The Taos News

La Mamacita Gansa con Chile Verde

- Prólogo, Parte I Por LARRY TORRES

Hace cuarenta años pasados, cuando era yo cualquier pinineo que, atraído por ganas de viajar, pasaba mucho de mi tiempo visitando a los rincones más lejanos del mundo cuales me llamaban más la atención. Había regresado a Taos, Nuevo México después de haber enseñado por solo siete años, con el intento de lavar mis garritas, empacar mi ropa, y largarme hacia Mongolia, Rusia y China. Había comenzado a enseñar varios idiomas en la Preparator­ia Mayfield en Las Cruces, pero sentía como que me faltaba algo en la vida. Mientras que estaba ponderando cómo explorar un poco más el mundo, algo inesperado sucedió: el Superinten­dente de las escuelas locales, me ofreció un puesto como maestro del nivel siete en Taos Junior High. Nunca había considerad­o la idea de regresar a mi hogar y además, tenía muy poca experienci­a con ese nivel de adolescent­es. Estaba cierto que me iba a caer muy mal y pronto me saldría de allí.

Lo que menos esperaba, la mística de Taos me vencería así como había vencido a tantos otros en tiempos pasados de manera que cuando se me había pasado el primer semestre, estaba enamorado de todos mis escueleros Taoseños. Al año siguiente se me pidió me enseñase el nivel octavo y los mismos chicos me siguieron. Cuando enseñé el nivel noveno lo mismo sucedió. Ya habíamos estado juntos por tres años, y los huerquitos habían formado parte de mi familia extendida. Ya no me considerab­an un tal y tal extraño que les pedía cosas desconocid­as.

Por hacer una historia larga más corta, en mi cuarto año falleció la Señora Jeanne Payton quien enseñaba el francés en la preparator­ia y el Director Alfredo Córdova me pidió reemplazar­la como Jefe del Departamen­to de Idiomas Extranjera­s. Conmigo, como ya se adivina fácilmente, me siguieron mis escueleros, animándome que introdujer­a en el currículo, el Español, el Ruso y el Latín. Se quedaron conmigo por tres años más. Ya para el tiempo que se graduaron, habían estado conmigo por seis años y varios de ellos tomaban más que una clase al día conmigo. Un chavalito que había conpletado doce clases conmigo, se jacaba que tenía un grado en “estudios de Larry Torres.”

Así que los alumnos pedían más y más informació­n, uno en mis chicos anteriores, me hizo la pregunta: “¿Y había una verdadera Mamacita Gansa?” Gracias a Dios

que yo había tenido unos maestros franceses excelentes quienes me habían dado la respuesta: “Sí, sí hubo una Mamacita Gansa verdadera. Fue una reina francesa de la Época Oscura, llamada Berta (719783), quien estaba casada con el Rey Pepe el Corto (715-766). A pesar de la deformidad física de la Reina Berta, tuvo con el Rey Pepe, tres niños llamados Carlomagno, Carlomán, y Gisela.”

Entonces me preguntaro­n: “¿Cuál era su deformidad física?” La respuesta: “La Reina tenía un pie ancho y zambo, llamado un ‘pie de ánsara’, y por el cual le dieron el apodo de Mamacita Gansa. La tradición popular le atribuye a ella, el talento de componer algunas de las primeras nanas infantiles, que escribió para entretener a su niñito Carlomagno, mientras manqueaba por su castillo en León. De adulto, Carlomagno llegó a ser el Santo Emperador Romano y defensor del Santo Pontífice Leo III, de la parte de los Francos. Esta ‘mamacita’ también llegó a conocerse como “La Mamacita Hubbard,” y “La viejita que vivía en un zapato.”

A los chicos le gustó tanto el anécdota que comenzaron a llamarme “El Padre Ganso,” sin saber que ya había una película con ese nombre, con el actor Cary Grant. Sin embargo sí me motive a traducirlo al español y que rimara tanto como en inglés. En la nana infantil, “la Mamacita Gansa, cuando quería volar, en un ánsar muy fino se solía pasear.” Así fue que comenzé a revivir mi niñez en varios idiomas.

 ?? LARRY TORRES ?? En la nana infantil, ‘la Mamacita Gansa, cuando quería volar, en un ánsar muy fino se solía pasear.’
LARRY TORRES En la nana infantil, ‘la Mamacita Gansa, cuando quería volar, en un ánsar muy fino se solía pasear.’

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