YOGA PARA NIÑOS UNA DIVERSIÓN MUY SALUDABLE
Acercar los beneficios de esta milenaria práctica a nuestros hijos puede contribuir a que en el futuro sean adultos más conscientes y felices.
Cada vez es mayor el número de adultos que practica yoga debido a los innumerables beneficios físicos y mentales que les aporta. Y si para nosotros esta práctica es tan buena, ¿por qué no debiera serlo también para los niños? Niños sobrecargados. En la actualidad los niños realizan muchas actividades extraescolares (danza, inglés, arte, deporte…) que les dejan muy poco tiempo para el ocio. Estas rutinas conducen a que también ellos padezcan estrés, algo para lo cual el yoga es una alternativa ideal: un momento de relajación que mejora su predisposición a la hora de enfrentarse a los desafíos cotidianos. Mayor autoconfianza. A través del yoga los más pequeños aprenden a concentrarse de manera lúdica con ejercicios que mejoran su sentido del equilibrio, motricidad y salud física. Además, el hecho de asistir a clases en grupo les ayuda a desarrollar sus habilidades sociales y mejora su autoconfianza. Para los preadolescentes, la práctica de yoga es un recurso eficaz para afrontar las turbulencias propias de ese momento de sus vidas. Aprender a respirar. Durante las clases, los niños toman conciencia de su respiración y aprenden técnicas para profundizar en esta herramienta poderosa para la gestión del estrés y las emociones. Muchos médicos y pediatras recomiendan la práctica de yoga a niños con hiperactividad, pues el trabajo con su respiración calma y relaja el sistema nervioso.
JUGAR A TRAVÉS
DEL YOGA
Momentos felices. Las clases de yoga para niños son muy distintas de las sesiones con adultos porque se trata de que se diviertan, disfruten y se sientan libres y felices. Para conseguirlo, los profesores utilizan canciones, bailes, dibujos, cuentos o disfraces a través de los cuales integran las asanas o posturas y los ejercicios de respiración.
Una actividad global. El trabajo con ellos es completo, se estiran, respiran, se relajan, crean, comparten y disfrutan de los beneficios del yoga, a la vez que entran en contacto con la música y el movimiento y hacen manualidades o teatro. Suelen finalizar con alguna relajación guiada.