MEJOR PREVENIR QUE LAMENTAR
La temporada de huracanes del 2017 luce un tanto más calmada que la anterior en cuanto a actividad e intensidad se refiere.
El año pasado tuvo un 135 por ciento de actividad normal en general. Se espera que este año, la temporada que comenzó el pasado 1 de junio, esté 85 por ciento normal con 11 tormentas nombradas, cuatro de ellas convirtiéndose en huracanes, dos de ellos intensos.
Hasta el momento hemos monitoreado un patrón ENOS (El NiñoOscilación del Sur) con una alta probabilidad de que El Niño se desarrolle para finales de agosto.
La temporada temprana incluye un ambiente favorable para una depresión tropical y varias tormentas que se formaran en las cálidas aguas del Caribe y el Golfo de México. Sin embargo, justo cuando las aguas lleguen a su máximo, se espera que El Niño incremente el viento a través del Atlántico lo que prevendría el desarrollo de otros sistemas tropicales.
Las temperaturas del agua a través de la cuenca del Atlántico están mucho más frías de lo normal. Un área de presión un poco más fuertes y extensa se ha establecido a lo largo de las aguas del Atlántico occidental. Estas altas presiones han aumentado un poco el flujo de vientos del este lo que a su vez incrementó las aguas frías que surgen del Atlántico occidental y del Caribe. Estas aguas frías disminuirán la oportunidad de que se intensifiquen las olas y limitarán la fuerza de los sistemas tropicales que se formen.
También quiero recordar que una temporada de huracanes calmada no quiere decir que sea una temporada muerta.
¿Recuerdan la tormenta tropical Fay en 2008, que con tan solo estar siete días sobre Florida, dejó 11 pulgadas de lluvia? Asegurémonos de estar preparados para la probabilidad de que al menos un sistema tropical azote esta temporada.