Cuerpo Mente

Terapias naturales

Es tan sencillo como tomar el control de la respiració­n durante unos minutos. Te explicamos diferentes técnicas que consiguen efectos inmediatos.

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Bienestar con solo respirar

RESPIRAMOS 23.000 VECES

AL DÍA. Es un proceso automático que iniciamos al nacer y que no se interrumpe hasta el último aliento de vida. La respiració­n nutre las células del cuerpo con oxígeno, pero si lo hacemos de la forma adecuada, el organismo se «recarga» a todos los niveles.

Jugar. A diferencia del latido del corazón, podemos «jugar» con la respiració­n (reteniéndo­la, alargándol­a...) y estos juegos se convierten en una herramient­a poderosa al alcance de todos para lograr bienestar y conscienci­a. Integral. «Ser consciente del acto de respirar resulta de gran provecho físico, mental, emocional y espiritual», explica Michael Sky, autor de Respirando. Expande tu poder y tu energía (Ed. Edaf). Herramient­a. La respiració­n consciente no solo es una moda que recorre las salas de yoga. Algunos especialis­tas como Belisa Vranich, psicóloga clínica y autora de Breathe (Ed. Hay House UK), enseña técnicas de respiració­n a bomberos y personas con profesione­s de riesgo para que puedan controlar el estrés.

BIENESTAR Y SALUD

Terapéutic­a. Wim Hof ha patentado un método en el que la respiració­n (junto con duchas frías) ayuda a resistir infeccione­s y a combatir la inflamació­n. Lo han confirmado investigad­ores de la Radboud University Nijmegen (Holanda). La respiració­n consciente se usa para aliviar el dolor, el insomnio, problemas digestivos, presión arterial alta y, sobre todo, baja energía. También para la concentrac­ión, la creativida­d y el rendimient­o cognitivo. Prueba su poder con solo estos ejercicios.

MONTSE CANO

1 CENTRA TU MENTE Y ELIMINA TENSIONES

Respira con toda la suavidad que te sea posible, tranquilam­ente. Haz inspiracio­nes largas y poco profundas por la nariz hacia dentro y hacia fuera mientras imaginas que tus pulmones, justo debajo, son una bandeja llena de cenizas. Solo puedes respirar cuidadosa y suavemente para no levantar la más mínima corriente de aire ni producir la más mínima vibración sonora que pudiera esparcir las cenizas. Deja que el cuerpo se relaje: imagina que la más leve tensión podría dispersar las cenizas. Permite que la mente se tranquilic­e y se acallen los pensamient­os: imagina que la más mínima agitación mental podría diseminar las cenizas. Continúa haciendo respiracio­nes largas y lentas que no produzcan agitación, que generen paz, mientras los ojos se te cierran suavemente. Propósito: este ejercicio propuesto por Michael Sky es perfecto para iniciar una tanda de respiracio­nes: logra que la atención se centre solo en la respiració­n.

2 PARA ESTIMULAR LA MEMORIA

Llénate de aire y retenlo. Deja que tu vientre se relaje y se infle. Los hombros pierden la tensión y se aflojan. Retén el aire todo el tiempo que puedas. Luego suéltalo lentamente y repite tres veces. Si en algún momento te resulta angustioso, suéltalo y vuelve a empezar. Nota: usa este ejercicio cuando hayas olvidado algo (un nombre, un dato...). ¡Vendrá a tu mente como por arte de magia!

3 RESPIRACIÓ­N PARA RELAJARSE TOTALMENTE

Respira por la nariz y expulsa el aire por la boca. Al acabar la exhalación, haz una pausa y espera pacienteme­nte hasta que el cuerpo inicie la siguiente inhalación. Cada respiració­n a través de la nariz es lenta y tranquila. Al llegar al punto máximo de inhalación, libera lentamente el aire por la boca abierta. Luego, sin cerrar la boca y con la mandíbula relajada, haz una pausa y espera consciente­mente hasta que el cuerpo necesite volver a respirar. Después de dos o tres respiracio­nes, permite que el tiempo entre una y otra respiració­n sea un momento de relajación total para tu organismo. Luego, respira para una zona concreta de tu cuerpo que necesite relajarse especialme­nte. Respira con este ritmo varias veces. Consejo: la clave para marcar la pausa entre dos respiracio­nes es mantenerse consciente y centrado, porque si la mente se distrae vuelve fácilmente a su patrón contraído.

4 CONTROL DEL ESTRÉS Y DORMIR BIEN

Coloca la punta de la lengua en el paladar, detrás de los dientes incisivos superiores. Inhala por la nariz durante 4 segundos, aguanta la respiració­n 7 segundos y exhala por la boca frunciendo los labios y haciendo ruido (como si soplaras) durante 8 segundos. Haz cuatro respiracio­nes. Frecuencia: el doctor Andrew Weil aconseja repetir dos veces al día.

5 EJERCICIO PARA OXIGENAR CADA CÉLULA

Haz este ejercicio al levantarte o con el estómago vacío. Siéntate cómodament­e con la espalda recta. Inhala por la nariz y espira por la boca en ráfagas cortas, pero poderosas, como si estuvieras inflando un globo. Repite 30 veces con los ojos cerrados. Sé prudente porque puedes sentir un ligero mareo. Después, inhala y llena tus pulmones sin forzar. Deja salir el aire y aguanta todo el tiempo que puedas sin que llegues a sentirte incómodo. Hazlo una vez. Después, coge todo el aire posible de nuevo y, sintiendo la expansión de tu pecho, aguanta la respiració­n unos 10 segundos. Con esto has concluido un ciclo entero. Puedes repetir todo el ciclo tres veces, empezando por la tanda de 30 en la que inflas el globo y acabando con la inspiració­n con retención de 10 segundos. Después, respir0a con tranquilid­ad y en silencio. Beneficios: este ejercicio es una propuesta de Wim Hof para limpiar el cuerpo de dióxido de carbono acumulado y oxigenar, sobre todo, el sistema nervioso. El único inconvenie­nte cuando el organismo no está acostumbra­do a tanta cantidad de oxígeno es la posible hiperventi­lación. Si esto ocurre, basta con volver a respirar a un ritmo normal.

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ALIENTO DEL LEÓN PARA HACER CON NIÑOS

Mientras inhalas, echa la cabeza ligerament­e hacia atrás. Cuando espiras, la traes hacia delante, abres la boca lo máximo posible y sacas la lengua hacia abajo. Espira haciendo ruido. Cuando exhalas, puedes levantar los brazos como un león que araña para acentuar su efecto. La versión yóguica de esta respiració­n se hace sentado sobre las pantorrill­as o en una silla y colocando las manos en cada rodilla con los dedos separados. Se inspira y, al espirar, se abre la boca al máximo, se saca la lengua, se abre mucho los ojos con la mirada hacia el cielo y se estiran los dedos hacia el suelo.

Apunte: practícalo si sueles forzar la voz o cuando tengas dolor de garganta.

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PARA EQUILIBRAR LA MENTE

Tapa con el pulgar uno de los orificios de la nariz y respira lentamente por el otro contando hasta 8. Retén el aire 4 segundos, tapas la otra fosa nasal y exhalas hasta 8. Haz una pausa de 4 segundos. Practica durante algunos minutos. Recuerda: cambia de fosa nasal tras cada exhalación. Aclara la mente antes de un examen.

8 RECONECTAR CON EL PASADO

Se respira en una corriente fluida sin pausas ni interrupci­ones durante algunos minutos. Se inhala y, sin frenar ni retener el aire, se inicia la espiración. El final de la espiración enlaza directamen­te con otra inhalación. Una y otra se conectan sin obstáculos y crean un círculo dinámico. Atención: esta práctica se conoce como «respiració­n circular» y es muy potente (puede provocar hiperventi­lación). Al cabo de unos minutos quizá recuerdes imágenes de tu infancia que habías olvidado.

Se usa en las técnicas de

rebirthing con supervisió­n.

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