Vacaciones de las vacaciones
SoySoy una romántica empedernida y no me da vergüenza admitir que en ocasiones… devoro literatura romántico-erótica. Hace unos días cayó en mis manos uno de esos libros deliciosos que te lees en dos tardes plácidamente. Estaba ambientado en 1814. La prota buscaba un marido, ya que era su único propósito en la vida: casarse y tener hijos. Hay que ver lo que hemos avanzado en 200 años. Éramos poco más que un mueble, sin derecho a nada. Hemos ido dando saltos de gigante en apenas unas décadas. Aunque aún nos falta mucho camino por recorrer. ¡Tenemos tantos ámbitos en los que seguir avanzando y creciendo! Sin ir más lejos, algo tan cotidiano y anodino como el verano.
Benditas-malditas vacaciones para muchas de nosotras. Nuestras mesas se llenan de comensales (con los que gustosamente queremos compartir nuestro tiempo de ocio) y nuestras tareas se multiplican. ¡Venga, que son vacaciones! Donde comen 4 comen 6 u 8 ¡qué maravilla! Y sí, nuestras parejas son diferentes a las de hace 40 años, pero aun así hay cierto peso de estas “vacaciones” que recae un poco más en nosotras.
Total, que llegará septiembre y suspiraremos aliviadas, y nos diremos con cierta sorna aquello de: “Necesito unas vacaciones de mis vacaciones”.
¿El remedio? Irnos de vacaciones, pero de verdad. Yo cada año lo intento, y algunas veces hasta medio lo consigo.