San Diego Union-Tribune

NUEVOS DUEÑOS CELEBRAN EL RESURGIMIE­NTO DE LA FOTOGRAFÍA QUÍMICA

Harán comunidad con fotógrafos del viejo arte

- PAM KRAGEN Kragen es reportera del U-T.

NORTH PARK —

Como muchos aficionado­s a la fotografía, Rob Cowan se compró una cámara digital en cuanto salieron al mercado hace un par de décadas. Le encantaban sus resultados instantáne­os y la libertad que le daba para disparar un número ilimitado de imágenes hasta conseguir la toma perfecta.

Pero hace unos seis años, este residente en San Diego de 39 años se aburrió de la fotografía digital por las mismas razones. ¿Dónde estaba el reto, el proceso de reflexión y el arte? Así que volvió a la fotografía tradiciona­l con película y nunca volvió a mirar atrás.

“Tiene su propia sensación”, dice. “Es tangible. Puedes tenerla y verla delante de tus ojos”.

Cowan no está solo. En los últimos cinco años, millones de estadounid­enses han vuelto a disfrutar o han descubiert­o el arte de la vieja fotografía química. Las ventas de rollos de película Kodak se duplicaron de 2014 a 2019 y el valor de las cámaras de rollo usadas se disparó. Ahora Cowan y su esposa y socia, Caitie Boreliz, esperan alimentar a esa creciente comunidad con su negocio recién adquirido en North Park, Camera Exposure & Safelight Labs.

La concurrida tienda en Adams Avenue y Oregon Street vende rollos de película, cámaras, lentes, cargadores, ampliadora­s, accesorios para flash y estuches. También ofrece servicios de

revelado de películas y reparación de cámaras. Pero el sueño de la pareja para su negocio no se hará realidad hasta el próximo verano, cuando planean abrir un cuarto oscuro y un taller comunitari­o en el que los aspirantes a fotógrafos de película puedan tomar clases, aprender técnicas de laboratori­o y hacer sus propias exposicion­es.

“Queremos ser parte integrante de la comunidad, de la comunidad artística, de la comunidad cinematogr­áfica y de la comunidad fotográfic­a. No importa lo que fotografíe­s, lo que te guste, queremos estar aquí para apoyar a los artistas, sea cual sea la forma en que vayan a crear su arte”, dijo Cowan.

En la tarde de un martes reciente, la tienda estaba repleta de clientes de edades comprendid­as entre los 20 y los 60 años que compraban cámaras y objetivos. Boreliz

dijo que han venido padres con sus hijos de 11 y 12 años para comprarles su primera cámara de rollo.

Otros clientes desempolva­ron sus viejas cámaras de 35 mm durante la pandemia y volvieron a disparar para llenar su tiempo de soledad. Y otro segmento de clientes son jóvenes curiosos de entre 20 y 30 años que han heredado recienteme­nte las viejas cámaras de sus abuelos y nunca han explorado la fotografía de película.

“La generación más joven creció con los iPhones e internet. Buscan algo diferente, con un toque más añejo. Viven en un entorno tan acelerado. Esta es una forma de frenarles”, dice Cowan.

Cowan y Boreliz se conocieron hace 10 años mientras trabajaban juntos en un Starbucks del norte de California. Hace seis años, se mudaron a San Diego, que fue más o menos cuando Cowan redescubri­ó la fotografía

química. Prefiere fotografia­r solo en blanco y negro. A medida que su pasión crecía, le pidió a Boreliz que le apoyara en su sueño de abrir una tienda de fotografía comunitari­a y un cuarto oscuro, ya que solo hay un puñado de lugares en la ciudad donde los fotógrafos pueden revelar su propia película.

Con su apoyo, Cowan puso en marcha Safelight Labs en su departamen­to de San Diego en 2018. Safelight, se refiere al término aplicado para la bombilla roja que se utiliza en los cuartos oscuros y que no expone la película sin revelar. Un año después, abrió una tienda con un cuarto oscuro y una galería en el centro de San Diego. Luego, en marzo de 2020, llegó la pandemia, lo que le obligó a cerrar la parte de venta y la galería del negocio y cambiar para ofrecer servicios de revelado sin contacto con el cliente.

Luego, en el verano de

2020, Cowan comenzó a hacer el revelado de películas para Kenneth Kahan, el antiguo propietari­o de la tienda Camera Exposure en 2701-03 Adams Ave. Kahan compró la tienda en 2008 a su propietari­o original, que abrió las puertas en 1988. Kahan dijo que cuando se hizo cargo del negocio hace 13 años, la fotografía digital ya había acabado con gran parte del negocio de las cámaras de rollo. Pero con el tiempo las ventas empezaron a mejorar.

“Creo que fue hace unos cinco o seis años cuando me di cuenta de que la fotografía de rollo empezaba a despegar de nuevo. Tenía 300 cámaras aquí listas para ser reparadas”, dijo Kahan.

Entonces, en el otoño de 2020, Kahan decidió jubilarse y preguntó a Cowan y Boreliz si considerar­ían hacerse cargo de la renta de la tienda. Cowan dijo que no fue una decisión difícil.

El edificio de 3000 pies cuadrados de la era de 1920 tiene una historia de 33 años como tienda de cámaras fotográfic­as, mucho espacio para todos sus planes y el vecindario amigable para los peatones que ofrece mucho tráfico peatonal.

Hace unos meses renovaron y reabrieron el espacio en la esquina como su nuevo laboratori­o de venta, reparación y servicios de revelado de Camera Exposure.

En los próximos meses, relanzarán Safelight Labs con un gran cuarto oscuro y una zona de talleres para el revelado de fotografía­s y las clases.

Y para el próximo verano esperan abrir un estudio y una galería en la que, según Cowan, muchos fotógrafos locales podrán hacer sus primeras exposicion­es públicas.

El negocio ha ido tan bien en los últimos meses que Cowan y Boreliz han contratado a varios empleados, entre ellos Caiti Borruso, que se encarga del laboratori­o de revelado, y Kahan, que salió de su jubilación para ayudar en la reparación de las cámaras. Su mayor reto en estos días es la escasez de rollos de color en todo el mercado.

Boreliz, que se encarga de la parte comercial del negocio, dice que todavía es relativame­nte nueva en la fotografía de rollo, pero que le encanta cómo ha cambiado su perspectiv­a de la vida.

“Hay algo que me encanta del proceso fotográfic­o, en el que te tomas tu tiempo para encuadrar la toma y concentrar­te en lo que estás haciendo. Es toda una experienci­a”, dice. “Y también me encanta cómo la fotografía une a la gente”.

 ?? JOHN GASTALDO PARA EL U-T ?? La gerente del laboratori­o fotográfic­o Caiti Borruso limpia el agua de los negativos de película en Camera Exposure & Safelight Lab en North Park.
JOHN GASTALDO PARA EL U-T La gerente del laboratori­o fotográfic­o Caiti Borruso limpia el agua de los negativos de película en Camera Exposure & Safelight Lab en North Park.

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