A SABER QUÉ COMEREMOS DENTRO DE 25 AÑOS.
¿Cómo va a ser nuestra alimentación en el futuro? ¿Hasta qué punto cambiaremos nuestra forma de cocinar? ¿Cómo entenderemos la cultura gastronómica en un mundo hiperconectado? En el congreso “Gastromanías 2018“, organizado por la Academia de Gastronomía de Aragón, se trató de dar respuesta a cómo será la gastronomía dentro de 25 años. Los ponentes viajaron al futuro para descubrir cómo influirá la digitalización en la gastronomía, la innovación imparable y una vanguardia cada vez más potente, para prever qué cambiará y cómo afectarán esos cambios a profesionales, aficionados y consumidores. De todo ello hemos visto ya muchos adelantos en las recientes ediciones de Fitur y Madrid Fusión, de las que les damos amplia noticia en páginas interiores. La relación entre la tecnología y la comida no es un tema de debate de última hora, aunque ya se ha puesto sobre la mesa la brecha digital entre los “foodies millennials“y los gastrónomos tradicionales. Ambos colectivos aceptan sus entornos de influencia y debaten sobre los productos agroalimentarios 2.0 en la realidad española. La gastronomía siempre será un elemento identificador de las sociedades que tocará todos los sentidos, pero tendrá que contar cada vez más con la tecnología, la innovación, la digitalización o las redes sociales. Es verdad que el sector está sufriendo una especie de esquizofrenia alimentaria respecto a lo exótico y que cada semana aparece un nuevo superalimento del lejano oriente o de una zona a la que solo se puede acceder a lomos de gorilas en la niebla y hemos dejado de darle importancia a lo que tenemos al lado. La misión en este apartado es dar visibilidad a los productores humildes, pues gracias a ellos España está en la cima de la excelencia culinaria: la tradición y la vanguardia se cuecen a fuego lento, pero siempre que se haga con conciencia y responsabilidad económica, social y medioambiental.