The Taos News

Cuentos de Mano Juan Fango

Los Ogros Navideños, Parte III

- Por LARRY TORRES

Después de una larga batalla, San Miguel vence al Espíritu Malo y lo ata con una cadena por mil años. Ahora los pastores están libres para seguir a la estrella brillante hasta el pesebre donde ha nacido el Santo Niño. Quieren adorarlo en los brazos de sus padres José y María. El ermitaño les enseña una canción de cuna para arrullar al Niño Jesús. El perezozo Bartolo promete hacerse un hombre mejor.

Este drama es uno de los que la gente del desierto presenta en La Noche del Gallo para darle la bienvenida a los Agüelos. Cuando la gente sale del drama, hallan a los Agüelos bailando alrededor de las luminarias.

Mientras que Mano Juan Fango estaba hablando, el Santo Clós vio otra cosa maravillos­a: doce hombres enmascarad­os y adornados con cupiles y listones, se les habían acercado.

“¿Q-q-q-q-quienes son esas creaturas? le preguntó el Santo Clós a Mano Juan Fango a voz baja.

“Ellos,” le replicó Mano Juan Fango, “son Matachines. Cada uno de ellos representa a uno de los doce días de la Navidad. Se están preparando para darle le bienvenida al Año Nuevo. Un Matachín es un danzante enmascarad­o,” continuó. “Se reconocen por sus cupiles y sus mascados. Siempre llevan un guaje en la mano derecha y una palma en la mano izquierda. Bailan nueve partes simbólicas en la danza.

Sus jefes se llaman ‘El Monarca y La Malinche’. El Monarca representa al jefe de las tribus de México al tiempo de la aparición de Nuestra Señora de Guadalupe en 1531. Él guía a los danzantes, quienes

representa­n a las doce tribus de México. La Malinche es la niña vestida en blanco que sigue al Monarca. Cada año nace un matachín nuevo y una Malinche nueva. Cada Malinche nueva representa a Nuestra Señora de Guadalupe.”

“Pasa algo más en la danza?” le preguntó el Santo Clós.

“¡Por supuesto que sí!” dijo Mano Juan Fango. “En una parte de la danza, los matachines tejen un mástil con listones multicolor­ados. Esto significa que ya se están despidiend­o del Año Viejo. Ya cuando destejen el mástil para el baile del cordón, le dan la bienvenida al Año Nuevo.

“¿Y qué pasa cuando hayan completado el baile del cordón?” le preguntó el Santo Clós. “Pues,” replicó Mano Juan Fango, “los Agüelos tienen que vencer a un toro así como San Miguel venció al Espíritu Malo. Entonces la Agüela da a luz a un Agüelito quien crece a ser el Espíritu del Año Nuevo. El Agüelito dormirá en una cueva por un año y después bajará a instruirno­s para que no olvidemos las tradicione­s de la Navidad.”

“¡Ay qué bien celebran la Navidad aquí en Nuevo México!” exclamó el Santo Clós. “Es verdad que para ustedes, la Navidad es una manera de vivir. Pero siempre que me da tristeza al saber de que no reciben regalos.”

“Pero sí los recibimos,” respondió Mano Juan Fango, “Muchos y muchos más. El último día de la temporada de la Navidad esperamos la venida de Los Tres Reyes Magos. Ellos,” dijo Mano Juan Fango, “son tres hombres muy sabios en otro drama navideño. Así como los pastores, ellos también han visto a estrella brillante y la siguen hasta el hallar al Niño en el pesebre. Así como lo había hecho el Espíritu Malo, el terrible Rey Herodes trató de confundirl­os.

Los Tres Reyes Magos le presentaro­n al Niño tres regalos: Con el oro proclaman que el Niño es un rey. Con el incenso, proclaman que el Niño es un sacerdote. Con la mirra, proclaman que el Niño es un profeta. Los Tres Reyes Magos fueron los que comenzaron la tradición de dar regalos por todo el mundo. Cuando los Agüelos ven a los Tres Reyes Magos venir, esto indica que ya es tiempo que ellos regresen a su sueño anual en la cuevas de las sierras.” De repente Mano Juan Fango y el Santo Clós se hallaron dónde estaban al principio su jornada.

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