50.000 euros en total a cada familia,
según la fundación feniss
te à l’Obsolescence Programmée (HOP) realizó recientemente un crowdfunding para poder llevar a los tribunales a la empresa Epson.
TÁCTICAS MALICIOSAS Cuánto nos cuestan. Usar materiales de baja calidad es una de las trampas, pero hay más: «La introducción de una debilidad, una terminación programada o prematura de una limitación técnica, la imposibilidad de reparar o la incompatibilidad», como explica la Fundación Feniss, que asegura que estas tácticas cuestan a cada familia unos 50.000 euros a lo largo de su vida. Electrónica irreparable. Un móvil podría durar hasta doce años si el diseño y los materiales fueran los adecuados. Sin embargo, de media, los españoles cambian de teléfono cada 20-30 meses. Y en general, los móviles apenas superan los dos-tres años de vida útil.
Sin recambios. «Antes al móvil se le podía sacar la batería, la pantalla, y ahora no se puede hacer prácticamente nada», explica Julio Barea, de Greenpeace. «Si se te rompe el cristal, tienes que comprar uno nuevo. Parece un error de diseño, pero no lo es como tal. Habría que diseñar los aparatos para que sus componentes se puedan reparar y sustituir fácilmente. Debería haber recambios porque esto generaría un negocio alternativo y sostenible. Pero no interesa». Actualizaciones sin fin. De hecho, la informática ha introducido una variable casi endiablada en la obsolescencia acelerada: las actualizaciones de sistemas operativos, hardware y apps es constante y