REGULAN LA EXPRESIÓN DE LOS GENES
TÉ VERDE.
La epigalocatequina-3-galato regula los genes supresores de tumores y, al mismo tiempo, reduce la actividad de los genes promotores de tumores. Por eso, esta sustancia se asocia con una incidencia reducida de cáncer de mama.
COLES.
Los indoles e isotiocianatos de estas crucíferas ayudan a proteger las células de daños en el ADN y a desactivar carcinógenos, inducen la muerte celular (apoptosis), tienen efectos antivíricos, antibacterianos y antiinflamatorios.
UVA.
Resveratrol y pteroestilbeno son sustancias que producen plantas como la vid para protegerse de las infecciones. Tienen propiedades anticancerígenas, antiinflamatorias y antiaterogénicas, y pueden frenar y revertir el declive cognitivo.
CÚRCUMA.
La curcumina destaca por sus funciones antitumorales, antixoxidantes, antiinflamatorias y neuroprotectoras. Favorece la apoptosis de las células tumorales sin dañar las células sanas. Puede mejorar la salud mental de los mayores.
SOJA.
La genisteína regula los genes supresores de tumores y reduce la actividad de los genes promotores de tumores. Previene la obesidad inducida por la dieta al regular los genes involucrados en el metabolismo de los lípidos.
MANZANA.
Los polifenoles que contiene previenen la obesidad inducida por genes, lipólisis y oxidación de ácidos grasos. En el cuerpo fermentan y activan bacterias de nuestro sistema digestivo, creando metabolitos con efecto antioxidante.
ACEITE DE OLIVA.
Reduce la expresión de los genes relacionados con la inflamación y el aumento del tejido graso. Eleva los niveles del colesterol «bueno» y reduce los del «malo», y su consumo protege contra el riesgo cardiovascular por la edad.