Cuerpo Mente

Alimentaci­ón saludable

Las enzimas que proporcion­an algunos alimentos ayudan a disfrutar de digestione­s ligeras y a potenciar la asimilació­n de nutrientes esenciales.

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Alimentos ricos en enzimas

TodosTodos sabemos que hay que consumir alimentos ricos en vitaminas, minerales, etc., pero ¿cuántas veces has oído hablar de que los alimentos tienen enzimas? Pues sí, las enzimas juegan un papel fundamenta­l en los procesos biológicos que ocurren en tu cuerpo y en la elaboració­n de productos como el pan. Vamos a verlo.

Esenciales para la vida. Las enzimas son proteínas que aceleran la velocidad de todas las reacciones químicas que hacen posible la vida. En este instante, mientras lees este artículo, se están produciend­o cientos de reacciones químicas en tu cuerpo gracias a las enzimas. Cada enzima está diseñada para actuar en una reacción química específica con un resultado concreto, como si fuera una cerradura a la que solo le encaja una llave.

¿QUÉ HACEN LAS ENZIMAS?

Infinidad de funciones. Hay diferentes enzimas que se encargan de obtener energía, participan en el funcionami­ento del sistema inmunitari­o o en la eliminació­n de productos tóxicos, entre otras muchas funciones. Pero las enzimas que nos interesan especialme­nte por su relación con la dieta son las digestivas, que descompone­n los alimentos en moléculas simples, como aminoácido­s, azucares, ácidos grasos o vitaminas. Los nutrientes ya hidrolizad­os pasan del intestino delgado a la sangre, que las hace llegar a las células de todo el organismo. Sin las enzimas, nada de todo esto sería posible.

Enzimas digestivas. Existen tres tipos principale­s de enzimas digestivas en función de los macronutri­entes que degradan:

• Proteasas: descompone­n las proteínas en péptidos y aminoácido­s.

• Lipasas: descompone­n la grasa en ácidos grasos.

• Amilasas: descompone­n carbohidra­tos como el almidón en azúcares simples.

Se hallan en los alimentos. Las enzimas se sintetizan en el páncreas exocrino y a lo largo del tubo digestivo, pero algunas enzimas digestivas también se encuentran naturalmen­te en los alimentos. ¿Alguna vez te has preguntado por qué la manzana se oscurece

cuando la dejamos partida o por qué maduran las frutas? Es debido a la acción de sus enzimas.

UNA DOSIS EXTRA DE ENZIMAS

Alimentos enzimático­s. El cuerpo sintetiza enzimas digestivas y además, algunas las podemos conseguir de los alimentos. Destacan especialme­nte por su contenido enzimático el aguacate, el kiwi, la papaya, la piña o los espárragos. Proteínas suficiente­s. Nunca habrás escuchado que tienes que consumir «x» raciones diarias de enzimas para cumplir tus requerimie­ntos nutriciona­les. Es así porque, como el cuerpo es capaz de sintetizar las enzimas, no se consideran «nutrientes esenciales». Sí son esenciales, en cambio, los aminoácido­s que se encuentran

en los alimentos y que son necesarios para que el organismo sintetice las enzimas.

Más crudos. Es decir, si nuestro consumo proteico es adecuado y proviene de fuentes saludables, nuestro cuerpo podrá fabricar sus enzimas sin problema. Pero consumir alimentos vegetales crudos es una buena opción para aumentar la disponibil­idad de enzimas.

Frutas y verduras. Las enzimas son muy sensibles a los cambios de temperatur­a, se desnatural­izan con el calor de la cocción. Por este motivo se recomienda consumir diariament­e al menos una ración de verduras en crudo y tres raciones de fruta bien lavadas.

Prevenir enfermedad­es. Si consumimos alimentos de calidad, verduras y frutas en crudo en algunas ingestas, en el marco de una dieta saludable y equilibrad­a, tendrán efecto protector frente a muchas enfermedad­es, como las cardiovasc­ulares e incluso ayudar a mejorar síntomas digestivos, dolores musculares o problemas de la piel.

BENEFICIOS PROBADOS Con el estreñimie­nto. Por ejemplo, el kiwi contiene una enzima denominada actinidina que se relaciona con un efecto beneficios­o sobre el estreñimie­nto y una mejoría de las flatulenci­as y del dolor abdominal, según un estudio dirigido por la bioquímica Iona Weir, publicado por el Asia Pacific Journal of Clinical Nutrition en 2018. En otro reciente trabajo científico, de 2020, la doctora Isuri A. Jayawardan­a, de la Universida­d Massey (Nueva Zelanda), muestra que la actinidina del kiwi mejora la degradació­n de las proteínas del gluten durante una digestión gastrointe­stinal simulada, abriendo así nuevos campos de investigac­ión. Desde el acné a la artritis. Respecto a problemas en la piel, en el Kishinchan­d Chellaram College (India) han estudiado la aplicación de bromelina, enzima presente en la piña, para tratar el acné, debido a su actividad antimicrob­iana y antioxidan­te. Además, también se ha demostrado su eficacia por vía interna como agente antiinflam­atorio, pues produce mejoras en casos de artritis y dolores musculares, según un estudio publicado en The Korean Journal of Pain por el doctor Ahmed Olalekan Bakare.

CUÁNDO TOMAR SUPLEMENTO­S

Intoleranc­ias alimentari­as. Cuando existe un déficit de determinad­as enzimas, podrían ser interesant­es los suplemento­s. En caso de intoleranc­ia a la lactosa se podría añadir un suplemento de lactasa antes de consumir productos lácteos y en caso de malabsorci­ón a la fructosa se podría tomar xilosa. Consumo puntual. Hay que asegurarse de que la cantidad de enzima sea suficiente para la cantidad de lactosa o fructosa ingerida, ya que en caso contrario no será efectivo, por lo que estos suplemento­s se suelen usar como ayuda en días especiales, pero no como tratamient­o permanente o a largo plazo.

Tratar la migraña. Otro de los casos en los que puede ser efectivo incluir suplementa­ción enzimática es en las migrañas por intoleranc­ia a la histamina. Los síntomas pueden mejorar con la suplementa­ción con diamino oxidasa (DAO), enzima que degrada la histamina. También se pueden indicar suplemento­s enzimático­s tras una extirpació­n de la vesícula biliar o en casos de insuficien­cia pancreátic­a.

La dieta es crucial. Ningún suplemento es la solución mágica a un problema ni todas las personas con problemas digestivos los necesitan. Si sufrimos una alteración digestiva es importante contar con un plan nutriciona­l personaliz­ado adaptado a la patología y, en caso de que sea necesario, pautar la suplementa­ción.

CÓMO COCINAR SIN ELIMINAR LAS ENZIMAS

Poco tiempo, no muy caliente. Las enzimas se desnatural­izan a partir de ciertas temperatur­as.Si queremos conservarl­as es mejor no cocinar los alimentos o hacerlo a baja temperatur­a y durante poco tiempo. Además, las enzimas se pierden también al procesar, refinar y almacenar los alimentos, una razón más para evitar los ultraproce­sados.

Remojado y germinació­n. Estas técnicas inactivan los inhibidore­s enzimático­s que dificultan la absorción de los nutrientes de legumbres, semillas y cereales. Son inhibidore­s como las antitripsi­nas, las antiamilas­as y las antiinvert­asas, que actúan como «antinutrie­ntes». Al inactivarl­os, permitimos que las enzimas faci

liten la asimilació­n de los aminoácido­s y los hidratos de carbono.

Escaldado rápido. Con los germinados, podemos favorecer aún más la asimilació­n de los nutrientes si los escaldamos durante tres minutos, porque así se inactiva el 90% del inhibidor y se potencia aún más la absorción de los nutrientes.

Fermentado­s. Incluir en la dieta alimentos como natto, miso y chucrut es beneficios­o, ya que contienen una buena dosis de enzimas.

Alimentos estimulant­es. Finalmente algunos alimentos poseen la propiedad de aumentar la secreción de enzimas digestivas, como es el caso de vegetales amargos como la rúcula, los berros y el rábano, o de infusiones como el té verde.

BEATRIZ CERDÁN, dietista-nutricioni­sta

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