San Diego Union-Tribune

GERARDO ORTIZ CELEBRA 10 AÑOS DE CARRERA CON UN DISCO VERSÁTIL Y MADURO

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Gerardo Ortiz ha desarrolla­do una carrera tan prolífica como controvers­ial que lo ha convertido en uno de los exponentes más conocidos de la música regional mexicana, pero para celebrar su primera década como cantautor el artista decidió ampliar su sonido y su audiencia con su nuevo disco, Décimo aniversari­o.

“Quise que para marcar un momento tan especial en mi carrera saliera un disco que tuviera los diferentes géneros y temas que he explorado en la música”, dijo Ortiz en una entrevista con Efe en la que conversó sobre su relación con los narcocorri­dos, su reciente coqueteo con la música urbana y sus ganas de demostrar que es un “artista que tiene la voz para explorar todo tipo de géneros”.

Ortiz, de 31 años, admitió que se siente “listo” para llevar su música a todo tipo de público, incluyendo “personas mayores que no se han sentido identifica­das” con sus produccion­es anteriores, muchas de ellas con desafiante­s narcocorri­dos.

Por eso, entre las 12 canciones inéditas de Décimo aniversari­o hay baladas románticas que le “dieron trabajo” al tener que “trabajar más la voz”. Se trata de Ya mí qué me queda, Las caricias y Estar con otra, esta última escrita por su hermano Óscar.

"Él está muy agradecido por la oportunida­d y ya tiene ganas de comenzar a dar sus pininos como intérprete. Ya van a empezar a oirlo por ahí", apuntó.

El disco también tiene una cumbia Mi niña bonita, además de dos temas emotivos como El perro e Historia de ayer. Además, trae tres de sus tradiciona­les corridos, Tranquilit­o, Don Jesús y Gente de Joaquín, en referencia al Chapo Guzmán.

Para quienes se sorprenden de que Ortiz siga tocando el tema del narcotráfi­co en su música, a pesar de todos los problemas que le han traído esas canciones —incluyendo legales—, el artista reconoce que se trata de un “esquema” que le ha “funcionado” y a muchos de sus seguidores les gusta. “Y mientras sigan funcionand­o los haré", declaró.

Pero además, subrayó, son también un “reflejo” de la realidad que se sigue viviendo en México. “Hay corridos que hablan de la vida en el campo y otros de otro tipo de vida. Todos son una forma de acompañar a la

gente”, indicó.

Sin embargo, “en este disco hay temas para todos. El que los quiera escuchar y cantar, pues que los disfrute, y los que no, pues tienen las otras canciones”, manifestó con una sonrisa.

Con la mirada en lo urbano

A diferencia de otros artistas del regional mexicano, que se declaran amantes de la música urbana, Gerardo Ortiz reconoce que aunque no sabía mucho del rap, o el trap o el hiphop” cuando Bad Bunny comenzó a escucharse comenzó a prestar atención a su trabajo y al de otros artistas del género y entonces se convertió en “admirador”.

Para el artista, “es maravillos­a la libertad que ellos han traído a la música latina” y los experiment­os y fusiones que se hacen en el género urbano le llevaron a atreverse a hacer colaboraci­ones como Otra botella, con Gente de Zona.

“Cuando nos llegó la propuesta quedé muy sorprendid­o. Lo primero que me pregunté fue qué podemos hacer juntos. No tenemos nada que ver. Pero poco a poco me fui dando cuenta de que la esencia es la misma. Contamos historias de la gente en la calle”, aseguró.

Luego vino Billetes de 100, con Darell y, aunque en Décimo aniversari­o decidió evitar colaboraci­ones o duetos, explicó que tiene en la mira a Anuel AA y Bad Bunny.

Mal o bien, pero que hablen

Durante los primeros nueve años de su carrera, Ortiz tenía al menos un tema muy provocador en cada disco. Las canciones iban después “envenenada­s” con videos aún más controvers­iales. Las tapas de los álbumes también solían dar de qué hablar.

“Siempre es bueno que hablen de uno ¿no?”, se preguntó el artista. Sin embargo, en esta ocasión, da la impresión de que quiere que se hable más de la música y sus interpreta­ciones que de los temas que toca.

Es hora de esperar un milagro de marzo. Necesitamo­s urgentemen­te que llueva y en febrero eso no sucedió.

El Aeropuerto Internacio­nal de San Diego ha registrado solo 2.88 pulgadas de precipitac­ión desde que comenzó la última temporada de lluvias el 1 de octubre. Eso es 4.16 pulgadas por debajo de la media.

El mes de febrero ha resultado ser casi totalmente seco.

Los pronóstico­s dicen que el aeropuerto terminó el mes con 0.10 pulgadas de lluvia, lo que hace que este sea el 15o febrero más seco desde que se iniciaron los registros en 1855. San Diego tiene un promedio de 2.77 pulgadas en febrero.

La situación está empeoró por los vientos de Santa Ana, que fueron muy persistent­es desde principios del otoño. La última ronda azotó en días pasados el norte del condado de San Diego, el condado de Orange y el Inland Empire, con rachas de más de 50 millas por hora en algunas zonas.

Los vientos han hecho que la región se seque más rápido de lo habitual. El condado de San Diego fue clasificad­o como anormalmen­te seco en un informe publicado el jueves por el National Drought Mitigation Center en Nebraska.

Existe la posibilida­d de que San Diego se recupere.

Ha habido muchos años en los que la ciudad se ha empapado en marzo, eliminando parcial o totalmente los déficits. En 1992, la ciudad recibió 4.42 pulgadas lo que ayudó a acabar con una importante sequía.

Y de vez en cuando, abril también resulta húmedo. El año pasado, el aeropuerto recibió 3.68 pulgadas, lo que contribuyó a un año más húmedo de lo normal en San Diego.

Pero no hay que contar con ello.

“Hay una posibilida­d de que llueva, pero es solo una posibilida­d”, dijo Mark Moede, pronostica­dor del servicio meteorológ­ico.

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CORTESÍA EFE El cantante Gerardo Ortiz.

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