Melisa, princesa de las ortigas
princesa de las ortigas
El toronjil sobresale del pueblo de las ortigas (ver número anterior de esta revista) como una princesa, y en efecto, antiguamente estaba incluida en él. La cosmética de esta dama son unos olores a limón de lo más noble, que desprende al más leve toque. Es una planta envuelta en perfume. +Cura casi todos los males que pueden sufrir las princesas: el agotamiento cuando se presenta el príncipe, la palidez y la anemia de las Blancanieves y las Bellas Durmientes del Bosque, las penas de amor que atacan al estómago, la matriz y el corazón, los dolores del alma que atacan a los riñones y los nervios. Ella suministra el tan ansiado calor anímico cuando se tiene padres dominantes. La melisa es una planta medicinal perteneciente a la familia de las labiadas, regida por las fuerzas venusinas y como tal administra calor. Por su aspecto exterior se le confunde fácilmente con las ortigas, pero lleva sus llamativas flores labiadas blancas en una corona semicircular, que nos permiten distinguirla de las ortigas sin necesidad comprobar con el tacto su ausencia de propiedades urticantes.
Cada desarrollo foliar del toronjil es coronado inmediatamente por estas flores, y el tallo avanza hacia a la siguiente generación de hojas y flores. Este cambio rítmico se repite hasta veinte veces en el curso del crecimiento de un tallo. El mismo cambio rítmico lo tienen también las ortigas, plantas con efectos curativos sobre los aconteceres corporales rítmicos.
Los trastornos circulatorios y rítmicos del corazón son curados por el toronjil. y equilibra los trastornos rítmicos de la matriz. La matriz es el corazón del vientre, que late una vez por mes.
En la Naturaleza, el proceso venusino se encarna en el cobre, al igual que el proceso de Marte lo hace en el hierro. Pues bien, la ortiga mayor es una planta curativa influida por Marte, reguladora del hierro. Pero la regulacion del hierro en sí, es llevada por el grupo de metales del cobre: níquel, cobre, cobalto, manganeso. El cobre se encuentra en el toronjil, como el hierro en la ortiga mayor. Un Marte sin Venus es a la larga inaguantable, no en vano siempre se han considerado fuerzas en cierto modo polares.
Para conseguir una buena sangre se tiene que hacer terapia que alterne «el cobre» (níquel, cobalto, manganeso) con el hierro. Cuando el hierro no tiene efecto, el cobre puede ser de ayuda. Por tanto, La anemia, palidez y astenia (debilidad general) se tratan durante un mes tomando por la mañana infusión de ortiga mayor y por la tarde infusión de melisa. Sirve al amor, al calor y para capturar las fuerzas destruc-
toras del alma, complementando así el metabolismo del hierro, que conduce a la actividad vigorosa.
Recolección y secado, infusión
La planta debe ser recolectada muy temprano, en los albores de la mañana. De este modo recogemos también toda la frescura del día naciente. l Atada en manojos, se seca a la sombra, colgada de la cuerda de las hierbas. l La tisana de melisa se prepara en infusión y se toma caliente. El agua de melisa Es un acreditado remedio antiguo, propio de los conventos, y se utiliza cuando hay facilidad para el colapso, espasmos de matriz y debilidad del cora- zón, en los espasmos estomacales, cólicos renales, tensiones anímicas... ¡Los monjes y monjas tendrían que elaborar con la ortiga mayor la correspondiente bebida! En todas partes donde el corazón humano esté afligido, curan las ortigas, porque lo protegen del exterior: la ortiga mayor por su activa descomposición y enérgica defensa de los ataques metabólicos sobre el corazón, el toronjil por frenar los procesos nerviosos destructores y el estrés. Igual que el pericardio protege al corazón, las ortigas y el toronjil protegen el órgano más central del ser humano, el corazón.
En el mundo exterior, en la Naturaleza, las ortigas y los toronjiles crecen alrededor de la casa de la granja, el órgano más interior del organismo agrícola. En nuestro mundo interior, en el ser humano, rodean al corazón. La ortiga le entrega protección, la melisa (o el toronjil!) calor y amor. El corazón mismo es fortalecido por el espino blanco. Hablando a nuestro subconsciente en el lenguaje de los cuentos de hadas, en la casa del corazón el toronjil es la princesa, la ortiga el príncipe, el árnica el rey, y el espino blanco la reina.