ANSIEDAD, CONVIÉRTELA EN TU ALIADA
LaLa mayoría de las personas, al mencionar la ansiedad, suelen imaginar a alguien con dificultad para respirar, taquicárdica y, sobre todo, en un es-tado es-tado de nervios evidente. Es decir, la ansiedad se supone que se reconoce fácilmente, pero ¿es así?
¿Nervios en la barriga?
Julia llegó a mi consulta hace un año, decía que se sentía inquieta, que le dolía la barriga y no sabía por qué. Había ido al médico en varias ocasiones y le habían descartado cualquier enfermedad grave. Un doctor le aconsejó terapia. Comenzamos Comenzamos a trabajar y enseguida confirmé lo que parecía claro desde el principio: Julia tenía ansiedad. Solo eso. Lo que pasa es que el dolor de barriga es una señal que solo los que han tenido tenido una buena formación, formación, o un buen psicólogo psicólogo que se lo haya explicado, explicado, sabrían reconocer.
Es algo normal, como un “botón de encendido”
El dolor de barriga o las molestias estomacales o los problemas digestivos digestivos suelen ser señales claras de ansiedad, sobre todo cuando se ha desestimado algo orgánico. Sucede porque la ansiedad es una respuesta de activación, de supervivencia.
La ansiedad es buena, lo que falla es que se dispare cuando interpretamos interpretamos una amenaza que no existe. Es un botón que encedemos nosotros mismos sin saberlo. Para entenderlo entenderlo hay que recordar que realmente las personas somos homo sapiens, tenemos aún respuestas primitivas. La ansiedad es la mejor respuesta de supervivencia, nos prepara para luchar o para huir. Se puede pensar pensar que hoy en día no necesitamos huir o luchar; pero sí es real y cierto que sentimos amenazas y peligros. No son leones o enemigos como lo eran hace miles de años. Son los peligros que cada uno pueda tener relacionados con su miedo.
La ansiedad es la expresión de súper miedos
Julia estaba ansiosa desde que empezó empezó en un trabajo nuevo y se sentía sentía muy presionada por su jefe, su “león” era poder ser despedida. Cada vez que tenía una reunión con su jefe, zas, aparecía el molesto dolor dolor de barriga en su vida.
Julia no tenía por qué saber que lo que tenía era ansiedad y no un trastorno trastorno digestivo, igual que yo no tengo tengo por qué saber tratarme un dolor de cabeza intenso, seguramente haré lo que crea que es más lógico para aliviarlo.
Una vez detectado el problema auténtico, auténtico, el real, y también la causa, Julia mejoró notablemente y a día de hoy sigue trabajando en el mismo mismo sitio y con el mismo jefe, pero sin dolor de barriga. Ha aprendido a vivir y a manejar su miedo.
La ansiedad protege y es necesaria. Solo hay que saber cómo funciona y cómo manejarla. Darle al botón cuando toca.
Cómo identificar la ansiedad
Estas son las señales que indican que hay ansiedad, y a veces nunca las relacionarías con ella: Señales físicas: mareo, sensación de hormigueo en las extremidades, dedos fríos, ver puntitos luminosos o visión borrosa, notar sequedad de boca, sudoración repentina y temblores. temblores. Todas estas señales se deben deben a que el corazón bombea más rápido y se acumula más sangre en los músculos y en los órganos principales, principales, de forma que la piel se queda queda más blanquecina y de ahí también también que se tengan las manos o los pies fríos. La visión tiene que ver con la dilatación de las pupilas. El mareo, con la contracción cervical y el menor aporte, pero inofensivo totalmente, de sangre a la cabeza. La sudoración es para enfriar el cuerpo; y los temblores, por la tensión tensión muscular.
Señales psicológicas: sensación de quedarse dando vueltas a algo, de volverse loco o de estar teniendo un ataque al corazón o algo grave. Esto tiene mucho sentido, ya que si de repente empiezo a notar todo esto en mi cuerpo y no sé qué es o de dónde viene, muy probablemente probablemente pensaré que algo grave me pasa. Tiene todo el sentido del mundo. Aunque lo único que me pasa es que algo que he visto o que he pensado me ha asustado muchísimo, y mi cuerpo reacciona.
La clave de la ansiedad es la interpretación interpretación que hacemos de nuestras señales o de lo que pensamos pensamos o anticipamos que pasará. Por eso, los ansiolíticos no sirven ni mejoran la situación.