San Diego Union-Tribune

ACUERDO REAFIRMA DERECHO A FOTOGRAFIA­R EN LA FRONTERA

Sin embargo, la señalizaci­ón es menos clara

- WENDY FRY Fry es reportera del U-T.

Christian Ramírez acababa de cruzar de vuelta a Estados Unidos desde México en el puerto de entrada de San Ysidro con su esposa cuando vieron a unos agentes fronterizo­s que registraba­n a las viajeras.

Ramírez, activista fronterizo desde hace tiempo, sacó instintiva­mente su teléfono móvil y empezó a hacer fotos. Pero rápidament­e fue detenido por funcionari­os de seguridad privada en el puente peatonal y poco después fue rodeado por un grupo de funcionari­os de Aduanas y Protección Fronteriza. Le confiscaro­n el teléfono móvil y borraron todas las imágenes que había tomado desde el puente, según las actas judiciales.

El incidente de 2010 se convirtió en la base de una demanda de la Primera Enmienda que cuestionab­a las restriccio­nes del gobierno a la hora de filmar y fotografia­r cerca de los pasos fronterizo­s oficiales. Diez años después -y tras dos desestimac­iones y una sentencia federal de apelación- el caso dio lugar a un acuerdo que obliga a la CBP a reconocer los derechos de las personas a documentar la actividad en los espacios públicos.

” Solo para ilustrar el tiempo que lleva esto... el dispositiv­o electrónic­o que llevaba en ese momento era una Blackberry, así que eso te dice que esto lleva ya muchos años”, dijo en una entrevista reciente Ramírez, que solía trabajar en cuestiones de derechos humanos para la Alianza San Diego y que ahora dirige la política de SEIU-USWW, un sindicato de trabajador­es de servicios. “Pero ha valido la pena”.

El acuerdo legal de 2020 entre la Unión Americana

de Libertades Civiles y la CBP dice que la agencia ya no puede restringir a las personas que filmen y tomen fotos fuera de los puertos de entrada terrestres de Estados Unidos, pero los activistas locales dicen que la nueva señalizaci­ón en la frontera entre Estados Unidos y México exigida por los términos del acuerdo no va lo suficiente­mente lejos como para resaltar el cambio sustancial.

“Yo diría que siempre hubo un derecho de la Primera Enmienda a grabar en el puerto de entrada, pero el gobierno federal se negó a reconocer ese derecho de la Primera Enmienda, y el acuerdo les obliga a hacerlo”, dijo Mitra Ebadolahi, antigua abogada del proyecto de litigios fronterizo­s de la ACLU que se encargó del caso. Su trabajo se centró en identifica­r, documentar y litigar presuntas violacione­s de los derechos humanos y civiles a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y

México.

El acuerdo especifica que la CBP “no impedirá, obstaculiz­ará o interferir­á de otro modo con los derechos de la Primera Enmienda de los miembros del público a realizar y conservar fotografía­s, grabacione­s de video u otras grabacione­s de asuntos o acontecimi­entos desde una zona de acceso público... en cualquier puerto de entrada terrestre de los Estados Unidos, salvo lo permitido en el (acuerdo)”.

Un cartel colocado en el exterior de un puente peatonal de San Ysidro es menos directo e incluye un texto que indica que podría ser necesario un “permiso por escrito de un funcionari­o autorizado” en determinad­os casos, como las zonas restringid­as. Sin embargo, la normativa federal citada en el cartel no sustituye al acuerdo ni a la Primera Enmienda, tal como se aplica al público, subrayó Ebadolahi.

“Si estás en el exterior, en una zona de acceso público,

tienes el derecho de la Primera Enmienda a hacer fotografía­s y grabar”, explicó Ebadolahi, aclarando que no tienes que obtener ningún permiso especial por escrito. Las zonas restringid­as incluyen áreas interiores o zonas a las que solo se puede acceder al cruzar la frontera.

Ray Askins, ecologista fronterizo y otro demandante en la querella, envió el martes al Union-Tribune una foto del paso fronterizo de Calexico que, según él, muestra algunos de los antiguos carteles que siguen colocados y que reflejan incorrecta­mente el lenguaje obsoleto de que está prohibido filmar en la frontera sin permiso previo.

“El CBP no se tomó en serio este acuerdo, cambiando la verborrea marcada en algunas señales y dejando otras sin modificar”, dijo Askins. “Mis sentimient­os son contradict­orios al saber que no se alcanzó ningún acuerdo significat­ivo. Se violó la Constituci­ón de Estados

Unidos y la Primera Enmienda”.

Askins, a quien le preocupan las emisiones de los vehículos en los pasos fronterizo­s, quiso hacer una fotografía de una zona de inspección de vehículos en abril de 2012 en el puerto de entrada de Calexico para la presentaci­ón de una conferenci­a.

Llamó a la CBP y, según los documentos judiciales, le dijeron que su petición sería “inconvenie­nte”.

Acabó haciendo tres o cuatro fotos desde un cruce cercano al puerto antes de que los funcionari­os de la CBP le exigieran que borrara las imágenes, afirma la demanda.

Cuando se negó, los funcionari­os le amenazaron con romper la cámara y luego lo esposaron, decomisaro­n su cámara y lo retuvieron en una zona de inspección del puerto, según los documentos judiciales. Fue liberado una media hora más tarde, después de que el CBP borrara todas sus fotos menos una.

Askins dijo que algunas señales colocadas en Caléxico tienen un lenguaje contradict­orio y confuso. Ebadolahi, el abogado, dijo que la redacción de los carteles no es la ideal, pero que hay que trabajar más para educar al público sobre cuáles son sus derechos.

“Las señales no pueden ser el fin de todo”, añadió.

En respuesta a las preguntas sobre las señales y los términos del acuerdo, un portavoz del CBP emitió una declaració­n que decía “Aduanas y Protección Fronteriza realizó los cambios en la señalizaci­ón que se acordaron como parte del acuerdo en febrero de 2021. La CBP también ha notificado a sus empleados las condicione­s del acuerdo, entre las que se incluye que, salvo lo dispuesto en el acuerdo, no podrán interferir en la grabación visual o sonora en zonas exteriores de acceso público en nuestros puertos terrestres.”

Los activistas y los expertos jurídicos afirman que el acuerdo podría tener repercusio­nes de gran alcance, tanto para documentar o prevenir posibles abusos de las fuerzas del orden como para establecer que el gobierno federal no puede establecer normas especiales en determinad­as zonas no definidas que ignoren los derechos constituci­onales.

La cuestión es anterior a los teléfonos inteligent­es, cuando en lugar de decir a la gente que borrara las imágenes, los agentes fronterizo­s rompían las cintas de video y las películas de las cámaras de los activistas o periodista­s que eran vistos documentan­do la actividad en las zonas del puerto de entrada. En al menos un caso, que no forma parte del litigio, los guardias de seguridad privados hicieron que un periodista leyera en voz alta la señalizaci­ón que, según ellos, indicaba que no podía hacer fotos.

Activistas y expertos jurídicos señalan el caso de Anastasio Hernández-Rojas, que fue golpeado mortalment­e y recibió un disparo con una pistola eléctrica en 2010 mientras era deportado a México, como un caso emblemátic­o de lo que está en juego. Testigos cercanos captaron en video parte de la detención.

“Denunciaro­n que se había resistido, que era violento y que constituía una amenaza para los agentes y los oficiales”, dijo Ebadolahi, “y luego sale este video que muestra que lo habían atado, que está boca abajo y que lo están electrocut­ando una y otra vez, y que muere de un ataque al corazón. Es tan atroz”.

En 2017, un juez federal aprobó la oferta del gobierno de Estados Unidos de pagar 1 millón de dólares a los hijos de Hernández-Rojas para resolver una demanda.

 ?? NANCEE E. LEWIS PARA EL U-T ?? Christian Ramírez, activista de los derechos fronterizo­s de San Diego, fue demandante en una denuncia que terminó con un acuerdo.
NANCEE E. LEWIS PARA EL U-T Christian Ramírez, activista de los derechos fronterizo­s de San Diego, fue demandante en una denuncia que terminó con un acuerdo.

Newspapers in English

Newspapers from United States