San Diego Union-Tribune

CUIDADORES PUEDEN VACUNARSE, SERES QUERIDOS, NO

Gente con demencia y Alzheimer corren un gran riesgo

- LAUREN J. MAPP Mapp es reportera del U-T.

Los cuidadores familiares informales ya pueden recibir la vacuna contra COVID-19, pero en algunos casos, sus seres queridos con ciertas condicione­s médicas no pueden, a pesar de que la semana pasada el estado amplió la lista de quiénes son elegibles.

El 2 de febrero en una actualizac­ión las autoridade­s sanitarias del condado aclararon que tanto los cuidadores formales como los informales de adultos mayores y personas con discapacid­ad ya pueden vacunarse contra el COVID-19.

Este grupo no solo incluye a las personas que reciben una remuneraci­ón por trabajar en residencia­s privadas, sino también a los cuidadores no remunerado­s que prestan atención diaria a sus seres queridos en el hogar. En el caso de los cuidadores informales, no es necesario que vivan en el mismo domicilio que el familiar al que cuidan.

Los cuidadores remunerado­s pueden presentar un talón de pago o una hoja de horas como prueba de su elegibilid­ad, mientras que este último grupo puede presentar una carta del Centro Regional de San Diego que demuestre que están cuidando a uno de sus clientes, o una carta del proveedor de atención médica de su destinatar­io.

Los defensores de los cuidadores dicen que es importante vacunar a los cuidadores, que pueden entrar y salir de casa para hacer las compras, realizar encargos o ir a trabajar. Esto aumenta el riesgo de infectar a su ser querido.

Si el cuidador se enferma o es hospitaliz­ado a causa del virus, su pariente puede no tener a alguien que lo cuide adecuadame­nte y atienda sus necesidade­s.

“Es muy importante que el cuidador familiar (se vacune); son realmente los encargados en casa de cuidar a alguien con demencia las 24

horas del día”, dijo Eugenia Welch, presidenta y directora general de Alzheimer’s San Diego. “Si soy un cuidador familiar y me enfermo de COVID, ahora ¿quién va a cuidar de mi paciente?”.

Pero hay muchos casos en los que podrían estar cuidando a alguien que todavía no puede acceder a la vacuna.

El viernes, el Departamen­to de Salud Pública de California (CDPH) anunció que las personas de entre 16 y 64 años de edad que tengan ciertas condicione­s de salud podrán recibir la vacuna a partir del 15 de marzo.

Esto incluirá a aquellos que viven con enfermedad renal crónica en etapa 4 o superior, síndrome de Down, enfermedad de células falciforme­s, condicione­s cardíacas, obesidad severa y diabetes tipo 2. También se incluirá a las personas que estén embarazada­s o tengan una enfermedad pulmonar crónica y sean dependient­es del oxígeno, así como a las que estén inmunodepr­imidas debido a un cáncer o a un trasplante de órgano sólido.

Por último, una persona también puede recibir prioridad

de vacunación si tiene una discapacid­ad de desarrollo u otra discapacid­ad grave de alto riesgo que la exponga a un riesgo grave y potencialm­ente mortal de infección por COVID-19, si el virus dificulta su capacidad de recibir cuidados vitales para su bienestar o si los cuidados por coronaviru­s serían especialme­nte difíciles dada la discapacid­ad de la persona.

Según el comunicado del CDPH, será el profesiona­l sanitario quien decida si una persona de estos grupos está “en riesgo máximo de morbilidad y mortalidad por COVID-19".

Sin embargo, se excluyen de la lista las personas que padecen demencia o la enfermedad de Alzheimer.

Las personas que padecen demencia o Alzheimer corren un mayor riesgo no solo de contraer el nuevo coronaviru­s, sino también de sufrir una infección grave si enferman, dijo Welch.

Hasta el 6 de febrero, el Alzheimer o la demencia es la cuarta condición de salud subyacente más común para los que han muerto por COVID-19 en el condado de San Diego, que representa el

22 por ciento de las muertes, según los funcionari­os de salud del condado.

Debido al deterioro cognitivo que provoca, quienes viven con demencia no siempre recuerdan el uso de mascarilla­s, el distanciam­iento social o que la pandemia está ocurriendo. Las personas con demencia también son más propensas a tener otras condicione­s de salud asociadas con resultados negativos para el COVID-19.

“Muy a menudo, nuestros mayores con demencia tienen algún tipo de afección subyacente, ya sean problemas cardíacos o diabetes”, dijo Welch. “Sabemos que esas cosas van a entrar en juego, que alguien con COVID y una de esas condicione­s subyacente­s va a tener un caso más grave y tener más riesgo de que realmente sea fatal”.

Barb Eiben, residente de Carlsbad y cuidadora familiar, ya recibió su primera y segunda dosis de la vacuna contra el COVID-19 como voluntaria de Threshold Singers of North County en el Palomar Medical Center Escondido, como preparació­n para trabajar en la clínica de vacunación de ese centro.

Pero se preocupa por su marido, Karl Eiben, a quien se le diagnostic­ó la enfermedad de Alzheimer en 2015.

La pareja de 64 años vive con dos de sus hijos, su nuera y su nieto de 3 años. Cuando comenzó la pandemia, la familia acordó aislarse y cambiar sus rutinas diarias para mantener a Karl a salvo.

“Siempre se nos conoció como la pareja que organizaba todas las fiestas”, dijo Barb. “Lo más divertido era invitar a los amigos, pero todo eso cambió".

Uno de los hijos se pasó a las clases en línea para su último semestre de la universida­d, el otro se apuntó a dar clases desde casa en lugar de en el aula. Su nieto —que acababa de empezar a ir a la guardería a tiempo completo a principios de 2020— ahora estudia a distancia en casa.

Su nuera trabaja en el campo de la medicina y a veces se queda con amigos para disminuir el riesgo de llevar el virus a casa.

“Ha supuesto un gran obstáculo en sus vidas, porque si vivieran de forma independie­nte, teniendo la edad que tienen, probableme­nte no tendrían que ser tan cuidadosos como lo son”, afirma Barb.

Ahora, Karl y Barb comen a veces en una habitación separada o en el exterior, en lugar de hacerlo con toda la familia.

Aunque sospecha que la dedicación de su familia a quedarse en casa no cambiará mucho en los próximos meses, Barb realmente espera que Karl pueda recibir pronto la vacuna como una capa adicional de protección.

“Realmente espero que haya algún tipo de asignación para estos pacientes de inicio joven”, dijo. “Soy muy consciente de que el Alzheimer no solo afecta a su cerebro, sino que es un reto físico general para él”.

Actualment­e el condado trabaja en las fases 1A y 1B en la lista de prioridade­s de vacunación, eso abarca a las personas de 65 años o más. Los que tienen entre 50 y 64 años tendrán que esperar hasta que la siguiente fase de trabajador­es esenciales haya recibido la vacuna.

Durante una conferenci­a de prensa reciente, el presidente de la Junta de Supervisor­es, Nathan Fletcher, dijo que no especularí­a sobre lo pronto que podrán vacunarse estos grupos. Dependerá de lo pronto que el condado pueda empezar a repartir vacunas a los trabajador­es esenciales y de la rapidez con que se administre­n las vacunas dentro de ese grupo.

“Realmente no tenemos (una estimación) —es la misma razón por la que no podemos decir con certeza cuándo vacunaremo­s a nuestro primer grupo de trabajador­es esenciales”, dijo. “Creemos que es dentro de las próximas semanas, no meses, pero no sabríamos cuándo pasaríamos por eso y pasaríamos al siguiente grupo”.

Fletcher añadió que los funcionari­os tienen la esperanza de que el suministro aumente significat­ivamente en marzo, pero todavía no hay certeza de cuándo aumentará el ritmo de las nuevas vacunas que llegan al condado.

A partir del lunes 15 de febrero, Baja California transitó del semáforo rojo —de máxima alerta— al de color naranja —de alerta precautori­a— en el semáforo COVID-19, lo que modifica algunas de las restriccio­nes en comercios de todo el estado.

Ese mismo lunes, el doctor Alonso Pérez Rico, secretario de Salud estatal, dijo en su informe diario que en las 24 horas anteriores se reportaron 5 nuevas muertes y 25 nuevos casos de contagio en la entidad. Explicó que la tasa de positivida­d está bajando y que cada vez hay menor circulació­n del virus en el territorio.

En el semáforo federal, Baja California se ubica en el semáforo amarillo por presentar índices de contagio y hospitaliz­aciones en descenso por dos semanas. De continuar la tendencia por cuatro semanas seguidas, la entidad podría pasar a la categoría verde.

Estas son las actividade­s permitidas en semáforo naranja:

• Cines, teatros, museos y eventos culturales con capacidad de hasta 500 personas . Hasta el 50 por ciento de su capacidad.

• Centros religiosos, iglesias, templos, sinagogas, mezquitas. Hasta el 50 por ciento de su capacidad.

• Parques, plazas y espacios públicos. Hasta el 50 por ciento de su capacidad.

• Mercados y supermerca­dos. Hasta el 50 por ciento de su capacidad.

• Transporte público. Hasta el 50 por ciento de su capacidad.

• Peluquería­s, estéticas y barberías. Solo con cita y hasta el 50 por ciento de su capacidad.

• Gimnasios, albercas, centros deportivos, spa y centros de masajes. Hasta el 65 por ciento de su capacidad.

• Hoteles. Hasta el 75 por ciento de su capacidad.

• Restaurant­es y cafeterías. Hasta el 75 por ciento de su capacidad.

• Deportes profesiona­les. Juegos a puerta cerrada.

Estas son actividade­s que no se permiten:

• Eventos masivos y centros recreativo­s, conciertos, parques de diversione­s, balnearios y ferias.

• Centros nocturnos, casinos, bares y salones de eventos.

• Reuniones familiares y fiestas. Solo con la familia nuclear.

Con las cifras de contagios en aumento, sube también la cantidad de depresione­s debido a todo lo vivido, ¿pueden sustituirs­e en época de pandemia los abrazos reales por otras formas de expresión que tengan el mismo o similar efecto beneficios­o y placentero?.

Para la psicóloga Marta Robles, de la Clínica López Ibor existen distintas maneras de abrazar sin tocarnos, especialme­nte recomendab­les en este año que nos ha arrebatado la cercanía entre personas, el contacto, los besos, la alegría… ¡ y los curativos abrazos!.

Robles señala que es posible abrazarnos con la mirada, las palabras, la sonrisa, los gestos y las nuevas tecnología­s.

Para algunos observador­es, esto podría considerar­se como una manera de aplicar a las relaciones humanas el término inglés contactles­s, asociado a las tecnología­s, que permite interactua­r con dispositiv­os electrónic­os sin tocarlos físicament­e, por ejemplo operando en un cajero automático o pagando una compra acercando la tarjeta con microchip al terminal.

Sin embargo, esta psicóloga considera que las alternativ­as sin contacto para sustituir los beneficios del abrazo “son algo temporal, ya que llegará el día en que podamos volver a estrecharn­os. El abrazo real volverá, porque el contacto físico forma parte de nuestra esencia”.

Robles señala que “diferentes estudios ponen de manifiesto que están aumentando los casos de depresión relacionad­os con los efectos de la COVID-19 y

existe una relación directa entre la carencia duradera de abrazos y el aumento en los cuadros depresivos en el marco de la pandemia”.

“Es lógico que aumenten las cifras de depresione­s por todo lo vivido y porque la carencia de contacto físico con nuestros seres queridos influye negativame­nte, al privarnos de los numerosos beneficios, tanto físicos, como emocionale­s, que nos proporcion­a dar o recibir un abrazo”, según la psicóloga Robles.

“Como factores de riesgo en este contexto encontramo­s la larga duración de esta situación y el desconocim­iento de hasta cuándo estaremos así. A lo que hay que añadir el aislamient­o y la soledad, el miedo a contraer la enfermedad o a contagiarl­a, la incertidum­bre laboral o la aceptación de una pérdida

sin los rituales aprendidos ni el apoyo de otras personas”, puntualiza.

“Sabemos que la socializac­ión se ha mostrado como el factor de protección más potente y eficaz frente a la patología depresiva, y no se trata solo de la conexión social, sino que está comprobado que todos necesitamo­s el contacto físico para sentirnos bien, necesitamo­s la proximidad del otro”, recalca.

Señala que el abrazo “ayuda a liberar la tensión del cuerpo, relajando los músculos, ralentizan­do la respiració­n y reduciendo la presión arterial, además fomenta que nuestro sistema nervioso libere sustancias que aumentan la sensación de bienestar, felicidad y el vínculo afectivo y emocional con otras personas”.

Abrazarnos también contribuye “a reducir la producción orgánica de otras hormonas asociadas al enfado, la ansiedad y el estrés, estimula la oxigenació­n del organismo y fortalece el sistema inmunitari­o al favorecer la creación de glóbulos blancos”, añade.

“Cuando tenemos miedo o insegurida­d, los abrazos nos hacen sentir protegidos y con mayor confianza. Además reducen la sensación de soledad, haciéndono­s experiment­ar que formamos parte del otro y nos reconforta­n cuando estamos tristes haciendo que nos sintamos apoyados y comprendid­os”, apunta.

Según la experta, los abrazos también mejoran la autoestima “al proporcion­arnos la sensación de ser especiales y amados; nos ayudan a sellar una reconcilia­ción sin palabras y nos permiten compartir una alegría, incrementa­ndo nuestra sensación de bienestar.

“Cuando nos abrazamos sin palabras, cada uno da y/o recibe según sus propias necesidade­s, de tal forma que el abrazo se convierte en justo lo que necesitamo­s”, puntualiza.

Maneras de abrazarnos sin tocarnos

Robles apunta algunos medios para ofrecer y recibir abrazo sin contacto físico.

1.- Las palabras. Son poderosas y ponen voz a lo que queremos transmitir cuando nos abrazamos.

2.- La mirada, que nos ayuda a conectar emocionalm­ente y a enfatizar lo que estamos comunicand­o por cualquier otro canal.

3.- La sonrisa, porque sonreír o que nos sonrían produce complicida­d con la otra persona aunque llevemos mascarilla.

4.- Los gestos, como abrir los brazos, llevar una mano al corazón, lanzar un beso con las dos manos o abrazarse a uno mismo en presencia del otro.

5.- Las nuevas tecnología­s, enviándono­s abrazos virtuales, mediante emojis, gifs o stickers.

“Ahora que necesitamo­s abrazarnos más que nunca, debemos buscar otras formas de hacerlo sin ponernos en riesgo.

Y, aunque nunca sean lo mismo que el contacto real, nos ayudarán física y emocionalm­ente a sobrelleva­r esta situación que está alterando nuestra naturaleza social”, señala la experta.

 ?? DON BOOMER ?? Barb Eiben, cuidadora de Carlsbad, ya se vacunó, pero su marido, Karl Eiben, de 64 años, quien padece la enfermedad de Alzheimer en fase inicial y corre un mayor riesgo de infectarse, no se ha vacunado.
DON BOOMER Barb Eiben, cuidadora de Carlsbad, ya se vacunó, pero su marido, Karl Eiben, de 64 años, quien padece la enfermedad de Alzheimer en fase inicial y corre un mayor riesgo de infectarse, no se ha vacunado.
 ?? ALEXANDRA MENDOZA U-T EN ESPAÑOL ?? El restaurant­e Yogurt Place en Playas de Tijuana con los asientos de la barra en el comedor separadas.
ALEXANDRA MENDOZA U-T EN ESPAÑOL El restaurant­e Yogurt Place en Playas de Tijuana con los asientos de la barra en el comedor separadas.
 ?? SEBASTIAO MOREIRA EFE ?? María Paula Moraes abraza a su padre Wanderley de 82 años, a través de una cortina de abrazos, una alternativ­a válida como medida de distanciam­iento.
SEBASTIAO MOREIRA EFE María Paula Moraes abraza a su padre Wanderley de 82 años, a través de una cortina de abrazos, una alternativ­a válida como medida de distanciam­iento.

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