Cuerpo sano
Mantener las fascias que cubren nuestros órganos, músculos y huesos en forma favorece la flexibilidad y el bienestar general. Te explicamos cómo hacerlo.
Más flexibles, ágiles y sin dolor
Te sientes rígida o flexible? ¿Puedes realizar con facilidad los movimientos que te exigen tus actividades cotidianas? ¿Disfrutas cuando bailas o al practicar ejercicio físico un poco exigente? La flexibilidad es un indicador de bienestar físico y puede mejorarse con estiramientos y ejercicios concretos. Pensamientos y emociones. La flexibilidad tiene, además, un reflejo en el funcionamiento de la mente y las emociones. Es fácil comprobar que las personas con un pensamiento rígido, inflexible, o que reprimen sus emociones muestran falta de flexibilidad y armonía en sus movimientos.
SISTEMA FASCIAL Sostenedor y conector. El grado de f lexibilidad depende en buena medida del estado del sistema fascial, formado por tejidos de diferente densidad, resistencia y f lexibilidad. Este sistema compacta, da forma, compartimenta y estabiliza el organismo. Además, está conectado al sistema nervioso y le informa de las tensiones mecánicas que experimenta nuestro cuerpo. Y por tanto también es un sistema sensitivo que responde a la inf luencia de nuestras emociones.
En la columna. Los tejidos fasciales envuelven los órganos, los músculos y los huesos. En la columna vertebral, la fascia se halla literalmente tapizándola, manteniendo cohesionadas las vértebras y otorgándole, a la vez, f lexibilidad para realizar los movimientos cotidianos.
Y en el cerebro. Desde la columna vertebral, se expanden para formar las meninges, el tejido fascial especializado que recubre y protege el sistema nervioso central (cerebro, cerebelo y médula espinal).
Hidratación. Es importante mantener el tejido fascial bien hidratado y elástico. Las fascias necesitan unas condiciones mínimas para realizar su función de la mejor manera.
Estrés en el vientre. Es sabido que una de las zonas en las que se somatiza el estrés es el vientre. ¿Quién no ha sentido presión e incomodidad en la boca del estómago ante una situación angustiante, triste o amenazadora?
Tensión y encorvamiento. Estas tensiones se suelen experimentar en el abdomen, inciden en la estructura esquelética y la condicionan: se da una tracción que se transmite de los órganos intrabdominales al diafragma, de este al pericardio, las vértebras torácicas y cervicales a través de las cadenas viscerofasciales. El resultado es una tensión interna que induce a encorvarse.
GANAR LIBERTAD
Cadenas miofasciales. Los músculos suelen trabajar agrupados en cadenas miofasciales («mio» significa «músculo») para mantener el cuerpo erguido. Cuando está mal alineado y una cadena trabaja más de lo debido, se tensa y acorta, lo que incide en las cadenas con las que se relaciona, y se reduce la f lexibilidad.
Problemas de base. Por otro lado, un proceso patológico (un esguince mal curado, una cicatriz…) puede alterar la biomecánica del organismo, en cuyo caso es importante contar con un profesional para encontrar y tratar esos núcleos de tensión.
Endurecimiento. Los patrones posturales inadecuados, el estrés prolongado, las intolerancias alimentarias y algunas cicatrices pueden endurecer y deshidratar el tejido fascial. La densificación reduce la f lexibilidad y el rango de movimiento articular.
Reeducación postural. Es imprescindible la reeducación postural en la vida cotidiana (ante el ordenador, en el coche, al caminar…) y realizar ejercicio físico moderado habitualmente. Los músculos tienden a acortarse y contracturarse; al estirarlos regularmente se consigue mantener el conjunto miofascial en buenas condiciones. El objetivo es que el cuerpo pueda expresarse con libertad.