San Diego Union-Tribune

WILDFIRE ECONOMIC DAMAGE LINGERS AFTER THE FLAMES

Recent studies highlight scope, variety of effects

- BY BRIAN P. D. HANNON Hannon writes for The Associated Press.

The damage caused by wildfires can be devastatin­g, gutting structures and driving out people who live and work nearby. And researcher­s say the smoke from the annually recurring blazes also delivers economic damage to areas that were never touched by the flames.

Beyond the toll wildfire smoke can have on the health of those in affected areas, there are infrastruc­ture and business costs, experts said.

Expenses paid by homeowners to improve or increase measures to protect their properties and the impact of smoke on livelihood­s and budgets can be significan­t.

Wildfires that burned thousands of square miles throughout the U.S. West last year knocked out power, destroyed homes and buildings, and forced evacuation­s.

Oregon and Colorado fires damaged or destroyed more than 10,000 buildings. Five of the six largest wildfires in California’s history occurred in 2020.

Accompanyi­ng the fires was smoke that left Western communitie­s immersed in gray and orange haze that blotted the sky and caused normally hot midday temperatur­es to remain at cool nighttime levels in some areas.

Wildfire smoke plumes — and their economic impact — can travel far beyond the blazes, said Eric Zou, assistant professor of economics at the University of Oregon.

“When we think about health and labor market effects of wildfire, it is important to think beyond the areas in the immediate vicinity of the fires,” Zou said.

The European Union’s Copernicus Atmosphere Monitoring Service reported in September that smoke from western U.S. wildfires traveled nearly 5,000 miles to Britain and other parts of northern Europe.

Zou co-authored a paper with University of Illinois economists Mark Borgschult­e and David Molitor on the economic effects of wildfires that was presented to an American Economic Associatio­n conference in January 2020. Molitor said there is a quantifiab­le economic relationsh­ip to the amount of smoke reaching communitie­s.

“We estimate that an additional day of smoke exposure reduces earnings by about 0.04 percent over two years,” Molitor said. “The effect is largest in the year of smoke exposure, but the effects may linger for up to two years post-exposure.”

Benjamin Jones, assistant professor of economics at the University of New Mexico, said researcher­s are only beginning to understand the extent to which wildfire smoke impacts local economies.

“It is certainly possible, perhaps even likely, that the economic effects of wildfire smoke exposure may persist for months or even years after a large smoke event,” he said.

Jones said smoke exposure damaging the health of workers can “affect job performanc­e, labor market productivi­ty and perhaps even wage earnings and retirement savings,” Jones said.

Prolonged and intense fires like those in the Pacific Northwest last year may affect people’s health “in such a significan­t way that there are longer-term impacts to local economies well after the wildfire that caused the smoke has been extinguish­ed,” Jones said.

Two of the most visible industries impacted by wildfire smoke are tourism and outdoor recreation. Jones cited U.S. Bureau of Economic Analysis calculatio­ns that found the outdoor recreation economy accounted for $459.8 billion in 2019, or 2.1 percent of the national gross domestic product, which is the sum of all goods and services produced within a country’s borders.

“People tend to avoid national and state parks when wildfire smoke is present, which can depress local accommodat­ion, hospitalit­y and outdoor recreation industries, especially in rural areas in the American West,” Jones said.

La sobrecarga de casos, los retrasos considerab­les en los litigios y el aumento de los costes han llevado al Congreso a estudiar de nuevo la posibilida­d de ampliar el número de jueces de los tribunales federales.

En una audiencia celebrada la semana pasada por el Comité Judicial de la Cámara de Representa­ntes, tanto los congresist­as como los testigos, incluidos los de San Diego, caracteriz­aron la situación como una crisis que lleva décadas gestándose.

“Llevamos más de 20 años en una situación de emergencia judicial”, declaró la jueza jefe de distrito Kimberly Mueller, del Distrito Este de California, ante el Subcomité de Tribunales, Propiedad Intelectua­l e Internet.

La Conferenci­a Judicial de los Estados Unidos —el órgano de formulació­n de políticas de los tribunales federales— propusó que el Congreso cree 65 nuevos

puestos de jueces permanente­s en determinad­os tribunales de distrito para colaborar con los 663 puestos existentes, así como convertir ocho puestos temporales en permanente­s. California debería obtener 23, según la conferenci­a, incluyendo cuatro en el Distrito Sur de California, que abarca los condados de San Diego e Imperial.

La propuesta, respaldada por organizaci­ones legales progresist­as, no es tan controvert­ida como la idea de ampliar la Corte Suprema de los Estados Unidos y parece tener cierto apoyo bipartidis­ta —incluso por parte

del miembro del subcomité, el representa­nte Darrell Issa, republican­o de Vista, que patrocinó un proyecto de ley similar en 2018 que habría añadido 52 nuevos puestos de juez.

Sin embargo, él y otros republican­os enfatizaro­n que respaldar una medida de este tipo probableme­nte vendría con un compromiso que tal vez distribuir­ía los nombramien­tos a lo largo de los ciclos electorale­s presidenci­ales actuales y futuros para no inundar los tribunales con los nombramien­tos del presidente Joe Biden.

El último gran impulso a los tribunales federales se produjo con la legislació­n de 1990. Desde entonces, el número de casos presentado­s ha aumentado, mientras que el número de jueces de distrito asignados para atenderlos se ha mantenido relativame­nte estancado.

La situación no es diferente en San Diego, que tiene autorizaci­ón para 13 jueces en activo, reforzados por 14 jueces magistrado­s, nueve jueces superiores y algún que otro juez visitante.

Desde 2003, la última vez que el Congreso añadió plazas de juez a nivel local, el número de casos presentado­s ha aumentado un 17 por ciento, declaró el juez de distrito Larry Burns, que recienteme­nte dejó el cargo de jefe para asumir la categoría de senior en el distrito.

Cuando se considera la carga de casos ponderada —una evaluación que determina la cantidad de tiempo que cada tipo de caso toma para completar— el Distrito Sur en 2019 manejó muy por encima de la media nacional, 634 casos por juez frente a 535. El objetivo está en torno a los 430.

La aplastante carga de casos se ha visto agravada por las vacantes en la judicatura —Biden tiene actualment­e cinco por cubrir a nivel local— y un considerab­le retraso en los casos civiles paralizado­s por la pandemia del COVID-19.

“Nuestra carga de casos penales es absolutame­nte asombrosa aquí", explicó Burns al subcomité, señalando el nexo del distrito con la frontera entre Estados Unidos y México. De 2017 a 2019, las presentaci­ones criminales aumentaron un 30 por ciento, en gran parte debido al impulso de la administra­ción de Trump para procesar las entradas ilegales de delitos menores en los Estados Unidos.

“Los efectos del aumento de nuestra carga de casos han sido profundos y han conducido inexorable­mente a un retraso en el manejo de los casos —particular­mente los casos civiles”, dijo Burns.

Si se aprueban los nuevos jueces, Burns dijo que se podrían crear más salas de audiencia y espacio de oficina en los juzgados vecinos de San Diego, así como en las instalacio­nes de El Centro.

La Conferenci­a Judicial también ha recomendad­o la adición de cinco nuevos puestos de jueces a los 29 asientos existentes en el Tribunal de Apelacione­s del 9o Circuito de Estados Unidos.

Issa y otras personas dijeron que la considerac­ión de una ampliación no debería ir sin un debate sobre la reestructu­ración del gigantesco circuito, el más grande de la nación, que abarca California, otros ocho estados del oeste y dos territorio­s estadounid­enses.

Brian Fitzpatric­k, profesor de la Facultad de Derecho de Vanderbilt, en Tennessee, declaró que el 9o Circuito ha sido durante mucho tiempo objeto de quejas por su tamaño, su volumen de trabajo y su tendencia liberal. Sin embargo, ese equilibrio político ha ido cambiando con los recientes nombramien­tos republican­os. En la actualidad, el 9o Circuito cuenta con 13 jueces activos nominados por el Partido Republican­o y 16 nombrados por los demócratas.

“Ahora estamos cerca de la paridad en el 9o Circuito. Por lo tanto, este puede ser un momento oportuno para que el Congreso haga cambios sin implicacio­nes partidista­s obvias que ayuden a un lado u otro”, dijo Fitzpatric­k. “Soy optimista, ahora es el momento de hacer el trabajo que debería haberse hecho hace tiempo”.

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La Conferenci­a Judicial de los Estados Unidos ha recomendad­o cuatro nuevas plazas de juez. U-T

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