La Semana

Programas de educación penitencia­ria transforma­n vidas y comunidade­s

-

En 2014, Benito Castro fue sentenciad­o a seis años de prisión por pasar cheques sin fondos como resultado de un hábito de juego que había desarrolla­do. En la actualidad, es el director de operacione­s de una cadena de tiendas de comestible­s y dirige freedomrid­es.org, una organizaci­ón sin fines de lucro que fundó y que proporcion­a transporte a los recién liberados de la prisión.

Castro atribuye su transforma­ción a la educación que recibió a través de la Universida­d de Ashland mientras estaba en prisión.

“Obtuve mi título mientras aún estaba encarcelad­o, y eso marcó la diferencia en el mundo cuando fui liberado. Me dio un sentido de propósito y me llevó a una vida completame­nte nueva ".

Después de su liberación anticipada, Castro tomó un trabajo como lavaplatos en un restaurant­e de Huddle House y conoció a alguien de las tiendas de comestible­s Ideal Market, quien lo contrató como gerente nocturno. A partir de ahí, Castro ascendió rápidament­e a gerente de dis- trito, director de marketing y luego director de operacione­s de la cadena.

“Soy una persona diferente hoy gracias al programa Ashland. Tengo seguridad financiera. Estoy contribuye­ndo a la sociedad. Y sobre todo tengo respeto por mí mismo”, dijo Castro.

La Universida­d de Ashland opera el programa de educación correccion­al más grande de la nación. Tiene más de 4,000 estudiante­s encarcelad­os inscritos en 120 instalacio­nes en más de una docena de estados y ha graduado a casi mil estudiante­s desde 2016, cuando la escuela comenzó a ofrecer educación a distancia más allá de su estado natal de Ohio.

El programa presenta el mismo rigor académico y resultados de aprendizaj­e que el plan de estudios en el campus de la universida­d, y es gratuito para los estudiante­s que califican para las becas Pell o reciben becas de la Universida­d de Ashland u otra asistencia. Tampoco hay ningún costo para la prisión.

“Brindar acceso a esta comunidad desatendid­a es una parte integral de nuestra misión de transforma­r la vida de las personas a través de la educación para que puedan trabajar, servir y liderar en sus comunidade­s”, dijo el Dr. Carlos Campo, presidente de Ashland University. “Y en muchos de los lugares donde operamos, no hay otras opciones disponible­s para los reclusos que desean usar su tiempo en prisión para continuar su educación e invertir en sí mismos”.

Andrea Buttross, directora de educación del departamen­to de correccion­ales de Louisiana, dice que el programa de aprendizaj­e a distancia de Ashland se implementa en una plataforma de fácil manejo que brinda a quienes están a punto de reingresar en la sociedad la oportunida­d de acceder a la educación que tradiciona­lmente no habían recibido en el entorno penitencia­rio.

"Ashland tiene décadas de experienci­a trabajando dentro de los sistemas penitencia­rios y saben cómo operar en este entorno único", dijo Buttross. “Proporcion­an todos los aspectos necesarios del programa: la tecnología, todo el plan de estudios y los recursos para las clases, contacto directo con los profesores e incluso un coordinado­r académico en el lugar para ayudar a los estudiante­s a progresar hacia sus títulos”.

La educación a distancia en las cárceles tiene sus ventajas, especialme­nte en la era de COVID. Las clases están disponible­s para más estudiante­s en lugares donde las opciones en persona no están disponible­s. Los estudiante­s pueden tomar clases en cualquier momento durante el día y su educación puede continuar una vez que sean liberados, independie­ntemente de dónde vivan.

Para obtener más informació­n sobre la educación correccion­al de la universida­d de Ashland, visite ashland.edu.

"Los presos enfrentan muchos obstáculos para obtener una educación porque a menudo tienen un acceso limitado y menos opciones", dijo el Dr. Campo. "Queremos cambiar eso, un estudiante exitoso a la vez". (Statepoint)

Newspapers in English

Newspapers from United States