San Diego Union-Tribune

TRABAJADOR­ES ESENCIALES: CASI INVISIBLES Y MAL ATENDIDOS

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Ya sea en los campos agrícolas de California o Nueva York, o en los supermerca­dos, farmacias o hospitales, los llamados trabajador­es esenciales, en un gran número latinos, enfrentaro­n lo peor de la pandemia del coronaviru­s para que el país pueda seguir operativo.

Cerca de 5 millones de indocument­ados, casi 3 de cada 4 inmigrante­s irregulare­s dentro de la fuerza laboral en el país, forman parte de esos esenciales, según el Center for American Progress (CAP).

“Son nuestros héroes”, dijo Armando Elenes, secretario-tesorero del sindicato Unión de Campesinos (UFW) al destacar el caso de los trabajador­es agrícolas, que se estima son más de un millón y medio, en su mayoría latinos, y que “no han parado de trabajar, no han tenido esa opción”.

“Son verdaderam­ente los héroes que han mantenido la comida en los platos, en las mesas de Estados Unidos”, afirmó el líder sindical.

La mayoría de los trabajador­es agrícolas están concentrad­os en California, donde se estima son unos 400 mil, así como en Washington, Oregón y Florida, estados que albergan los princi

pales campos de cultivo.

Contrario a otros millones de personas, desde que comenzó la pandemia los invisibles trabajador­es esenciales, muchos de ellos mal remunerado­s, no han tenido la opción de quedarse en casa para no contagiars­e ni llevar a sus hogares la enfermedad.

COVID-19 ha costado ya la vida de más de 300 mil per

sonas en este país, entre ellos trabajador­es esenciales, muchos de los cuales no recibieron el equipo necesario para protegerse, según denunciaro­n activistas y sindicatos.

“Los designaron como esenciales pero los tratan como otra cosa, como de segunda clase”, afirma Elenes. “Ellos no tuvieron la opción de quedarse en casa, esta

ban contra la espada y la pared porque muchos no tienen papeles y, por ello, no reciben dinero de desempleo”, agregó.

El sindicalis­ta pone de relieve la “difícil situación” que pasan los indocument­ados que trabajan en el campo y en otros sectores esenciales, ya que no estuvieron incluidos en los dos paquetes de estímulo aprobados por el

Congreso, el segundo pendiente de la firma del presidente saliente, Donald Trump.

Tampoco pueden aplicar a los subsidios para pagar el alquiler, ni cuentan con seguro médico.

En esta pandemia, otros que no han dejado de cumplir su trabajo han sido los conductore­s de camiones de distribuci­ón, los reponedore­s en supermerca­dos, los operarios en las cocinas de restaurant­es, los bodegueros, asistentas del hogar y los repartidor­es de comida, entre otras labores que son ejercidas en un importante número por latinos e indocument­ados.

“Los repartidor­es de comida mantuviero­n la industria de los restaurant­es, dieron de comer a médicos, mantuviero­n alimentado­s a todos los neoyorquin­os esenciales. Este trabajo hace posible otros trabajos”, destacó Ligia Guallpa, directora ejecutiva del Proyecto de Justicia Laboral.

Lamentó que pese a que “dieron la cara por el país” lo hicieron sin seguridad ni protección “dejando su salud y vida”.

“El 84 por ciento de los latinos no puede trabajar desde casa, como otros que lo hacen de forma virtual debido a la pandemia. Somos trabajador­es esenciales. Estamos conectados con servicios directos”, dijoRamiro Cavazos, presidente de la Cámara de Comercio Hispana.

“Sin nuestra comunidad latina este país no estuviera marchando adelante, no estuviera en la posición que está", agregó el presidente de esta cámara, quien estima que el 70 % de los trabajador­es en las cocinas de los restaurant­es son latinos.

“Si muchos trabajador­es esenciales hubiesen parado, este país se hubiese paralizado. Son importante­s y no se les reconoce debidament­e. Son los súper héroes y el gobierno está dándole la espalda”, excluyéndo­les de ayudas y de la vacuna, señaló por su parte Frank García, presidente de la Asociación de Cámaras de Comercio.

Opinó que estos trabajador­es de hecho deberían ser los primeros en recibir la vacuna, junto con el personal sanitario, porque “están muriendo” en vista de su diaria exposición a la COVID-19 a causa de sus trabajos.

“Ellos son tan importante­s como los políticos. Me duele verlos a ellos tomado la vacuna y no mi gente que hace los deliveries, a los taxistas, bodegueros, transporti­stas. Los esenciales”, afirmó.

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RODRIGO JIMÉNEZ EFE COVID-19 ha costado ya la vida de más de 300 mil personas en este país, entre ellos trabajador­es esenciales.

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