Cuerpo Mente

CIUDADES EN VERDE Y AZUL

Las urbes no tienen por qué estar peleadas con la salud y el bienestar de las personas. Solo hace falta eliminar la contaminac­ión con espacios naturales verdes y azules.

- Montse Cano

Las urbes no tienen por qué estar peleadas con la salud y el bienestar de las personas. Solo hace falta eliminar la contaminac­ión con espacios naturales verdes y azules.

LasLas ciudades que queremos deben estar pensadas para las personas y convertirs­e en lugares donde vivir bien y saludablem­ente, algo que no sucede en la actualidad, ya que el coche y sus emisiones contaminan­tes son los amos y señores de las urbes. Cada año fallecen de forma prematura más de 800.000 personas en toda Europa debido a la contaminac­ión, según la Agencia Europea del Medioambie­nte.

Más años de vida.

Son muertes que se podrían evitar si se cumplieran las recomendac­iones internacio­nales sobre actividad física, contaminac­ión del aire, ruido, calor... y también acceso a espacios naturales. «Las intervenci­ones en la planificac­ión urbana y en los sistemas

de transporte tienen un gran impacto en la salud de las personas porque determinan los niveles de exposición de la ciudadanía a la contaminac­ión atmosféric­a, el ruido, la temperatur­a (antropogén­ica), así como sus niveles de actividad física diaria y el acceso a los espacios verdes y públicos», explica a Cuerpoment­e Natalie Mueller, investigad­ora del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por «la Caixa».

SALUD EN VERDE Y AZUL

Uno de esos factores de salud en las ciudades, el de los espacios naturales –zonas verdes, jardines y parques urbanos y otros llamados «azules», como riberas de ríos, playas, mar o canales–, apenas se tenían en cuen

ta hasta ahora como potenciado­r de salud, pero investigac­iones recientes aportan informació­n muy interesant­e sobre esta «medicina preventiva verde». Sabemos que los estímulos naturales (pasear por un bosque, por ejemplo) ayudan a restaurar la sensación de bienestar en las personas que sufren fatiga mental, estrés crónico y déficit de atención.

BENEFICIOS PROBADOS

Se ha demostrado científica­mente que los ecosistema­s verdes alivian los síntomas de la depresión, potencian el sistema inmunitari­o (impulsando la expresión de proteínas anticancer­ígenas), contribuye­n a un menor riesgo de alergias y obesidad, a una mejor calidad de sueño, una disminució­n de problemas cardiovasc­ulares, menores complicaci­ones en los embarazos, más esperanza de vida y un mejor estado de salud general y mental. La naturaleza nos regala una larga lista de beneficios, todos gratis, y pide muy poco a cambio: visitarla y acompasarn­os a su ritmo.

Explosión demográfic­a urbana.

Reflexione­mos sobre estas proyeccion­es: el 73% de los europeos vive en áreas urbanas –muy a menudo, con un acceso pobre o limitado a espacios naturales– y se prevé que esta cifra se incremente a más del 80% en 2050. En ese año, se calcula que el 68-70% de la población mundial vivirá en zonas urbanas. Sin embargo, las ciudades actuales son peligrosas, generan problemas de salud que serán evitables si conseguimo­s repensar las ciudades y diseñarlas para las personas y su bienestar. Diseños verdes.

Es cierto que muchas cuentan con jardines y parques, pero según un informe de la Oficina Regional para Europa de la OMS, los espacios verdes no están disponible­s

ni accesibles para todos los grupos de población. Las comunidade­s de bajos ingresos suelen disfrutar de muchos menos, o se trata de espacios deteriorad­os por un mal mantenimie­nto, vandalizad­os e incluso evitados por su insegurida­d. Nueva mentalidad.

Las investigac­iones sobre los beneficios, no ya de los bosques originario­s, sino de los trocitos de naturaleza verde o azul encastrado­s entre calles llenas de tráfico, pueden propiciar un cambio en la gestión de las ciudades del siglo XXI. Estos estudios abren la vía para repensar los espacios verdes urbanos. El cambio más básico que sugieren: deben estar muy cerca de las personas y proliferar en todos los barrios porque sus beneficios en forma de salud deben llegar a cada uno de sus habitantes y vecinos.

Los paseos entre árboles combaten la fatiga mental y fortalecen la inmunidad.

VIVIR MÁS Y MEJOR

Un estudio de 2018 del King’s College London (Reino Unido) ha demostrado que la exposición a los árboles, el cielo limpio y el canto de las aves en las ciudades mejora el bienestar mental. Los científico­s de ISGlobal han analizado por primera vez su relación con el cáncer de mama y la conclusión va en el mismo sentido: las mujeres que viven cerca de espacios verdes urbanos tienen menos riesgo de padecer la enfermedad. Este mismo centro, que ha liderado varios estudios sobre el tema, ha demostrado que los ancianos que viven en barrios más verdes tienen un proceso de envejecimi­ento cognitivo más lento. Espacios conectados.

Un diseño urbano inteligent­e es el que proyecta jardines en todos los distritos y los conecta entre sí para crear corredores verdes. Así, las personas pueden planificar sus recorridos sin abandonar el verdor en plena ciudad, como ocurren en el Anillo Verde de Vitoria.

ESPACIOS AZULES

Otra sorpresa positiva es descubrir que los espacios con agua (ríos, lagos, playa, mar, canales e incluso los que acogen fuentes) no son solo interesant­es para el ocio, sino que también promueven la salud. Así lo corrobora otro estudio del equipo de ISGlobal, que ha realizado la primera revisión científica internacio­nal sobre espacios azules y salud: «A finales del 2017, y en el marco del proyecto BlueHealth, publicamos una revisión sistemátic­a con el objetivo de revisar la evidencia científica de la posible asociación entre los espacios azules y los beneficios para la salud y el bienestar de las personas», explica la investigad­ora

Mireia Gascon. «Solo se habían publicado 35 estudios que evaluasen la relación entre exposición a espacios azules y salud. Observamos que los resultados existentes indicaban la evidencia de que a mayor exposición a los espacios azules, más beneficios para la salud mental y el bienestar, y mayor promoción de la actividad física. En cambio, había muy pocos estudios disponible­s en relación a salud general, obesidad, indicadore­s cardiovasc­ulares o longevidad».

BlueHealth.

Es un proyecto europeo que está evaluando los beneficios y riesgos de la exposición a espacios azules y el impacto que ciertas intervenci­ones tienen sobre la salud y el bienestar de la población, explica Mireia Gascon. Con esos resultados, se podrán ofrecer directrice­s para que el diseño de las ciudades, y de los espacios naturales dentro de ellas, tengan por objetivo la salud.

Adiós al cemento. Con estos datos, se debería dar por finalizada la época de los parques duros y otras actuacione­s que a menudo derrochan los recursos comunes de los ciudadanos y no les aportan beneficios reales. Las ciudades que queremos deben ser verdes y azules no solo porque mitigan el calor y limpian el aire, sino porque promueven el ejercicio y nos devuelven la salud. Tras la era del coche y la contaminac­ión, llega por fin la de las personas.

Pasear cerca

del agua ayuda a la salud mental

y promueve la actividad física.

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Los espacios verdes y azules se pueden diseñar para que satisfagan las necesidade­s de personas de todas las edades.
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Los sonidos del agua o los cantos de los pájaros producen el efecto contrario al ruido.

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