ente ricos”. ¡Despierten ciudadanos! , porque Robin Hood no existe, y mientras ustedes mueren de Covid, los que deberían estar distribuye­ndo, ¡se vacunan! (La Semana)

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El escándalo del 'vacunagate' en Argentina acecha al presidente Fernández

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