22 HOMENAJE más importante para ella y la enfermedad terminó de consolidar nuestra fortaleza. ¡Quién no ha tenido problemas y diferencias en casa! En nuestro caso fue ella, quien con inteligencia, voluntad, decisión y sobre todo amor, fortaleció nuestro matrimonio. Cual castillo en la historia defendimos nuestra familia; Dios y la verdad siempre han sido nuestro escudo y por eso aquí estamos mis tres hijos y yo, a su lado. Karla se fue tranquila, segura de que sus hijos, su gran preocupación, estarán bien, pues los deja en la flor de la juventud. Jamás los abandonaré. Seguiremos el camino que ella nos marque; será nuestra guía, nuestra estrella, porque nos dejó el ejemplo del amor de familia que une y no divide, el amor de madre que se entrega en prioridad a sus hijos y de esposa que ama y es fiel; nos dejó el ejemplo de sus valores y del trabajo, porque a sus proyectos siempre les inyectó vida, alma y corazón. Karla, segura de sí misma, siempre quiso sentirse libre y sin ataduras: finalmente ahora lo es, ahora vuela y muy alto. Esta enfermedad fue una condena a muerte y la encarceló en su cuerpo, pero ella logró vencer con altitud de miras ese final temeroso. Inquieta como lo fue, nada la limitaba. Puede llamarse mala suerte su enfermedad pero también supusimos el origen teniendo su corazón lastimado, y ante todo ello, impuso su carácter aún a riesgo de quedarse sola. Apostó fuerte al futuro, siempre con fe y su mejor esfuerzo… y la ruleta no le favoreció; con mucho ánimo vivió lo que le quedaba. Fue una mujer grande, pero no agrandada, humilde pero no sumisa. Nunca traicionó la confianza de nadie, odió la mentira y la falsedad, siempre trató de curar las heridas. Un gran ejercicio de madurez, sencillez y responsabilidad le permitió relativizar las cosas y al final dejó de luchar y puso todo en manos de Dios. Con coraje y resilencia vivió su padecimiento físico. Fue inspiración y ejemplo para muchas personas que reconocemos en ella la actitud para seguir adelante y no rendirse. Karla dejó el mundo y porque ya no sufre. Karla ha vuelto a la vida porque lo que vivía, ya no era vida. No nos lamentamos de su muerte, nos alegramos por su vida, y ese es el sentido de este homenaje, un RE NACIMIENTO, porque eso es precisamente lo que celebramos, volver a nacer en una vida renovada. La mayoría de este escrito lo hice tiempo atrás. Hoy, a meses pasados de su partida quiero que sepan que la amo, la respeto y la valoro mucho pero mucho más. Hoy, pasada su muerte y reviviendo todos los momentos físicos y sufrimientos emocionales que ella vivió, no dejo de rendirle admiración al mujerón que Dios me dio por esposa. Karla era Karla, única, original, segura de sí misma. Qué temple, qué carácter, qué fuerte fue ella para atreverse a vivir de esa manera. Dudo que muchos de nosotros y me incluyo, hubiéramos podido hacerlo. El dejó huella. La muerte, un instante, nos indica que el cuerpo es pasajero; el pensamiento, el recuerdo y las vivencias se quedan dentro de cada uno. Buenos méritos hizo para permanecer en el recuerdo de nosotros y esa es la mejor posibilidad que su vida siga presente después de la muerte. Mis hijos y yo llevamos el alma cincelada por ella, con su corazón vivo en cada palpitar del nuestro. Que si tuvo miedo a la muerte, claro, como tú, como yo. Cuando le preguntaban cómo estás, respondía que bien, porque pocas personas toleran la verdad; ella sufría y sufrió mucho, física y emocionalmente. Claro que le teníamos mucho miedo al inevitable momento de su partida. A quienes vivimos muy cerca de ella, nos brotaron sentimientos encontrados: tristes porque nos acostumbramos a tenerla, pero al mismo tiempo felices Seguiremos el camino que ella nos marque; será nuestra guía, nuestra estrella, porque nos dejó el ejemplo del amor de familia que une y no divide, el amor de madre que se entrega en prioridad a sus hijos y de esposa que ama y es fiel; nos dejó el ejemplo de sus valores y del trabajo, porque a sus proyectos siempre les inyectó vida, alma y corazón”. 360. / Saltillo, Coahuila / domingo 12 de julio de 2020