Belleza
Son hidratantes y protectores, dejan la piel suave y acondicionada. Además, pueden cumplir otras funciones. Elige el mejor para ti.
Aceites vegetales
Existen aceites que, por su composición química, tienen tacto seco, es decir, se absorben con facilidad sin dejar sensación grasa sobre la piel. Los aceites de cártamo, de pepita de uva, de macadamia o de avellanas son los preferidos por los masajistas y para elaborar cremas destinadas a pieles grasas.
Bálsamos regeneradores. Los aceites de tacto graso como el aceite de aguacate, de coco, de germen de trigo, de almendras dulces y de onagra se prefieren para elaborar bálsamos y mantecas protectoras y reparadoras, en especial para mejorar la hidratación de las pieles secas y ayudar a regenerar las dañadas.
Mantecas y aceites. De karité, de kokum, de mango o de cacao, las mantecas vegetales aportan gran protección y nutrición.
Aceites antioxidantes. Los aceites de rosa mosqueta, de arándanos y de cáñamo son ideales para tratar pieles maduras y con estrías.
PARA CADA TIPO DE PIEL Todos los aceites vegetales constituyen una alternativa maravillosa a la cosmética convencional. Son fáciles de conseguir y cubren las necesidades de cada tipo de piel, por lo que resultan más personalizados y baratos que muchos productos cosméticos del mercado. Tenlo en cuenta. Para aprovechar a l máximo s us benef ic ios sobre tu piel, ya sea para masajes o para hidratar partes secas de tu cuerpo, es conveniente que sean puros, de primera presión en frío, ecológicos y que no tengan agregados de otras sustancias o aceites minerales que deterioren su calidad. Algunos pueden ser refinados para mejorar su color y olor, como sucede con la manteca de karité,
pero este proceso no le resta propiedades para la piel. Para conservarlos un par de meses más de su fecha de caducidad, guárdalos en un lugar seco, oscuro y fresco.
ENCUENTRA EL TUYO Según tu tipo de piel podrías utilizar los siguientes aceites:
• Aceite de oliva. Es uno de los mejores aceites, porque está en todas las casas y por sus beneficios como bálsamo, tonificante, hidrante y reparador de la piel, las cutículas y el cabello. Gana valor cosmético cuando se maceran en él plantas medicinales como la caléndula o el hipérico.
• Aceite de aguacate. De tacto graso, rico en vitaminas A, D y E, atenúa y retrasa la aparición de líneas de expresión. Regenera los tejidos y mejora las propiedades elásticas de la piel. Su alto contenido en insaponificables, minerales, vitaminas y betacaroteno lo hace ideal para las pieles maduras, secas y deshidratadas, y para el tratamiento de psoriasis, dermatitis, cicatrices y eczemas.
• Aceite de sésamo. De tacto seco, es ideal para masajes y pieles grasas y mixtas. Su composición en antioxidantes insaponificables mejora el nivel de segregación de sebo cutáneo y combate la descamación de las pieles deshidratadas. Favorece el bronceado natural y previene la generación de estrías al ser antioxidante y antirradicales libres. Además, mejora el crecimiento del cabello y lo protege en tratamientos con altas temperaturas.
• Aceite de pepita de uva. Es un aceite de tacto seco, apreciado también por sus valor alimenticio. Ideal para todo tipo de pieles, incluidas las dañadas y maltratadas. Previene el envejecimiento cutáneo y reequilibra la pérdida y absorción de la humedad cutánea. Además, acondiciona el cabello, estimula las fibras de colágeno y elastina, nutre la f ibra capilar y regenera las células que forman el cabello y las pestañas.
• Manteca de kokum. También llamada manteca de mangostino, es un preciado ingrediente cosmético por sus incontables benef icios para la piel y el cabello. Nutritivo y protector, restaura la piel seca y cansada dejándola suave y aterciopelada. Se puede usar para hidratar la piel seca y normal, ya que no deja sensación grasa. Ayuda a combatir las arrugas y estrías. También se emplea en bálsamos labiales, protectores y exfoliantes para rostro y cuerpo.
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