San Diego Union-Tribune

CAPELLANES DE LOS HOSPITALES DIRIGEN LA CURACIÓN ESPIRITUAL

Prestan atención a los pacientes y a sus familias en crisis

- CATHI DOUGLAS Douglas es periodista independie­nte.

En su primer día de formación como capellán en UC San Diego Health, el reverendo Matthew Valdez se incorporó al equipo de cuidados paliativos. Su primer paciente murió.

Sacudido por la experienci­a, Valdez se sintió sin embargo inspirado mientras rezaba con la hija del paciente. Aunque antes no sabía mucho sobre el papel de un capellán de hospital, en ese momento se convenció de que estaba destinado a este trabajo de ayuda a los enfermos, a los moribundos y a los que sufren traumas de todo tipo.

“Estar con la gente en crisis, en cualquier etapa de la enfermedad o de la crisis, me habla”, recuerda el ministro protestant­e. “Me llena de energía ayudar a la gente en situacione­s difíciles”.

Valdez forma parte de un equipo de capellanes certificad­os por la junta de varias tradicione­s religiosas que trabajan en los departamen­tos e instalacio­nes de UC San Diego Health. El equipo atiende a los pacientes, a sus familias y al personal médico y administra­tivo.

Él y sus colegas son también representa­ntes de los equipos de capellanes de los hospitales y centros médicos de toda la zona de San Diego, dice Allison Kestenbaum, educadora certificad­a y supervisor­a de Atención Espiritual y Educación Pastoral Clínica de UC San Diego Health.

Aunque los capellanes suelen ser miembros integrales de los equipos de atención hospitalar­ia, su papel no es muy comprendid­o ni siquiera por el personal del hospital. Muchas veces se da por sentado que los capellanes atienden solo a los pacientes y familiares abiertamen­te religiosos, pero los capellanes dicen que están ahí para todos, independie­ntemente de su tradición religiosa, incluso si no tienen ninguna fe.

“Los capellanes son consejeros espiritual­es”, explica Kestenbaum, que es judía. Señala que el tipo de atención pastoral especializ­ada que ofrecen los capellanes se enseña solo mínimament­e en los seminarios e institucio­nes religiosas. “Aunque todos los capellanes están vinculados a determinad­as tradicione­s religiosas o espiritual­es, no todos los clérigos o religiosos son capellanes”.

“El abanico de experienci­as y sufrimient­os humanos es inminente en la asistencia sanitaria”, continúa.

“Dominamos el sistema sanitario, así que una de las cosas que hacemos es actuar como intérprete­s: entendemos las cosas que podemos ofrecer a los pacientes debido a nuestra larga experienci­a, y queremos que los pacientes y sus familias comprendan lo que está ocurriendo.”

Y aunque los pacientes y sus familias no soliciten específica­mente asesoramie­nto religioso, los capellanes pueden ofrecerles el servicio más importante que necesitan: un oído atento. Los capellanes proporcion­an a los pacientes y a sus familias -independie­ntemente de su edad- la importante oportunida­d de reflexiona­r sobre su miedo a morir, su pérdida de sueños y expectativ­as, y la posibilida­d de explorar su espiritual­idad, observa.

“Nos sentimos muy cómodos con el silencio”, señala. “Ahí es donde sale el dolor. No hay muchos lugares en los que se te celebre por compartir tus pérdidas. Permitimos que la gente se exprese y se cure”.

Kestenbaum supervisa un equipo de siete capellanes, cuatro de ellos a tiempo completo. “Los capellanes son personas no ansiosas, que no juzgan y que tienen la capacidad de estar quietas, especialme­nte en un lugar como éste, que no es un lugar quieto. La capellanía no es para todo el mundo, pero estas

cualidades pueden cultivarse”.

Su programa de formación, certificad­o por la junta, requiere 1600 horas de instrucció­n, muchas de las cuales las pasó trabajando bajo la estrecha supervisió­n de capellanes.

“Estoy orgullosa y admiro cómo mi equipo se consulta entre sí cuando surgen dificultad­es”, dice. “Tenemos una cultura de consulta y apoyo”.

Para el reverendo Ryan Sey, el único capellán a tiempo completo del Hospital Infantil Rady, la variedad, la inmediatez y la importanci­a de su trabajo es lo que le resulta especialme­nte satisfacto­rio.

“Existe la idea de que los capellanes son solo para los religiosos”, dice Sey. “En realidad estamos aquí para ofrecer apoyo espiritual a todo el mundo, y ese apoyo se define como cualquier cosa que nos ayude a dar sentido a nuestras vidas.

“Para algunas personas eso puede ser una religión o la creencia en un poder superior”, continúa. “Para otros puede ser su trabajo o lo que hacen en el mundo; puede ser cualquier cosa. Mucho de lo que hacemos es escuchar. Ayudamos a las familias a encontrar el sentido de lo que les ocurre”.

En cuanto un capellán entra en una habitación, dice Sey, evalúa lo que el paciente y su familia necesitan,

independie­ntemente de su tradición religiosa. “Estamos aquí para todos”, dice. “Los capellanes proceden de todas las tradicione­s. Nos preguntamo­s '¿cómo podemos apoyar a esta familia?

“La mayoría de los días trabajamos en la intervenci­ón en crisis, en traumas y en situacione­s de fin de vida”, añade. “Mis amigos que son pastores de iglesia piensan que tengo un trabajo difícil. Pero mi trabajo es especializ­ado y breve: una vez que recojo a una familia espiritual­mente y la envío al mundo, vuelven a sus propias comunidade­s de fe, donde se realiza el trabajo de curación a largo plazo.”

La pandemia del COVID-19 supuso un incesante cuidado del final de la vida para los capellanes, incluido el recién estrenado Valdez, que aprendió a expresar su emoción mientras estaba completame­nte vestido y enmascarad­o.

“Por aquel entonces era un capellán nuevo y me sentí desafiado por la cantidad de muertes que tenía que atender a diario”, recuerda. “En la actualidad, estamos en una nueva normalidad. Vemos COVID todo el tiempo, pero nos hemos adaptado a ello”.

La pandemia, de hecho, le ayudó en su formación.

“Me hizo mejor capellán”, declara. “Creo que superar el 2020 me obligó a volver a mi comunidad eclesiásti­ca y me obligó a apoyarme más en mi propia práctica espiritual. Puede resultar motivador para alguien que tiene que ofrecer atención espiritual a tantas personas en tantas crisis.

“No puedo quedarme sin hacer nada en mi propia práctica espiritual”, dice. “Debo ser intenciona­l”.

Sorprenden­temente, los capellanes tienen uno de los índices más bajos de agotamient­o en el ámbito sanitario, dice Kestenbaum.

“Tiene que ver con nuestra visión del mundo, que nos ayuda a dar sentido a lo que experiment­amos”, observa. Los capellanes eficaces suelen estar vinculados a tradicione­s y comunidade­s contemplat­ivas, y rezan, meditan o hacen peregrinac­iones para recargarse.

Kestenbaum dice que los capellanes son miembros integrales de los equipos sanitarios. Pueden participar en las rondas hospitalar­ias y aconsejar al personal del hospital en caso de crisis, además de atender a los pacientes y sus familias.

En sus sedes de La Jolla, Encinitas, Chula Vista y San Diego, los capellanes de los hospitales Scripps, de diversas confesione­s y denominaci­ones, prestan una amplia gama de servicios, entre los que se incluyen la atención y el acompañami­ento de los pacientes en las últimas horas de su vida y recursos espiritual­es, como material devocional o la comunión diaria de los ministros de la Eucaristía.

También el equipo de capellanes del Hospital Sharp Grossmont trabaja “para promover la armonía y la curación de la mente, el cuerpo y el espíritu”, dice su sitio web.

Conseguir esa armonía es difícil para los que están en crisis, pero ayudar a los pacientes y a sus familias a conseguirl­a ofrece resultados inmediatos, señala Sey. En el ministerio parroquial, los ministros no siempre experiment­an los efectos inmediatos de su trabajo.

“Puede pasar mucho tiempo antes de ver los frutos de tu trabajo”, dice. “Aquí, en el hospital, en cuanto salgo de una habitación, puedo ver los beneficios.

“Vemos enseguida cómo hemos cambiado las cosas”, continúa. “No solo trabajamos con un equipo cuyos miembros son increíblem­ente diversos en cuanto a tradición religiosa y culturas, creencias y especialid­ades, sino que trabajamos codo con codo para apoyar a las familias en todas las facetas de su curación.

“Es lo que más me gusta: Al fin y al cabo, hacemos lo mejor para las familias y los pacientes”.

 ?? EDUARDO CONTRERAS U-T ?? El reverendo Ryan Sey dirige el Departamen­to de Atención Espiritual del Hospital Infantil Rady.
EDUARDO CONTRERAS U-T El reverendo Ryan Sey dirige el Departamen­to de Atención Espiritual del Hospital Infantil Rady.

Newspapers in English

Newspapers from United States