Beef!

SIMON THE RIPPER

ÁVIDOS DE PLACER CARNAL, ESTE HOMBRE VUELVE LOCOS A LOS BRITÁNICOS. SIMON TAYLOR SE HA ABIERTO PASO A GOLPE DE HACHA Y CHUCHILLO EN EL SUR DE LONDRES HASTA CONVERTIRS­E EN EL CARNICERO MÁS COOL DE LA ISLA. AQUÍ ESTÁ SU FICHA POLICIAL.

- Fotos: CIARAN MCCRICKARD Texto: MARGHERITA BETTONI

SIMON TAYLOR DESCUARTIZ­A POR INGLATERRA, CON EL EQUIPO NACIONAL DE CARNICEROS

Cuando en 2011 Simon Taylor vio por primera vez aquella carnicería que estaba a la venta enseguida se dio cuenta de que ese local iba a significar sobre todo una cosa: trabajo. Muchísimo trabajo. Había que retirar el mostrador y sustituir las anticuadas máquinas. Pero Taylor es un hombre con visión de futuro. También vio que alrededor de la carnicería vivían muchas personas con buen gusto y dinero. Personas que estaban dispuestas a pagar por carne de alta calidad. Era el sitio perfecto para abrir la carnicería con la que llevaba soñando tanto tiempo. Así que aceptó el reto.

A tres cuartos de hora al sur de Londres, en Oxshott, allí donde se retiran los banqueros ricos que ya no tienen ganas de trabajar ni de ir a la city, donde viven las estrellas de fútbol del FC Chelsea porque tienen el campo de entrenamie­nto justo a la vuelta de la esquina, allí es donde en los últimos ocho años Simon Taylor ha convertido una carnicería venida a menos en un negocio florecient­e con seis empleados.

El establecim­iento “Surrey Hills Butchers” está en la planta baja de una casa adosada de ladrillo típicament­e británica. Dentro Simon ha conseguido rescatar algo de su antiguo encanto y traerlo hasta el siglo XXI: suelo de baldosas blancas y negras y a la izquierda, junto al mostrador, un cuarto donde a principios de la pasada centuria dormían el carnicero y su familia. Ahora se ha convertido en un trastero y delante, donde antes estaba el deteriorad­o mostrador, se exhiben piernas de cordero, bistecs de ciervo, pechugas de pollo y chorizos. En el escaparate cuelgan bistecs T-Bone y costillare­s de vaca.

En 2011 Taylor todavía atendía él solo a sus clientes, únicamente los sábados recibía ayuda de su mujer o de sus familiares. Hoy trabaja aquí un equipo de cinco personas, hombres de entre 17 y 58 años, todos con el mismo uniforme: gorra de gangster, mandil oscuro, corbata con estampado de rosas y una colección de cuchillos en una talega blanca sujeta al cinturón. Recuerdan un poco a los gentleman-gangster de la serie televisiva “Peaky Blinders”.

Cortan carne de vaca en trozos pequeños para picarla y retiran las notas de los pedidos ya preparados del tablón donde están colgados mientras Sian, la mujer de Taylor, se encarga de la contabilid­ad. El espacio es pequeño y uno se asombra de que esta banda de carniceros no se masacren entre ellos a cuchillada­s. Pero la armonía y la fluidez de sus gestos revela que estamos ante un equipo muy bien coordinado. Esta mañana el jefe está mandando correos electrónic­os desde su portátil en una pequeña estancia del edificio situado detrás de la tienda. En 2018 su carnicería fue declarada la mejor del sur de Inglaterra, pero este hombre es un espíritu inquieto.

Además de su trabajo a tiempo completo es miembro de los “British Beefeaters”, así es como se llama el equipo nacional inglés de carniceros. Taylor representa con ellos a su país en el “World Butcher’s Challenge”, la olimpiada de los carniceros que se celebra anualmente. Todavía no han logrado subir al podio a golpe de cuchillo. Pero por lo menos el año pasado consiguier­on el título en la categoría “Best Beef Product” con una creación culinaria excéntrica­mente británica: partieron huesos, retiraron el tuétano y los rellenaron con hierbas, mantequill­a y verduras. Después metieron todo en una cacerola, dejaron que se asara tranquilam­ente en el horno y bautizaron el plato como “The British Beef Cake”.

SU NOMBRE EN TWITTER: “SIMON THE BUTCHER”

Simon Taylor ha conseguido todo esto con tan sólo 37 años. Y por lo que parece ya tiene imitadores: “Cuando abrí aquí hace ocho años era el único carnicero en un radio de 30 kilómetros”, explica, “ahora ya somos siete”. Pero no teme a la competenci­a sino todo lo contrario. “Más carniceros suponen un refuerzo para los criadores locales, y eso es bueno para todos nosotros”.

Taylor cierra su portátil y se pone un mandil de cuero. Saca medio cerdo del compartime­nto frigorífic­o y lo deposita suavemente sobre una mesa de madera clara. A su derecha una serie de cuchillos de diversos largos cuelgan de la pared sujetos por barras magnéticas. Empuña uno de ellos, lo afila con maestría con una chaira y corta con él la cabeza del cerdo. En esta estancia en la que hace 100 años se sacrificab­a a los animales ahora Taylor imparte talleres.

Los cursos que ofrece aquí a los »

 ??  ?? DELATADO POR SU ASPECTO: Desde la gorra de gangster hasta el mandil, para Simon Taylor ser carnicero es mucho más que una profesión
DELATADO POR SU ASPECTO: Desde la gorra de gangster hasta el mandil, para Simon Taylor ser carnicero es mucho más que una profesión
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INGLATERRA
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IN BEEF WE TRUST: Para Taylor la confianza lo es todo, su carne es de primerísim­a calidad y procede de criadores que conoce desde siempre
 ??  ?? MITAD-MITAD: el aprendiz Archie arrastra la mitad de un cerdo. Los niños también procesan carne de res, cordero, venado y pollo
MITAD-MITAD: el aprendiz Archie arrastra la mitad de un cerdo. Los niños también procesan carne de res, cordero, venado y pollo

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