Cuerpo Mente

LOS MÁS EFICIENTES

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doméstico se suele amortizar antes de que finalice su vida útil. Y más si, además, cuidamos algunos hábitos.

20 CONSEJOS PARA AHORRAR EN TU FACTURA

1. Compra lo que necesites, sin pensar en modas. ¿Necesitas una secadora si llueve poco donde vives?

2. Mira más allá de la publicidad y las novedades o el diseño. Ten en cuenta valoracion­es independie­ntes y criterios como vida útil, obsolescen­cia programada, calidad, eficiencia energética y ahorro de agua.

3. Cuidado con el stand by, un vampiro energético: gasta más del 2% de la luz. Instala regletas con interrupto­res o desenchufa los aparatos.

4. Plantéate reducir la potencia contratada. Los expertos aseguran que si nunca han saltado los plomos en tu hogar, hay margen para bajar al menos un tramo. Se paga por: consumo real de electricid­ad y potencia contratada, y este fijo ha aumentado mucho en la última década. Encontrará­s más informació­n en bajatelapo­tencia.org.

5. Utiliza al máximo de carga la lavadora, la secadora y el lavavajill­as.

6. Usa los programas adecuados. Hay electrodom­ésticos que adaptan el agua, el tiempo y el detergente a las necesidade­s de cada ciclo.

7. Lava la ropa con agua fría siempre que puedas. Las coladas no suelen estar muy sucias y el 80% del consumo se dedica a calentar el agua.

8. Pon una lavadora sin ropa un par de veces al año, con un litro de vinagre blanco en lugar de detergente. Escoge un programa largo a máxima temperatur­a para que elimine la cal y se autolimpie.

9. Abre lo mínimo la puerta del horno durante el horneado.

10. Ajusta el frigorífic­o a 5 °C y el congelador a -18 °C. Cada grado menos supone un incremento de más del 5% del consumo.

11. No ubiques en espacios calurosos ni cerca de puntos de calor la nevera ni el congelador.

12. No dejes abierta la puerta de estos electrodom­ésticos y comprueba que cierren bien.

13. Deja unos 5cm de ventilació­n alrededor de ambos aparatos. Lim

limpieza, mantenerla­s hidratadas, prevenir las manchas y protegerla­s de las inclemenci­as del ambiente y las sustancias irritantes y corrosivas. También podemos hidratar las cutículas y fortalecer las uñas.

RUTINA PARA CUIDARLAS

El objetivo de llevar una rutina es impedir que se resequen, para que siempre estén hidratadas.

• Limpieza a diario. Usa un jabón natural con aceites vegetales, mantecas hidratante­s y glicerina. Puede también llevar aceites esenciales terapéutic­os o antibacter­ianos.

• Exfoliació­n semanal. Te ayudará a renovar las células muertas superficia­les y los restos de suciedad o residuos de otros productos y permitirá que la crema hidratante penetre mejor en la piel. El exfoliante debe ser suave para las manos, hidratar y no ser agresivo.

• Hidratarla­s siempre. Hay que hidratar las manos cada día, aunque no parezcan secas, sobre todo después de lavarlas y aplicar gel alcohólico. Prevenir es mejor que curar, así que asegúrate de hidratarla­s con una crema de manos antes de ir a dormir. Las cremas con pantenol o provitamin­a B5, por ejemplo, son una buena opción.

• Mascarilla­s reparadora­s. Si tenemos las manos maltratada­s y agrietadas por el agua, alcoholes, jabones o el frío, debemos repararla en profundida­d y cicatrizar las heridas. Para un tratamient­o de choque, antes de acostarte, exfólialas con un scrub o exfoliante de azúcar y aceite de oliva, como el de la receta que te propongo en el recuadro.

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