San Diego Union-Tribune

TRAS 12 AÑOS, OLGA DÍAZ DEJA EL CONCEJO

Fue la primera concejala latina de Escondido, defendió a inmigrante­s

- JOE TASH

Olga Díaz concluyó sus 12 años en el Ayuntamien­to de Escondido el miércoles 9, cuando renunció oficialmen­te a su puesto y dos nuevos miembros del concejo dieron juramento.

Durante la mayor parte de su mandato en el concejo, Díaz fue minoría, a menudo se encontraba en el extremo perdedor de 4-1 votos. Pero no dejó que eso le impidiera rechazar políticas que considerab­a objetables, ya fuera el apoyo del concejo a una demanda contra las leyes de “santuario” de California o un plan para privatizar los servicios de la biblioteca pública.

En una audiencia celebrada en 2014 sobre una propuesta para convertir una casa de reposo vacía en un refugio para niños migrantes, que tuvo lugar en medio de una acalorada campaña por la alcaldía entre Díaz y el alcalde en ejercicio Sam Abed, Díaz expuso la cuestión en términos morales muy claros, reconocien­do que su apoyo al controvert­ido proyecto podría costarle

sus votos.

“Puedo perder una elección, pero no perderé mi humanidad”, dijo Díaz antes de que el concejo rechazara la propuesta en una votación de 4 a 1. Ese noviembre, también perdió la carrera por la alcaldía, y está convencida de que su voto en apoyo del refugio fue un factor significat­ivo en su derrota.

Durante el tiempo que estuvo en el concejo, Díaz dijo que sentía el deber de hablar en nombre de aquellos en la comunidad cuyas voces no podrían haber sido escuchadas de otra manera. Fue la primera latina elegida para el concejo de la Ciudad de Escondido, y abrazó con orgullo ese papel, incluso hablando en español en el estrado para ayudar a los oradores públicos y a sus colegas del concejo a entenderse.

“Adopté el papel de ser la conciencia moral del concejo”, dijo.

Antes de entrar en la política, Díaz, de 44 años, tenía una cafetería en el centro de Escondido llamada Blue Mug Coffee & Tea, que cerró en 2010. La razón por la que se postuló para el cargo, dijo Díaz, se debió a lo que ella consideró como un “sentimient­o antimigran­te” provenient­e del Ayuntamien­to.

Entre las políticas específica­s a las que se opuso, dijo, estaba la práctica del departamen­to de policía de establecer puntos de control de licencias de conducir durante las horas de la mañana cuando la gente se dirigía al trabajo. Cuando se detenía a los inmigrante­s indocument­ados, que no podían obtener legalmente licencias de con

ducir, sus coches eran remolcados, lo que resultaba en fuertes multas y cargos.

“Para mí, eso fue un robo legalizado”, dijo, y argumentó en contra de la práctica durante años hasta que fue prohibida por un cambio en la ley estatal.

El exalcalde de Escondido, Jerry Harmon, que sirvió como mentor de Díaz, dijo que le aconsejó que considerar­a el servir en el concejo de la minoría como una experienci­a de “construcci­ón de carácter”. Era un papel con el que estaba familiariz­ado desde su propio tiempo en el concejo.

Mientras que Díaz fue a menudo derrotada, dijo, ella nunca se volvió desagradab­le en su comportami­ento y él respetó eso.

“Era una dama y una que hacía sus deberes y hacía preguntas difíciles. Si ella no hubiera estado allí, muchos temas no habrían sido investigad­os a fondo”, dijo Harmon.

Un tema por el que Díaz merece el crédito, dijo Harmon, fue su esfuerzo por poner en marcha la limpieza y restauraci­ón de Escondido Creek, gran parte del cual consiste en un canal de hormigón bordeado por una valla de cadenas.

Díaz dijo que el esfuerzo para mejorar el arroyo y sus alrededore­s y eventualme­nte crear un parque lineal a través del centro de Escondido comenzó cuando ella y un amigo dieron un paseo en bicicleta a lo largo del arroyo e invitaron a los medios de comunicaci­ón y al público a venir.

Desde entonces, la ciudad y los partidario­s del arroyo han recibido millones de dólares en subvencion­es para proyectos como pasos

subterráne­os, nuevos y mejorados senderos para bicicletas y peatones, murales y parques pequeños, dijo Díaz. Ella visualiza el trabajo como un proyecto de 30 a 40 años.

“Mucha de esa energía comenzó con ese loco paseo en bicicleta”, dijo Díaz. “Ese fue un proyecto que nunca hubiera sucedido sin que yo lo quisiera”.

El espíritu de debate vigoroso de Díaz también fue elogiado por sus colegas del concejo, como el exalcalde Sam Abed, que dejó el concejo en 2018 después de perder su candidatur­a a la reelección.

Él y Díaz a menudo estaban en desacuerdo, dijo Abed, pero sus puntos de vista opuestos condujeron a un “intenso debate” que sirvió al público.

“Le tengo mucho respeto”, dijo Abed. “Es muy inteligent­e y se presenta bien. No hay nada malo en estar en desacuerdo y debatir apasionada­mente los temas que preocupan a nuestra comunidad”.

En la reunión del concejo del 18 de noviembre, Díaz se despidió de sus colegas y constituye­ntes, en ocasiones se volvió emotiva. Alrededor de dos docenas de miembros del público presentaro­n comentario­s por escrito, agradecién­dole su servicio a la ciudad.

Díaz continuará su trabajo como directora de éxito estudianti­l y equidad en el Colegio Palomar, y en enero comenzará un programa de doctorado en educación en la USC. También servirá en un comité con el capítulo local del Club Sierra, y ha sido invitada a unirse a juntas sin fines de lucro.

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