Respirar MEJOR
Cómo respiras? ASESORADO
¿Alguna vez te has parado a pensar Tu salud depende de ello. Te cuento cómo he conseguido regular mi respiración en un mes. Sigue mis pasos. ¡Te sentirás mucho mejor!
Carlos Velasco
Montes Especialista en psicoterapia respiratoria
Mónica Pérez Ferreiro
S.A.F. Fisioterapeuta en el Hospital Universitario
Ramón y Cajal
Mauricio Olivera CEO Everest Mindful
Thaiboxing
Dr. José María Echave-Sustaeta Jefe de Servicio de Neumología del Hospital La Luz
Libro “Respira” de James Nestor
(Ed. Planeta)
Quién me iba a decir a mí, a mis cuarenta y bastantes años, que en solo un mes y modificando uno de mis hábitos –¡solo uno!– iba a conseguir dormir a pierna suelta, aumentar mi concentración, estar de mucho mejor humor, entrenar con más intensidad, mejorar mis digestiones, aplacar mis nervios…
A qué se debe este gran cambio
Lo único que he cambiado es mi modo de respirar. Y si os preguntáis cómo se me ocurrió, tengo que decir que no fue cosa mía. Todo comenzó cuando mis compañeras me sugirieron escribir un artículo sobre cómo influía el modo en que respiramos en nuestra salud. Había caído en nuestras manos el libro Respira. La nueva ciencia de un arte olvidado, de James Nestor (Editorial Planeta), y no hablábamos de otra cosa.
Cómo respirar mal llega a afectarnos
Y es que lo que explica el libro nos tenía fascinadas. ¿Sabías que nuestros antepasados respiraban por la nariz y masticaban mucho más y de una forma más enérgica que nosotros? Pues parece ser que estas dos simples –o no tan simples– cuestiones mantenían sus dientes alineados y sus mandíbulas más fuertes. Pero con el tiempo hemos ido modificando nuestra biomecánica respiratoria y reduciendo la masticación. Al utilizar la boca para respirar, su estructura ha cambiado, provocando que nuestros dientes tiendan a apiñarse y nuestro mentón esté menos evolucionado.
Respirar por la
boca puede provocar desde fatiga a problemas
digestivos, de sueño e, incluso,
depresión.
Respirar por la boca daña la salud
Estos cambios han hecho que podamos sufrir fatiga crónica, aumento de la tensión arterial, enfermedades digestivas, falta de concentración, depresión, alergias e infecciones respiratorias, alteraciones del sueño como ronquidos, apneas del sueño (que a la vez se relacionan con problemas cardiovasculares), sequedad bucal, mal aliento… Y seguro que la mayoría de estas dolencias no las habríamos relacionado nunca con la respiración.
• En primera persona. Las que me seguís en la revista sabéis que me gusta experimentar lo que escribo, así que “me tocó” comprobar si lo de cambiar la respiración funcionaba…
¿Por qué debes entrenarte en respirar?
¿Sabes la cantidad de problemas que puede traernos no cambiar nuestra forma de respirar? Aquí tienes una muestra:
• Fatiga crónica
• Aumento de la tensión arterial
• Enfermedades digestivas
• Falta de concentración
• Depresión
• Alteraciones del sueño: ronquidos, apneas del sueño, sequedad en la boca…
• Labios agrietados y mal aliento
• Alergias e infecciones respiratorias