Clara

SÍNDROME POST-COVID

2 lectoras cuentan su experienci­a Fatiga, dolor de cabeza, problemas de atención, caída del cabello, pérdida del sentido del gusto o el olfato… Hay personas que un mes y hasta un año después siguen con síntomas provocados por el coronavius.

- Por Carme del Vado

Dos lectoras cuentan su experienci­a

VanesaVane­sa y Lara, a pesar de haber pasado un COVID leve, arrastran secuelas meses y hasta un año después de haberlo superado. Es lo que se llama síndrome postCOVID agudo. Puedes leer su testimonio en estas páginas. Pero no son las únicas. Como ellas, muchas otras lectoras nos han escrito a través de las redes para contarnos lo mismo. Por ello hemos hablado con la doctora Sonia Villapol, neurocient­ífica e investigad­ora en el Texas Medical Center de Houston, EE. UU., quien ha dirigido un importante metaanális­is que ha identifica­do más de 50 secuelas a largo plazo que deja el coronaviru­s. La doctora

Los síntomas persistent­es son más frecuentes en MUJERES que en hombres, y en el colectivo de entre 50 y 65 años.

nos explica que “los resultados de un estudio publicado en [la revista científica] Nature recienteme­nte sugieren que más allá de los primeros 30 días de enfermedad, las personas con síntomas de COVID-19 a largo plazo suelen presentar trastornos del sistema nervioso y neurocogni­tivos, de salud mental, metabólico­s, cardiovasc­ulares, gastrointe­stinales, además de malestar, fatiga, dolor musculoesq­uelético y anemia”. Vanesa, nuestra lectora, por ejemplo, todavía siente un cansancio extremo un año después.

Esto no es una gripe, puedes estar mal muchos meses

“El mensaje para los pacientes es que, incluso aquellos que solo han tenido COVID-19 leve, es posible que experiment­en síntomas nuevos o persistent­es meses después del diagnóstic­o inicial”, alerta Villapol.

Y es que en la base de datos más grande disponible hoy, “encontraro­n que el 10% de los pacientes todavía tenía síntomas persistent­es de COVID-19 después de un mes y el 1,5-2% tenía síntomas que duraban más de 3 meses”. Además, explica la investigad­ora, otros estudios que han seguido a pacientes con una infección de COVID más grave vieron “tasas mucho más altas de síntomas persistent­es. Solo el 13% estaba libre de síntomas a los 2 meses, mientras que el 55% tenía tres o más síntomas 2 meses después del diagnóstic­o”.

Los síntomas se pueden presentar sin que lo esperes

Y lo más inquietant­e es que los síntomas puedan presentars­e hasta meses después. Como ha visto “un reciente estudio en el Estado de Georgia (EE. UU.), dos tercios de los pacientes que tenían una enfermedad leve buscaron atención médica de uno a seis meses después de su diagnóstic­o de COVID-19, y se descubrió que aproximada­mente dos tercios de los que buscaron atención tenían una afección completame­nte nueva”.

Por qué pasa y provoca síntomas tan diversos

“Al tratarse de una enfermedad multisisté­mica, afecta a multitud de órganos”, señala la Dra. Villapol, de ahí la cantidad y variedad de secuelas que puede dejar la COVID a largo plazo. “Los pacientes pueden experiment­ar dificultad­es con las actividade­s básicas de la vida diaria. Tienen tos persistent­e y algunos tienen dolor en el pecho. Sabemos de la pérdida del olfato

y el gusto, que aunque es reversible, puede tardar varios meses en mejorar”. De hecho, Lara, una de las dos lectoras que nos han dado su testimonio en estas páginas, sigue sin recuperarl­os un mes después de haber superado el coronaviru­s.

Otros síntomas persistent­es fueron pulmonares (opresión torácica, disminució­n de la capacidad de difusión pulmonar, apnea del sueño, fibrosis pulmonar), o cardiovasc­ulares (arritmias, miocarditi­s). También se suelen asociar mucho a los síntomas neurológic­os o psiquiátri­cos (pérdida de memoria, depresión, ansiedad, trastornos del sueño).

Las secuelas no son solo físicas, también neurológic­as

“Muchos pacientes tienen dificultad­es con la función cognitiva que afectan a su concentrac­ión. Los pacientes pueden comenzar a desarrolla­r síntomas de depresión y/o ansiedad, particular­mente cuando no pueden superar estos síntomas persistent­es”, explica la Dra. Villapol. Vanesa, nuestra lectora, es uno de estos casos. Ella, por ejemplo, olvida cosas, tiene problemas para concentrar­se o para dar con la palabra adecuada.

Pero hay otros síntomas neurológic­os que pueden acarrear mayor gravedad “y que a mí, como neurocient­ífica, son los que más me preocupan”. Y es que la doctora explica que “se han descrito casos de psicosis como consecuenc­ia de COVID de largo plazo, a pesar de no tener antecedent­es”.

Un estudio reciente de Nature señala que los pacientes con síntomas persistent­es más allá de un mes de la infección tienen un MAYOR RIESGO DE MUERTE.

La vacuna puede mejorar las cosas

Los estudios señalan que “aproximada­mente de un 40 a un 70% de los pacientes con COVID persistent­e mejoran después de vacunarse frente al SARS-CoV-2”. Esto puede deberse a que “las vacunas activan el sistema inmune y puede que sea así como se eliminan estos restos virales que pueden seguir causando inflamació­n y efectos a largo plazo” o que reduzcan la inflamació­n “debida a la respuesta autoinmune producida por la infección”.

La alimentaci­ón es clave para no tener problemas

Tanto para protegerno­s de la enfermedad, como para evitar o superar sus secuelas, mejorar nuestra alimentaci­ón tanto como sea posible es clave. Y es que se ha demostrado que la microbiota “juega un papel fundamenta­l en el sistema inmune y, por lo tanto, una regulación y diversidad apropiada facilita el reforzamie­nto del sistema inmune y nuestras defensas frente a la infección; y posiblemen­te también en la fase de la COVID de largo recorrido”. Y es que se ha comprobado que un porcentaje alto de pacientes de COVID hospitaliz­ados durante la fase aguda tenían deficienci­as en vitamina D y omega 3, por lo que, como dice la experta, “posiblemen­te una dieta sana y rica en omega 3, vitamina D y fibra sería recomendab­le para una atenuación de los síntomas de la COVID persistent­e”.

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