San Diego Union-Tribune

CHULA VISTA DETALLA NORMAS PARA LAS RENTAS DE CORTA DURACIÓN

La ciudad cobrará una cuota de permiso

- TAMMY MURGA Murga es reportera del U-T.

En octubre, Navid Namdar encontró un volante en las redes sociales que promociona­ba la entrada gratuita a una fiesta de Halloween. Se puso furioso cuando leyó que se celebraría en su alquiler a corto plazo en Chula Vista.

“Era una gran fiesta con 25 o 30 personas”, dijo Namdar, un residente de Chula Vista y operador de Airbnb cuya propiedad estaba catalogada para albergar un máximo de nueve personas. “Había enormes altavoces en el patio trasero y estaban estacionán­dose por todo el vecindario. Estaba muy mal”.

Afortunada­mente, dijo, él vive cerca del alquiler y pudo poner fin a la fiesta. Pero le preocupan las propiedade­s en las que los anfitrione­s no son residentes locales.

Ese es uno de los problemas que la ciudad de Chula Vista está tratando de resolver con una serie de nuevas normas para los alquileres de corta duración que entrarán en vigor el 1 de febrero.

La ordenanza pretende apoyar a los buenos proveedore­s de negocios, pero penalizará a los infractore­s.

La ordenanza aprobada el mes pasado por el Ayuntamien­to incluye las siguientes normas:

Solo los residentes de Chula Vista pueden operar un alquiler a corto plazo dentro de los límites de la ciudad;

Se permite un permiso por cada propietari­o;

• Los residentes pueden alquilar la totalidad de su residencia

principal durante un máximo de 90 días al año o cualquier parte de su residencia sin límite de tiempo;

• Un periodo mínimo de alquiler de dos noches para el alquiler de toda la vivienda;

• La ocupación máxima es de 10 personas por alquiler.

• Los costos del permiso serán de 250 dólares para solicitarl­o, 175 dólares para renovarlo y 40 dólares para eventos, según la ordenanza.

Las sanciones por infringir la ordenanza, incluso si los ocupantes mantienen contactos ruidosos y desordenad­os entre las 10 de la noche y las 9 de la mañana, incluyen multas de entre 100 y 2000 dólares.

Una de las preocupaci­ones

expresadas por varios vecinos y anfitrione­s fue la aplicación de la ley.

La ciudad planea mantener a la policía como la agencia principal que responde a las llamadas inmediatas y contratar a un oficial de aplicación del código para llevar a cabo el seguimient­o o responder cuando la policía no puede. El personal de la ciudad dijo que no prevén una necesidad significat­iva del oficial de aplicación del código durante las horas de descanso.

“(Tener un oficial de aplicación del código) es realmente diseñado solamente para un par de malos actores conocidos que son un problema”, dijo Aaron Davitian, un residente de Chula Vista y anfitrión.

Él y Namdar, así como

otros anfitrione­s locales, dijeron que trabajaron con la ciudad para dar forma a la ordenanza.

Muchas de sus sugerencia­s surgieron de los comentario­s de sus vecinos.

“Cuando hablé con algunos de estos vecinos, me sentí realmente conmovido por lo que estaban pasando. Nadie debería vivir al lado de un hotel para fiestas”, dijo Davitian, que lleva unos 18 años residiendo en la localidad y vive cerca de su alquiler de corta duración.

Una encuesta realizada por la ciudad mostró que, de unos 110 encuestado­s, 57 se oponían firmemente a que la ciudad permitiera los alquileres de corta duración en sus barrios.

La mayoría de los participan­tes eran propietari­os de

viviendas locales.

Davitian dijo que los vecinos, algunos de los cuales han considerad­o la posibilida­d de reubicarse debido a la actividad molesta, “solo quieren ver resultados ahora que la ordenanza fue adoptada, y hasta que se contrate a un oficial de aplicación del código, no van a ver eso”.

Tal como está, los anfitrione­s dijeron que la ordenanza ayuda a establecer un marco para las mejores prácticas y aborda a los infractore­s de las normas con las sanciones adecuadas.

La ordenanza también incluye normas de conducta de buen vecino, que exigen la identifica­ción de una persona de contacto local que esté siempre disponible por teléfono para responder a quejas o emergencia­s.

La ordenanza entrará en vigor el 1 de febrero, excepto los requisitos relacionad­os con los permisos “para dar tiempo a los operadores actuales a cumplir con los permisos”, según un informe del personal municipal. El 1 de julio entrará en vigor la aplicación de los permisos.

La alcaldesa Mary Casillas Salas expresó su preocupaci­ón por el posible aumento de los alquileres de corta duración y el impacto que tendría en el parque de viviendas de la ciudad.

“Las presiones son reales en el mercado de la vivienda”, dijo. “No tenemos ese problema ahora, pero el Bayfront está llegando, y a medida que vemos que la popularida­d de esto ocurre, tendrá que haber un momento en que tengamos que examinar y ver los límites de esto”.

Hasta la fecha, Chula Vista tiene un inventario de alquileres a corto plazo de entre 300 y 500, según el personal de la ciudad.

Los anfitrione­s, algunos vecinos y negocios locales en la Tercera Avenida dijeron que ven un beneficio en tener una fuerte oferta de alquileres a corto plazo con la llegada del proyecto Bayfront, que incluye un hotel de mil millones de dólares y un centro de convencion­es.

“Creo que los alquileres a corto plazo son parte de un ecosistema realmente grande que puede alimentar a nuestra comunidad con una gran cantidad de dólares del turismo que normalment­e iría a San Diego”, dijo Davitian.

Después de un año, la ciudad planea evaluar la ordenanza y su potencial impacto en la industria local.

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KRISTIAN CARREON Navid Namdar, que gestiona un Airbnb, ayudó a dar forma a la ordenanza con los comentario­s de los vecinos.

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