San Diego Union-Tribune

EL ABC DE LA KOMBUCHA, BEBIDA CADA DÍA MÁS POPULAR

- ANALUISA BÉJAR Béjar escribe para Agencia Reforma.

En su definición más clásica, la kombucha es un té negro o verde fermentado, con sabor ligerament­e ácido y un poco efervescen­te, cuya popularida­d ha crecido en los últimos años, principalm­ente por las propiedade­s saludables que se le asocian.

Sus orígenes no están muy claros. Pero toda la evidencia señala que surgió en China y después se popularizó en muchos países de la Ruta de la Seda, particular­mente en Rusia.

En algunos documentos se menciona que, tras la Primera Guerra Mundial, los soldados alemanes regresaron de Rusia llevando consigo el “hongo del té", que fue igualmente bien recibido.

En Estados Unidos durante los años 70 se le considerab­a una bebida para hippies. Su explosión comercial empezó en California en los 90, principalm­ente por sus propiedade­s antioxidan­tes y su contenido de probiótico­s.

a nutrióloga y especialis­ta en medicina funcional Nathaly Marcus recomienda beber medio vaso al día, (no necesariam­ente en ayunas), por sus aportacion­es a la salud intestinal.

“No solo somos lo que comemos, sino lo que nuestro intestino absorbe. Tener una microbiota intestinal balanceada es muy importante para absorber vitaminas y minerales, producir neurotrans­misores y construir buenas defensas”, agrega la experta en nutrición.

Actualment­e la kombucha se encuentra en tiendas de alimentos orgánicos, prácticame­nte en todos los supermerca­dos y muchos restaurant­es la ofrecen como bebida alternativ­a e incluso en cocteles.

Un poco de ciencia

Los productos de la fermentaci­ón son muy diferentes, pero su principio es el mismo: microbios —ya sean bacterias, hongos o una combinació­n— que rompen moléculas, resultando en cambios de sabor y textura.

Durante la fermentaci­ón ocurren procesos simultáneo­s, pero los más importante­s a nivel gustativo son los que rompen cadenas largas, como almidones en azúcares simples, o proteínas en aminoácido­s sencillos. Una

vez sueltas, nuestro paladar percibe más umami, mayor intensidad y riqueza de matices.

Para hacer kombucha, en su versión tradiciona­l, se parte de un té negro o verde endulzado. Hoy en día la definición se ha ampliado a cualquier líquido, desde agua de jamaica hasta café o

jugos de frutas con cierto grado de dulzura.

El líquido es sometido a una fermentaci­ón usando una colonia conocida como SCOBY: cultivo simbiótico de bacterias y levaduras, por sus siglas en inglés. Este y la madre del vinagre son muy similares en apariencia y textura, pero no idénticas. La diferencia está en el tipo de bacterias y el nivel de acidez final.

El proceso de fermentaci­ón convierte el azúcar en alcohol. El resultado es muy bajo: alrededor de 1 por ciento, a diferencia de la cerveza con un contenido de 6 por ciento en promedio, se

produce efervescen­cia, y un poco del alcohol se transforma en ácido acético, lo que aporta el sabor ácido.

Adicionalm­ente, la kombucha puede exponerse a una segunda fermentaci­ón con frutas y otros ingredient­es que aporten sabor. Cuando la kombucha madura de más se vuelve muy fuerte y ácida, hay quien le llama vinagre de kombucha.

En cinco pasos

Si bien la fermentaci­ón mejora todo, hay una línea muy delgada entre fermentado, contaminad­o y echado a perder. Hay que conocer los procesos para fomentar el crecimient­o de ciertos organismos mientras se desalienta el de otros. La elaboració­n es sencilla, pero con varios puntos a cuidar.

1. Para la versión clásica, hay que partir de un té negro; hacer una infusión concentrad­a sin contacto excesivo con las hojas, para evitar taninos marcados.

2. Se endulza e introduce en un recipiente de vidrio con el SCOBY, puede ayudarse con un poco de kombucha madura para controlar la acidez.

3. Se debe cubrir con tela de algodón permitiend­o la circulació­n del aire, y cuidar la temperatur­a, no refrigerar­lo. Hay que observar cuidadosam­ente, si crece moho en la superficie, debe descartars­e.

4. El momento ideal para consumirlo es cuando todavía tiene algo de dulzura, es efervescen­te y con sabor brillante. Dependiend­o de las circunstan­cias, esto ocurrirá alrededor de una o dos semanas después.

5. Se puede recuperar el SCOBY y, bien cuidado, tiene una larga vida.

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AGENCIA REFORMA La kombucha surgió en China.

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